Misión Oraciones

Preparación del Jubileo Ordinario de 2025. Apuntes sobre la oración.

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El Papa Francisco invita a prepararlo desde la oración.

Apuntes sobre la oración.

El papa Francisco invita a preparar el jubileo del año 2025 desde la oración. Por eso se presentan estos Apuntes sobre la oración en haciaeljubileo.com

Subsidio para la oración comunitaria (marzo).

Apuntes sobre la oración (abril). – Subsidio para la oración comunitaria (abril).

Apuntes sobre la oración, segundo libro: “Orar con los salmos»

Decían los antiguos que la oración es la respiración del alma. Y por sí misma hace brotar, crecer y acompañar toda experiencia religiosa.

Entre las innumerables formas de oración, los salmos son la oración de Israel que asume la Iglesia. En ellos todo queda implicado en la alabanza a Dios, desde los animales hasta las estrellas del cielo. Los 150 salmos son como la voz de la esposa Iglesia que habla con su esposo, el Señor. Es una conversación profunda, a veces con dolor, con sufrimiento. Otras con alegría, con esperanza. También con confianza, con acción de gracias. Hay un salmo para cada circunstancia de tu corazón, capaz de expresar a Dios con precisión el sentimiento más profundo que lo habita. Ese salmo es, aquí y ahora, la palabra que Dios quiere escuchar de ti.

En los salmos, además de la oración personal para el diálogo íntimo con Dios, encontramos la oración de la Iglesia que se vive en la celebración, en la liturgia.

El pueblo entero que se reúne para la alabanza a Dios con los salmos es el gran aliento de la humanidad y de la creación, alabando a su Señor y Creador.

Apuntes sobre la oración, tercer libro: “La oración de Jesús”

“La oración de Jesús” es el título del tercer libro de Apuntes sobre la oración. En la página web
“Hacia el Jubileo 2025″ ya está disponible el texto íntegro. Además, se ofrece una síntesis, un podcast descargable, un vídeo y un subsidio para la oración comunitaria en parroquias o grupos

La oración de Jesús recorre todos los Evangelios. Cada una de sus acciones, de los momentos decisivos de su vida, de sus decisiones, van precedidas de una oración constante, filial, confiada, segura.

En estos Apuntes sobre la oración, tres elementos: el contexto, el texto evangélico y la oración de Jesús en primera persona, configuran la estructura de una veintena de pequeñas meditaciones. Cada una de ellas permite ser testigo de la conversación amorosa de Jesús con su Abba, con su padre, y para aprender de ella: sirven para rezar y para aprender a rezar.

Acompañar a Jesús en su oración es aprender a rezar. Aprender a confiar. Aprender a hacer la voluntad de quien quiere lo mejor para nosotros.

Jesús con su oración es maestro de oración.

Apuntes sobre la oración (mayo)

El papa Francisco ha querido que 2024 sea un año dedicado a la Oración para la preparación del Jubileo 2025. Igual que en 2023 se difundieron los Cuadernos del Concilio, la BAC ha asumido el encargo de la Conferencia Episcopal Española de publicar los ocho volúmenes que componen Apuntes sobre la oración. Estos Apuntes se presentan en forma de pequeños libros preparados por el Dicasterio para la Evangelización.

En Apuntes de la oración se irán difundiendo, de marzo a noviembre, los ocho cuadernillos.

Apuntes sobre la oración, cuarto libro: “El viaje en Dios”

Apuntes sobre la oración (junio).

El viaje en Dios” es el título del cuarto libro de Apuntes sobre la oración. En la página web
“Hacia el Jubileo 2025″ ya está disponible el texto íntegro. Además, se ofrece una síntesis, un podcast descargable, un vídeo y un subsidio para la oración comunitaria en parroquias o grupos

Este cuarto libro explora la rica tradición espiritual cristiana, enfocándose en la oración y la meditación. Nos acerca a las experiencias y enseñanzas de santos célebres como Agustín de Hipona, Teresa de Ávila, Tomás de Aquino y Teresa de Lisieux.

“El viaje en Dios” es una invitación a contemplar la relación entre la fragilidad humana y la gracia divina. Nos enseña que la búsqueda de Dios es un camino continuo de conversión, humildad y confianza basado en la oración.

“El viaje en Dios” explora la rica tradición espiritual cristiana enfocándose en la oración y la meditación. Nos acerca a las experiencias y enseñanzas de santos célebres como Agustín de Hipona, Teresa de Ávila, Tomás de Aquino y Teresa de Lisieux.

Estos santos, aunque parecen inalcanzables, revelan en sus testimonios espirituales la sencillez de su oración y su humanidad.

San Agustín, en sus “Confesiones”, nos muestra su lucha interna y su conversión continua, un proceso de transformación y redención constante, apoyado en la oración humilde y confiada.

Teresa de Ávila destaca la simplicidad y humildad en la oración, conversando con Dios con la naturalidad y la sencillez de un amigo cercano.

Teresa de Lisieux, con su “caminito” de infancia espiritual, nos enseña la importancia de la confianza total en la bondad de Dios, que perdona nuestras imperfecciones siempre.

Tomás de Aquino, a través de sus profundas oraciones personales, nos recuerda la centralidad de la humildad y la dependencia y confianza en la misericordia divina.

“El viaje en Dios” es una invitación a contemplar la relación entre la fragilidad humana y la gracia divina. Nos enseña que la búsqueda de Dios es un camino continuo de conversión, humildad y confianza basado en la oración.

No nos desanimemos por nuestras imperfecciones. La oración no requiere complejidad, sino sinceridad y sencillez. A través de esta relación honesta con Dios, podemos encontrar paz interior y verdadera santidad.

“El viaje en Dios” muestra el testimonio poderoso de confianza, lucha y redención de personas normales que alcanzaron la santidad por medio de la oración. Una llamada al encuentro personal con Cristo en medio de la vida cotidiana.

Apuntes sobre la oración, quinto libro: “Las parábolas de la oración»

Apuntes sobre la Oración (julio).

¡Jesús enseñó a orar orando! Es el núcleo esencial de su enseñanza sobre la oración. Con las parábolas sobre la oración Jesús muestra cinco aspectos esenciales en la oración del cristiano.

En la parábola del amigo inoportuno que pide pan para una visita, Jesús enseña a pasar de una oración dictada por la urgencia o la necesidad a una generada por el Espíritu Santo. Con el Espíritu, el Padre da a cada discípulo lo que es necesario para él. La oración es como el pan necesario entregado por el Padre a sus propios hijos.

En la del Hijo pródigo, Jesús enseña que Dios es siempre un padre que busca a sus hijos. Con su misericordia repara la dignidad del hijo pequeño, y al hijo mayor le restablece en su fraternidad. No podemos invocar a Dios como padre si no reconocemos en el otro a nuestro hermano.

En la parábola de la viuda y del juez descreído Jesús nos muestra que la petición de no caer en la tentación está ilustrada por la fe perseverante o constante de la viuda. En las dificultades, la tentación de la fe nos obliga a la perseverancia en la oración.

La parábola del fariseo y del publicano en el templo compara dos tipos de oración. Por una parte, la oración arrogante y narcisista en exceso del fariseo; por la otra, la oración humilde del publicano. La inflexión de la situación demuestra que Dios justifica o santifica al publicano y no al fariseo.

Por último, la breve e incisiva parábola de la higuera que florece cierra las parábolas sobre la oración. La oración llega a su plena maduración cuando por medio de la vigilancia permite al discípulo reconocer los signos de los tiempos o del reino de Dios que se acerca.

La oración es más necesaria que nunca. Por eso, no es casual que en esta última parábola se insista en la vigilancia abierta a la esperanza, en vistas al encuentro con el Señor.

Apuntes sobre la oración, sexto libro: «La Iglesia en oración»

La oración es un misterio profundo, con raíces en el mismísimo Corazón de Dios. Resuena en el eterno himno de alabanza del Cielo, un canto que solo Dios conoce y enseña: el diálogo entre el Padre y el Hijo en la presencia del Espíritu Santo.

En la Iglesia, este diálogo divino se refleja en nuestra oración, un regalo de Cristo a la humanidad que tiene lugar en la Iglesia. Porque Iglesia es la casa del Dios vivo, un espacio de encuentro entre Dios y el hombre, donde la oración es esencial.

Desde la creación del cosmos, la primera “iglesia cósmica”, se celebra una liturgia en la que todo el universo participa. Con la encarnación de Cristo, la Iglesia se fortalece. Es Cristo, Dios hecho hombre, quien realizan la unión de Dios y la humanidad.

A través de Cristo, cada uno de nosotros puede decir “Abba-Padre” y unirse al eterno canto de alabanza. Ser cada uno de nosotros “casa de Dios”; ser lugar del encuentro con Dios, nos permite ser protagonistas de un diálogo personal, cara a cara con el Señor, y ese camino espiritual, nos permite encontrar nuestra identidad más profunda.

La Eucaristía es el culmen de nuestra unión con Cristo, transformando nuestra vida en un continuo acto de alabanza y oración. La oración nos permite vivir en comunión con el Cristo resucitado, aquí y ahora.

En la oración, nos encontramos en las manos del Padre, guiados hacia la plenitud de la Pascua. Unidos en el Misterio de Cristo, nuestra vida se convierte en una eterna alabanza a Dios.

Que nuestra oración sea siempre ese canto de amor y entrega al Padre. Amén.

La Iglesia en oración” (libro)La Iglesia en oración” (resumen) podcast.

Apuntes sobre la oración, séptimo libro: “La oración de María y de los santos»

«La oración de María y de los santos» es el título del séptimo libro de Apuntes sobre la oración. En la página web “Hacia el Jubileo 2025″ ya está disponible el texto íntegro. Además, se ofrece una síntesis, un podcast descargable, un vídeo y un subsidio para la oración comunitaria en parroquias o grupos

«La oración de María y de los santos»

Cuando hacemos oración, María nos resulta una buena maestra de oración. Ella escuchó la voz del Señor y mantuvo diálogos personales de intimidad y profundidad durante la mayor parte de su vida. Para aprender de María, en primer lugar, recorreremos los lugares de su vida preguntándonos lo que nos revelan de la identidad de María y cuáles son los espacios interiores en los que María nos pide vivir en la actualidad.

María escuchó la voz del ángel y acogió la voluntad del Padre. Al encarnar a Jesús crea con él un vínculo maternal y espiritual que le permite vivir siempre en su presencia. Con su vida, María nos enseña a escuchar, a confiar y a decir “sí” a Dios, como lo hizo en la Anunciación.

Belén, la ciudad donde nació Jesús, nos revela el poder de la humildad y la confianza en Dios. Es un lugar pequeño, pero lleno de significado: allí María nos invita a confiar en el plan del Padre.

Galilea, un crisol de culturas y razas, nos habla de la acogida y la apertura. Allí, María vivió en sencillez y nos enseña a aceptar la diversidad y las diferencias con amor.

Nazaret, el pueblo insignificante donde María vivió en el anonimato, es un recordatorio de que, en lo escondido, el Señor obra maravillas. Desde allí, nos invita a mirar la vida desde el corazón, en lo profundo y silencioso.

En cada aparición, María nos llama a acercarnos a su Hijo. Nos guía hacia el interior, a nuestra morada más profunda, donde se encuentra la paz, la confianza y la gracia.

María es madre, maestra y compañera en el camino hacia Dios. Nos coge de la mano y nos conduce al lugar más escondido: el corazón, donde siempre nos espera la presencia de Dios.

Preparando el Jubileo 2025

El papa Francisco ha querido que 2024 sea un año dedicado a la Oración para la preparación del Jubileo 2025. Igual que en 2023 se difundieron los Cuadernos del Concilio, la BAC ha asumido el encargo de la Conferencia Episcopal Española de publicar los ocho volúmenes que componen Apuntes sobre la oración. Estos Apuntes se presentan en forma de pequeños libros preparados por el Dicasterio para la Evangelización.

En Apuntes de la oración se irán difundiendo, de marzo a noviembre, los ocho cuadernillos. 04/10/2024.

La oración de María y de los santos

Cuando hacemos oración, María nos resulta una buena maestra de oración. Ella escuchó la voz del Señor y mantuvo diálogos personales de intimidad y profundidad durante la mayor parte de su vida. Para aprender de María, en primer lugar, recorreremos los lugares de su vida preguntándonos lo que nos revelan de la identidad de María y cuáles son los espacios interiores en los que María nos pide vivir en la actualidad.

María escuchó la voz del ángel y acogió la voluntad del Padre. Al encarnar a Jesús crea con él un vínculo maternal y espiritual que le permite vivir siempre en su presencia. Con su vida, María nos enseña a escuchar, a confiar y a decir “sí” a Dios, como lo hizo en la Anunciación.

Belén, la ciudad donde nació Jesús, nos revela el poder de la humildad y la confianza en Dios. Es un lugar pequeño, pero lleno de significado: allí María nos invita a confiar en el plan del Padre.

Galilea, un crisol de culturas y razas, nos habla de la acogida y la apertura. Allí, María vivió en sencillez y nos enseña a aceptar la diversidad y las diferencias con amor.

Nazaret, el pueblo insignificante donde María vivió en el anonimato, es un recordatorio de que, en lo escondido, el Señor obra maravillas. Desde allí, nos invita a mirar la vida desde el corazón, en lo profundo y silencioso.

En cada aparición, María nos llama a acercarnos a su Hijo. Nos guía hacia el interior, a nuestra morada más profunda, donde se encuentra la paz, la confianza y la gracia.

María es madre, maestra y compañera en el camino hacia Dios. Nos coge de la mano y nos conduce al lugar más escondido: el corazón, donde siempre nos espera la presencia de Dios.

Resumen

Cuando María se aparece por todo el mundo, los lugares donde lo hace tienen unos puntos en común con los lugares bíblicos donde ella estuvo y vivió.

Por eso, cuando hacemos oración, María nos resulta una buena maestra de oración. Ella escuchó la voz del Señor y mantuvo diálogos personales de intimidad y profundidad durante la mayor parte de su vida. Para aprender de María, en primer lugar, recorreremos los lugares de su vida preguntándonos lo que nos revelan de la identidad de María y cuáles son los espacios interiores en los que María nos pide vivir en la actualidad.

Este libro recoge las escasas palabras de María que transmiten los evangelios. O, por decirlo de otro modo, en qué y de qué modo nos enseña María a situarnos en nuestras relaciones delante de las personas y los acontecimientos.

Además, interroga a mujeres, a santas que han tenido una relación única con María. Este texto estará puntuado por frases extraídas del himno Acatisto de tradición ortodoxa. Nos llevarán hacia una nueva y profunda revelación de la presencia de María para cada uno de nosotros.

Los lugares geográficos y espirituales de María.

En la oración, la palabra de Dios recurre constantemente a estos cuatro niveles para llevarnos a un viaje al interior, del mundo exterior o físico al mundo interior.

El primer nivel atañe a nuestra lectura o escucha «literal», es decir, lo que se nos da a leer o a escuchar sin ningún tipo de interrogación. El segundo nivel nos lleva a escuchar bajo la forma de la alusión, la sugerencia o la evocación. El tercer nivel es el nivel de la interpretación o de la aclaración. El cuarto nivel es el nivel de la revelación del misterio.

Los lugares físicos donde vivió y se estableció María no son en absoluto anodinos. Existe un nexo entre la identidad de María y los lugares donde vivió. Si los evangelistas subrayaron estos distintos lugares es porque querían decirnos algo en particular. Por este motivo, nuestro artículo comienza observando las regiones y las ciudades donde vivió María. Este enfoque va a permitirnos acercarnos a ella. Poco a poco nos revelará los distintos significados espirituales de estos lugares y nos introducirá en una relación más cercana y viva con ella.

Por eso, los lugares bíblicos donde descubrimos a María son el primer objeto de nuestro estudio orante. Nos ha parecido importante hacer hablar a los lugares donde ella estuvo, donde se quedó y de los que se fue. Si nos encontramos con alguien por primera vez, le preguntaremos por su ciudad y su casa: «¿Dónde vives? ¿Dónde resides?» El lugar donde vive, así como su nombre forman parte de la identidad de la persona.

El primero es Belén. Belén es importante en la geografía bíblica, es el lugar de origen de David, un pequeño pastor cuyo nombre significa «bien amado». También allí el sucesor del rey David, el Mesías, debía nacer como lo anunció el profeta Miqueas:

«Y tú, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel» (Miq 5,1).

Esta pequeñísima ciudad, calificada también como Efratá, que quiere decir la fecunda, es el lugar donde María dio a luz a Jesús. Vivir con María en Belén es vivir en el conocimiento y la confianza del Padre, en su reconocimiento pleno y total y no bajo el reconocimiento de los hombres que son los que la van a perseguir y expulsar de Belén.

Galilea. Situada al norte de Israel, montañosa y verde, está bañada por el Jordán y bordeada por el lago de Tiberiades. En la época de María encontramos a pescadores, pastores, viñadores y otros cultivadores de olivos, fruta y cereales. Es una región más tranquila que Jerusalén, sometida como Judea y Samaria a la dominación de Roma. La Galilea es a menudo despreciada por los habitantes de Jerusalén.

Vivir en Galilea quiere decir vivir en un lugar de paso, de mestizaje y de diversidad donde nada es monolítico. Es un lugar donde la diferencia es vivida simplemente en la aceptación y la acogida. Es la región de los inicios, de los comienzos, donde todo está por recibirse y por construirse, lejos de la opinión de los poderosos de Jerusalén.

En la región de Galilea aparecen tres pequeñas ciudades en los relatos evangélicos: Cafarnaúm, Caná y Nazaret.

En Nazaret de Galilea. Nazaret es el lugar de la juventud de Jesús, con María y José. En el momento de la Anunciación, María y José vivían en Nazaret, pero no se sabe si era su lugar de origen (Lc 1,26; Lc 2,4 y Lc 2,39). A su regreso, después de la huida a Egipto, José regresa a Nazaret con su familia (Mt 2,23). Jesús crece y pasa una gran parte de su vida allí (Mt 4,13; Mc 1,9; Lc 2,51; Lc 4,16). Ahora bien, la ciudad solo es mencionada nueve veces en toda la Biblia. Un pueblo que no se menciona en absoluto en todo el Antiguo Testamento. Nazaret no aparece en las profecías ni en los libros históricos y los salmos. Un lugar desconocido, donde no pasa nada: ninguna huella. (A menudo, las apariciones de María tienen lugar en pueblos perdidos en la montaña o en los campos: Fátima, la Salette, Tepeyac, Champion, Igrista, etc.). Nazaret es un pueblo desconocido, escondido e incluso insignificante.

Las palabras de María.

María, cuya voz oímos tan poco en los evangelios, pronunció siete frases. Están acompañadas de actitudes gestuales y posicionamientos interiores. Nos toca a nosotros captarlas con los oídos del corazón para acogerlas y «conservarlas» en lo profundo de nuestro corazón.

¿Cómo será eso? La primera palabra expresa la necesidad de María de conocer la promesa del Señor de modo completo. Al aceptar lo que le anuncia el ángel, María no solamente aparece como una colaboradora del Señor, sino que también muestra su confianza y su inmenso valor ante de los riesgos que representa lo que se le ha comunicado. Su vigor y su fuerza son los de un patriarca, no abdica su razón y no confía ciegamente. En cierto modo, se «enfrenta» al ángel con su interrogación: «¿Cómo?».

Hágase en mí según tu palabra. Después del «cómo» de María hemos decidido seguir con la segunda parte de la frase que concluye este relato: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». María pronuncia así un sí sin reservas ni condiciones. María da su consentimiento a esta llamada. Con esta respuesta nos muestra su confianza total y definitiva. Supera su fragilidad apoyándose en su relación con el Señor. Por eso acoge, consiente y acepta con toda su inteligencia y voluntad. El consentimiento de María es el signo de su libertad liberada. Es liberada del miedo, de la voluntad de control, del miedo a lo desconocido. Porque cuando se pasa el umbral de la confianza radical, se ofrece una libertad mucho mayor: la libertad de poder orientar su voluntad hacia lo esencial,

¿Por qué nos has tratado así? El episodio del niño Jesús perdido en el Templo de Jerusalén lleva a su madre a hablar así. Muchos padres han podido hacer esta pregunta a sus hijos. Esta legítima interrogación no es ni un juicio ni una condena. María, responsable de su hijo Jesús, empieza a vivir una forma de desprendimiento. Ya no puede mantener ni retener a su hijo. Después de tres días de búsqueda angustiosa, María está llamada a asumir una completa novedad que entra dentro del misterio: «Mira, hago nuevas todas las cosas»

María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Para finalizar esta parte sobre las palabras de María en los evangelios, no hemos elegido una frase, sino una actitud interior: ¿de qué modo retiene María las palabras vivas que son los acontecimientos? ¿Y dónde las conserva? ¿Cómo vela en ellas? ¿Dónde las medita?

María nunca está en la reflexión cerebral ni en las interrogaciones mentales. Se sitúa y se posiciona dentro y a partir de su corazón. No está en su cabeza, ni en sus emociones, está en su corazón. La gracia que otorga María a quienes la frecuentan es descender y volver al corazón. Este corazón es el lugar de nuestra más profunda identidad. El silencio interior se experimenta en la oración y la meditación.

Meditar es entrar en el «Paraíso», como ya hemos descrito al inicio de este texto. En efecto, meditar es atravesar los distintos niveles de lectura: en primer lugar, es atravesar la comprensión literal y simple (incluso simplificadora), a continuación, recorrer el segundo nivel relacionado con el símbolo y abrirse de este modo al tercer nivel, el de la búsqueda que hace que entremos en una luz e inteligencia nuevas de las Escrituras, la del corazón, para alcanzar el último nivel, el del secreto de Dios.

María es la que nos enseña a meditar para descender en lo secreto del corazón de su Hijo, el Verbo de Dios.

La meditación de María se practica en la fe, que es una tensión continua hacia el Padre; en la esperanza, que es la certeza de que estas realidades están en nosotros a la espera de ser recogidas ya que la esperanza está relacionada con la presencia del Hijo hacia el Padre; y en la caridad, que unifica ya que es obra del Espíritu de Dios.

Unas mujeres santas y María

Este tercer punto nos transporta hacia otros lugares geográficos y espirituales. Dos  mujeres francesas recibieron la visita de María, en distintos lugares, en distintos momentos, pero siempre con un mismo espíritu de afecto y consolación.

En 1830 se aparece a Sta. Catalina Laburé, María se hace tan accesible porque quiere evitar el temor y el miedo. Ella desea la salvación para cada uno, la curación, la liberación traída por su hijo Jesús. Como cualquier madre, conoce la rebeldía, la vergüenza o la indiferencia de sus hijos. Sus apariciones a Catalina dan testimonio de su fuerza luminosa para implicarnos con ella y hacer que seamos verdaderos hijos del mismo Padre.

Unos años más tarde, en 1858 y en una aldea perdida del sur de Francia, en Lourdes, María se aparece a Santa Bernadette. Le pide que se acerque a ella, pero la niña tiene miedo. Finalmente terminan rezando el rosario juntas. María señala a Bernardette un pequeño regacho de agua al fondo de la cueva. Cuando la niña lo limpia empieza a brotar con más fuerza y la fuente ya no se seca. En la actualidad, sigue manando en Lourdes después de más de 150 años. Se va allí a orar, arrodillarse, confiarse y bañarse en el agua de las piscinas. Esta agua, que no deja de brotar, rebosa como las gracias que la Madre de Jesús quiere darnos. Ninguna restricción ni formalidad ni permiso para poder beber gratuitamente esta agua. Esta peregrinación hacia la fuente pone a prueba al corazón: es la puesta al día de las duplicidades, las traiciones y las mentiras. En el fondo del «pozo», después de haber extraído piedras y lodazal, brotará un poco de agua clara. Una fuente interior de paz, autenticidad y claridad. La pedagogía de María para conducirnos en este camino es la de una madre paciente, sonriente y cercana.

Lourdes habla al corazón y cuenta la vida de Dios.

Hemos abierto la puerta a María para que esté con nosotros y en nuestra casa. También nosotros «recibimos» con el evangelista Juan a María en nuestra casa, gracias a ella encontramos nuestro sitio cada día. Al hacerlo, su presencia se revela a lo largo de sus palabras y sus peregrinaciones. Comparte así con nosotros su ímpetu de vida. Porque María, madre, hermana y compañera, es la que nos coge de la mano a cada uno de nosotros para llevarnos hacia nuevas tierras. Las peregrinaciones hacia las que nos guía se llaman interioridad, confianza y memoria. Todo esto con el fin de hacer nacer en nosotros la vida del Espíritu Santo. Nos lleva dentro de nosotros, al fondo de nuestro fondo, al centro de nuestro ser, a nuestra morada más escondida, a ese lugar del corazón. Es el don que ella nos hace porque allí está ella, siempre. Es el corazón totalmente abierto a la gracia y al Espíritu Santo. Es su identidad.

Apuntes sobre la oración, octavo libro: “La oración que Jesús nos enseñó»

Fuente: conferenciaepiscopal.es

Agustín de Hipona en oración

El testimonio de Agustín de Hipona desvela en Las Confesiones, su profunda relación con Dios a través de la oración. Conocido por su sinceridad y franqueza, san Agustín revela su lucha interna con el pecado, especialmente con la lujuria y la concupiscencia carnal. Describe cómo su juventud estuvo marcada por deseos intensos y una batalla constante para vivir la virtud de la castidad. Su conversión no fue instantánea. A través de sus escritos, Agustín expone cómo Dios lo llevó a una profunda introspección, enfrentándolo con la fealdad de sus pecados y la necesidad de la gracia divina.

San Agustín también reflexiona sobre la naturaleza de la conversión y reconoce que el camino hacia Dios es un proceso continuo de transformación y redención. Incluso después de su conversión, Agustín experimenta caídas y luchas, pero siempre vuelve a levantarse, guiado por la misericordia divina. Su vida hace visible la importancia de la humildad y la constancia en la búsqueda de la santidad: un ser humano que lucha y persevera en su camino espiritual.

Se trata, sin duda, de la conversión continua, un concepto central en la espiritualidad de San Agustín. A pesar de alcanzar una gran intimidad con Dios, Agustín reconoce que su conversión no es un evento único, sino un proceso constante. En sus Confesiones, admite que, aunque ha experimentado momentos de profunda conexión con Dios, sigue siendo susceptible a las tentaciones y las caídas. Sin embargo, estas luchas no lo desaniman; al contrario, fortalecen su búsqueda de la gracia de Dios y su determinación de seguir adelante en su camino espiritual.

Apuntes sobre la oración-noviembre.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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