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Al despedir el año 2021 y estrenar 2022. Solo quiero darte gracias. Un toque de Ti.

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2021 ha sido un año de fuertes aprendizajes.

Memoria agradecida y corazones dilatados: gratitud, pasión y confianza

Queridos amigos de Canta y camina

Al terminar el año 2021 y estrenar el nuevo año 2022 os invito a dos actitudes:

1. Memoria agradecida. Estrenar un nuevo año es una oportunidad para recordar con gratitud el pasado, agradecer lo vivido y desprendernos de lo que no nos ayuda a ser mejores. Esta actitud nos predispone para abrazar lo nuevo, los dones y caminos que Dios nos regala para hacer realidad el mundo el Reino que Él soñó.

2. Corazones dilatados. En estos tiempos tóxicos y recios es necesario conectar con la vida real, vivir con pasión el presente y abrirnos con confianza al futuro. Es muy recomendable potenciar en nuestro cerebro la oxitocina, la hormona de las relaciones humanas, de los vínculos, de la empatía, de los abrazos, de las personas vitamina. Es necesaria la conexión humana y compartir para que se dilate el corazón: verse presencialmente, mirar a los ojos y escuchar sin teléfono delante y sin juzgar, dedicar tiempo a hacer felices a las personas, abrazarse (bastan ocho segundos para bajar el cortisol), hacer nuevos planes y proyectos comunes que ayuden a ser nuevos cada día. Y poner todo en manos de Dios, suplicando: ¡venga a nosotros tu Reino, Señor!

¡Feliz Nochevieja y Feliz Año Nuevo 2022!

José Luis Miguel González, osa

«Recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y abrirnos con confianza al futuro”. 

San Juan Pablo II al comenzar el nuevo milenio: Novo Milenio Ineunte, 1 (6 enero 2001).

🙂 Cómo funciona nuestro cerebro. Marian Rojas Estapé

Intervención de Marian Rojas Estapé, médico psiquiatra, en el XX Congreso CEDE (noviembre 2021) con el lema «La nueva agenda del directivo el efecto de la tecnología y las redes sociales«. En esta conferencia cuenta cómo funciona nuestro cerebro en el apasionante mundo digital en el que vivimos. Minutos 7:35-28:58.

5 claves para no caer en la adicción a las pantallas, por Marian Rojas

Marian Rojas Estapé, médico psiquiatra y autora de libros como «Encuentra a tu persona vitamina» o “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”, cuenta en esta entrevista claves para conseguir ser nosotros los dueños de nuestra atención, y no convertirnos en adictos a las pantallas.

Marian Rojas da algunas claves para no usar las pantallas como una forma de anestesiar nuestras emociones, sobre todo las que consideramos negativas.

  1. Entender que las pantallas son una vía de escape no sana: “Estamos acostumbrando a nuestro cerebro a no poder estar estresado o aburrido”. Y es que las pantallas consiguen anestesiar nuestras emociones negativas y no nos permite experimentar la frustración, el estrés o el aburrimiento.
  2. Empecemos con el autodiagnóstico: Marian nos invita a preguntarnos: “¿Soy un adicto a las pantallas? ¿soy adicto a las emociones intensas? ¿necesito el culto del instante, estar metido constantemente teniendo la última noticia? ¿tengo el famoso “FOMO” (Fear Of Missing Out)?
  3. ¿Cómo transmito este tema a mis hijos?: Marian Rojas nos pregunta: “¿Se dan cuenta ellos de que estamos enganchados a las pantallas?, ¿piensan mis hijos que le doy más importancia a la pantalla (sea por trabajo o por tema personal) que a ellos?”.
  4. Quitar las notificaciones de los dispositivos electrónicos
  5. Conectar con las personas: “Necesitamos aprender a querer a los que tenemos delante quitando los dispositivos”, señala Marian.

Más info: 10 aprendizajes educativos que nos deja 2021

Solo quiero darte gracias

Verónica Sanfilippo – Solo Quiero Darte Gracias – Música Católica

Una oración para despedir el año…

No hay años malos.

Reflexión de Mamerto Menapace.

P.Mamerto Menapace, OSB. Monasterio Benedictino de Sta. Mª de los Toldos. Buenos Aires. Argentina.

Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos.
Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son.
Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad.
Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.
“Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: -a aprender a amar -a dejar huella -a ser felices
En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:
-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento.
El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental.
Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros.
A esta tierra vinimos a cansarnos,……. para dormir tenemos siglos después.
Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero.
Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
-El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores.
Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de los micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día.
Querernos.
Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, almohadones aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.
Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.
Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello.
La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual.
Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa.
Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.
Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la actitud con la cual enfrentemos lo que nos toca.
Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro».

Cielo abierto- Testimonio Celinés Díaz- Un toque de Ti

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“El vacío existencial es la primera causa de ansiedad”. Marian Rojas.

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En estos tiempos tóxicos y recios se necesitan muchas «personas vitamina».

Aprender a mejorar la vida. El buen uso de las redes, diseñadas para ser adictivas.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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