Familia y vida

Carta de derechos de las Personas Mayores y deberes de la Comunidad.

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Esperanza de vida, envejecimiento activo, cuidados.

Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida; y María Luisa Carcedo, exministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social dialogaron el 20 de febrero de 2024 sobre la Carta de Derechos de las Personas Mayores y Deberes de la Comunidad. Un documento, coordinado por el propio Paglia, en el que académicos y representantes de distintos ámbitos culturales proponen un cambio de paradigma cultural, organizativo y asistencial para concienciar sobre los derechos de las personas de edad avanzada y los deberes de la sociedad de acoger y mejorar esta etapa de la vida.

Presentada en Madrid la Carta de Derechos de las Personas Mayores y Deberes de la Comunidad

Paglia: «Los ancianos han aceptado ser descartados y hay que cambiar esa cultura».

«No podíamos contemplar la tragedia de los centenares de miles de ancianos muertos por la pandemia sin hacer nada, fue la mayor tragedia de aquel tiempo, el covid llegó a Italia y encontró a los ancianos porque nosotros los habíamos descartados antes», señaló el arzobispo italiano

«Es ley que fue aprobada el año pasado por el Parlamento italiano, después de hablar con todos los partidos y de decirles que éramos catorce millones y que todos votábamos. Ningún partido votó en contra», señaló Paglia

«La iglesia tiene una pastoral para los jóvenes, pero para los ancianos, nada, nada», enfatizó el presidente de la Pontificia Academia de la Vida ante el cardenal de Madrid, José Cobo, el obispo de Gatefe, Ginés García Beltrán y el Padre Ángel, que le escuchaban desde la primera fila

«Los ancianos son una fuerza transformadora de la sociedad increíble, pueden hacer voluntariado, enseñando a los niños en muchas cuestiones», remarcó Paglia

«Promover una percepción diferente de la edad anciana, en tres aspectos fundamentales: respeto a su dignidad, a los principios y derechos de una atención responsable y la protección para una vida de relación activa». Ese fue el objetivo de la interesante coloquio que en la tarde del 20 de febrero mantuvieron en la sede de la Fundación Pablo VI, en Madrid, presidente de la Pontificia Academia para la VidaVincenzo Paglia, con la exministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, moderado por Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI.

Se trataba de iniciar -por iniciativa de la Pontificia Academia de la Vida- en España la reflexión a propósito de la Carta de Derechos de las Personas Mayores y Deberes de la Comunidad, un documento elaborado en Italia y coordinado por el propio Paglia, fruto de un proceso auspiciado por el Ministerio italiano de Salud durante la pandemia del COVID-19, y donde académicos, sanitarios y representantes de distintos ámbitos culturales proponen un cambio de paradigma cultural, organizativo y asistencial para concienciar sobre los derechos de las personas de edad avanzada y los deberes de la sociedad de acoger y mejorar esta etapa de la vida.

«No podíamos contemplar la tragedia de los centenares de miles de ancianos muertos por la pandemia sin hacer nada, fue la mayor tragedia de aquel tiempo, el covid llegó a Italia y encontró a los ancianos porque nosotros los habíamos descartados antes», señaló el arzobispo italiano -que englobó esa iniciativa en colaboración con Sant’Egidio- e inició conversaciones con las autoridades italianas en favor del «pueblo de los mejores», como los llamó, «los catorces millones de ancianos que somos en Italia».

«Y así nació esta Carta de Derechos de las Personas Mayores y Deberes de la Comunidad, el total de una nueva concepción de los ancianos, con la idea de crear una ley que atienda a todos los ancianos, donde no se excluya a ninguno, ley que fue aprobada el año pasado por el Parlamento italiano, después de hablar con todos los partidos y de decirles que éramos catorce millones y que todos votábamos. Ningún partido votó en contra», señaló Paglia.

El mandato de la Constitución

María Luisa Carcedo señaló la importancia de las políticas públicas para estas cuestiones «y ahí tenemos que perseverar», y enfatizó el hecho de que la Constitución española obliga a los poderes públicos a atender a los mayores, puesto que son mencionadas en la norma fundamental.

Y en el marco de la Constitución, señaló que se está trabajando en una convención de las personas mayores y «que la sociedad en su conjunto quien debe proveer ese bienestar a las personas mayores, y esa es la clave del sistema público de pensiones».

Sobre la situación de los mayores en España, Carcedo aseguró que «es el colectivo con menos riesgo de pobreza y tiene unas prestaciones de dignidad». «Es un logro como sociedad española, que tenemos que creérnoslo y perseverar en él», apostilló la exministra socialista. «Tenemos que repensar la convivencia y hay que hacerlo con derechos individuales, señaló Carcedo, como conclusión de Sun intervención inicial.

Residencias y pérdida de libertad

Ya en el coloquio propiciado por las preguntas que les lanzó Avezuela, Paglia se mostró rotundamente contrario al imperante modelo de residencias para las personas mayores: «La residencia significa una pérdida de libertad muy fuerte, tenemos que vivir en compañía de los que siempre henos vivido, tenemos miedo de morir solos, es un problema de cultura humanística que es necesario recuperar». Valoración en la que coincidió «plenamente» Carcedo.

¿Pero es sostenible un sistema donde cada vez hay más personas mayores? «Como sociedad tenemos la obligación de ir introduciendo las medidas que sean correctoras del sistema social, es una cuestión de justicia social», señaló Carcedo.

Paglia señaló que el de la soledad es el mayor problema actual en los países desarrollados y se da en todas las etapas, los niños, los jóvenes y los ancianos sufren soledad, por eso hay que reflexionar sobre el sentido de lo humano, por lo que es necesario redescubrir una nueva responsabilidad en todas las edades». 

Sin pastoral de los ancianos

«Los ancianos han aceptado ser descartados y hay que cambiar esa cultura, hay que redescubrir la responsabilidad que los ancianos tienen para transformar la sociedad de hoy», remarcó Paglia, quien quiso mirar también a la Iglesia en este aspecto. «La iglesia tiene una pastoral para los jóvenes, pero para los ancianos, nada, nada», enfatizó el presidente de la Pontificia Academia de la Vida ante el cardenal de Madrid, José Cobo, el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán y el Padre Ángel, que le escuchaban desde la primera fila.

«Los ancianos son una fuerza transformadora de la sociedad increíble, pueden hacer voluntariado, enseñando a los niños en muchas cuestiones», remarcó Paglia, quien pidió luchar contra la cultura del yo.

¿Cuidados paliativos o eutanasia?

Sobre el final de la vida, se planteó la cuestión de la eutanasia o los cuidados paliativos, Paglia señalo que es «una pobreza de pensamiento la que nos conduce a la eutanasia. La gente no quiere morir, quiere no sufrir, por eso nuestra Academia está empeñada en desarrollar de una manera muy fuerte los cuidados paliativos como acompañamiento a las personas, rechazando el sufrimiento y evitando el encarnizamiento terapéutico». 

«Todos queremos vivir, pero la condición humana es la que es», comenzó su reflexión al respecto Carcedo, quien recordó la existencia en España de los cuidados paliativos, «y este es el contexto, lo que ocurre es que hay algunas enfermedades que, a pesar de los cuidados paliativos hay situaciones de sufrimiento que no se pueden evitar y aquí es donde interviene la ley de la eutanasia, para que la persona decida libremente, porque es un ejercicio de libertad individual».

Fuente: religiondigital.org – José Lorenzo – 20.02.2024.

«La eutanasia es un fracaso». Vincenzo Paglia defiende los derechos de las personas mayores

El presidente de la Pontificia Academia para la Vida y la ex-ministra de de Sanidad, María Luisa Carcedo, debaten en Madrid sobre el papel de los mayores en la sociedad.

Este martes, día 20 de febrero, el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Vicenzo Paglia ha participado en Madrid, en la Fundación Pablo VI, en un coloquio centrado en el papel que juegan las personas mayores dentro de la soledad. En él, ha presentado el texto español de la Carta de los “Derechos de las Personas Mayores y los Deberes de la Comunidad”, un documento con origen en italia y que surge a raíz de la tragedia que supuso el coronavirus.

Algo que a Mons. Vincenzo Paglia le gustaría también para España y el resto de Europa y, por eso, en este coloquio con María Luisa Carcedo, ex ministra de Sanidad y Asuntos Sociales, ambos han buscado los puntos de encuentro para poder invitar a las administraciones y al resto de actores sociales a buscar un nuevo paradigma asistencial, social y sanitario para las personas mayores.

Priorizar la asistencia en casa frente a las residencias

Ambos han coincidido en la necesidad de priorizar la asistencia domiciliaria a la opción por la residencia. “Es aquí donde se mantienen los afectos, los recuerdos”, es el lugar que permite conservar la propia historia y evita que la salud física y emocional empeore, afirma Paglia. Así lo ponen de manifiesto los testimonios recogidos en la Carta y las cifras que hasta ahora manejan en Italia sobre los resultados económicos positivos de esta priorización, que ahorra mucho dinero al estado y que es garantía de mayor vitalidad y mejor salud. “La residencia, dice, supone una pérdida de libertad muy fuerte, hace que la historia vital se termine” y, en muchas ocasiones, se hace contra la voluntad de la persona.

La ex ministra de Sanidad apuesta también por el modelo de asistencia en los domicilios, pero, para eso, afirma, “es necesario repensar cómo coordinar el servicio social y sanitario, buscando el compromiso de la sociedad en su conjunto”, repensar los servicios públicos y la atención a las personas mayores; repensar también su vida activa, retrasando para los casos en los que se pueda la edad de jubilación; y un replanteamiento del urbanismo o una “accesibilidad universal y cognitiva”, entre otras muchas cosas. Todo esto lo reivindicó Carcedo poniendo en valor el articulado legal español en torno a los mayores, el estado del bienestar y las políticas públicas.

La atención a la soledad

Tras sus primeras intervenciones, el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, moderador del coloquio, les preguntó si veían compatible una asistencia domiciliaria como prioridad cuando cada vez está más enquistado en las sociedades el drama de la soledad, que lleva a muchas personas a morir solas en sus propios domicilios.Es verdad que “es el mayor problema de la contemporaneidad”, continuó Paglia, pero lo es en todas las etapas: niños, jóvenes y ancianos.

Por eso, para el presidente de la Pontificia Academia de la Vida “es necesario redescubrir una nueva responsabilidad en todas las edades”. Y eso pasa también porque “los ancianos sean conscientes de que son sujetos políticos, aporten activamente y redescubran una nueva vocación”. El problema es “que los ancianos han aceptado ser descartados”.

María Luisa Carcedo, por su parte, se ha referido a todas estas otras soledades “acompañadas” en las que se encuentran, no solo los mayores, sino también y muy especialmente los niños y los adolescentes que viven pegados a las pantallas o en familias donde no hay conversación. “Tenemos que llegar a la convicción, insiste la ex ministra, de que la convivencia, las relaciones sociales, también contribuyen a mantener la mente activa y evitar esa soledad acompañada”, que es, añade, por su parte, Mons. Vincenzo Paglia, síntoma de una sociedad ególatra, donde se favorece el culto al yo. Por eso reclama “un cambio cultural”, que una a diferentes generaciones y que lleve a construir puentes entre todas las administraciones.

Derecho a unos cuidados paliativos de calidad

El último punto del debate se centró en el derecho de tener unos cuidados paliativos dignos al final de la vida para huir de la eutanasia, que representa, como dice Vincenzo Paglia “un fracaso y una irresponsabilidad para una serie de personas que no quieren sufrir»“La gente no quiere morir, quiere dejar de sufrir” Por eso reclama unos “cuidados paliativos” que apuesten por la vida frente al descarte.

Por el contrario, la exministra Carcedo se mostró claramente a favor de esta ley, que, en su opinión, lo único que hace es “despenalizar al que ayuda a morir”. En cualquier caso, matiza, “no todo el mundo puede hacerla y ha de ser en dos contextos concretos: una enfermedad incurable, sin tratamiento, sin posibilidades de mejora, o un padecimiento”. “Se trataría, en cualquier caso, de un ejercicio de libertad individual y así está escrito en la ley”, concluyó Carcedo.

‘Carta de los Derechos de las Personas Mayores y los Deberes de la Comunidad’

Cuando la pandemia del COVID-19 llegó a Italia los ancianos acabaron llevándose la peor parte. Las cifras no oficiales hablan de centenares de miles de personas mayores que murieron en residencias. “Una auténtica tragedia”, aunque ya “les habíamos descartado antes”, asegura Mons. Vincenzo Paglia, presidente de Pontificia Academia para la Vida.

“No podíamos contemplarla sin hacer nada”, explica. Por eso, a petición del Gobierno italiano, en ese momento con Mario Draghi al frente, se formó una Comisión, presidida por el propio obispo, para evaluar la situación y pensar “en una nueva concepción de los ancianos, con la intención de crear una ley que permitiera la reorganización de su asistencia, sin excluir a ninguno”.

La idea maduró y se materializó tanto en esta carta como en una ley, que fue acogida por los políticos de todo el arco parlamentario, y validada después por el gobierno de Meloni. “Lo que se buscaba no eran técnicos, sino visión”. Y eso es lo que llevó a las autoridades italianas a incluir a la Iglesia en esta reflexión.

Fuente: cope.es – 21 feb. 2024.

Así lideró la Iglesia el nuevo paradigma de atención a las personas mayores en Italia.

Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, propuso al Gobierno de izquierdas durante la pandemia la creación de una comisión para reflexionar sobre el nuevo pueblo de 14 millones de personas mayores

Durante lo peor de la pandemia, Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, mantuvo una conversación de 45 minutos con uno de los ministros del entonces Gobierno progresista de Italia. El ministro de la extrema izquierda, reconoce el obispo italiano. En aquella conversación, Paglia planteó al dirigente la necesidad, al mismo tiempo que se combatía la COVID-19, de crear una comisión para reflexionar sobre un nuevo pueblo: los 14 millones de ancianos.

Y le llama nuevo pueblo, porque todo este caudal humano es resultado del hecho de que vivimos entre 20 y 30 años más. Y, sin embargo, no hay ningún pensamiento sobre él, ni siquiera, dice, «somos capaces de mantener la vida».

El ministro quedó convencido tras el intercambio y decidió ir adelante con la propuesta, pero con una condición: que el Vaticano y, en concreto, Paglia, la liderase.

—Pero yo soy un cura, un obispo, trabajo en el Vaticano…

—Y yo soy el ministro de extrema izquierda. No necesitamos técnicos, necesitamos visión y yo quiero esta visión.

Así, no sin dificultades, pues hubo quien no consideró pertinente que un obispo participase de esta cuestión, la comisión se formó. Presidida por el obispo italiano y con los miembros que él decidió.

Se pusieron manos a la obra. En primer lugar, para entender quién formaba parte de este nuevo pueblo del que hablaba, cómo vivía, cuáles son sus derechos y los deberes de la sociedad con ellos. Y con un grupo de juristas católicos redactó la Carta de derechos de las Personas Mayores y los Deberes de la Comunidad. Un texto que acaba de editar y presentar en España la Fundación Pablo VI, precisamente, con la presencia de Vincenzo Paglia.

El valor de este documento, según se puede leer en el preámbulo, es el siguiente: «Incidir en el ordenamiento jurídico proporcionando al legislador principios y derechos fundamentales que puedan ser reconocidos formalmente en actos jurídicos concretos y, por otro, ofrece indicaciones operativas y organizativas a las instituciones y operadores llamados a ocuparse de las personas».

El primer objetivo se alcanzó el año pasado, con la aprobación de una nueva ley. Se hizo por unanimidad y tras un cambio de Gobierno. A Paglia no le llevó más de diez minutos convencer al nuevo primer ministro.

Todos los ancianos en sus casas

El nuevo paradigma se resume en la siguiente afirmación, tal y como manifestó el propio dirigente vaticano en un diálogo con la exministra de Sanidad de España, María Luisa Carcedo, en la Fundación Pablo VI: «Los ancianos queremos estar en nuestra casa. Es una crueldad que seamos descartados».

Puso encima de la mesa propuestas como la asistencia domiciliaria, la cohabitación, centros de día y aseguró que los mayores viven mejor y, además, de este modo se ahorra dinero a las arcas del Estado, pues tienen que ir menos al hospital.

Toda esta concepción quiere superar el olvido al que están sometidos los mayores e implicarlos en la construcción de la sociedad. De hecho, dejó una frase muy contundente al referirse a la pandemia: «La COVID-19 encontró a los ancianos y murieron porque los habíamos descartado».

En este sentido, los mayores también tienen una responsabilidad, pues tienen que ser conscientes de que son sujetos políticos, eclesiales, económicos… y redescubran una nueva vocación.

Todo este trabajo realizado, presentado este martes, 20 de febrero, quiere extenderse por todos los países de Europa, también en España.

Fuente: revistaecclesia.es – Fran Otero – 21 febrero 2024.

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