Tiempo Ordinario

Atento a nuestras cegueras. XXX Domingo del T. Ordinario. Ciclo B.

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Atento a nuestras cegueras

Mc 10,46-52. Jesús recobró a Bartimeo para el camino del Reino. La meta del ciego no era caer por tantos precipicios escarpados que, con frecuencia, víctima de la oscuridad podía tener casi asegurados. Bartimeo está reservado para alcanzar el amor del Padre, gracias a la ayuda del Hijo y a la guía del Espíritu Santo.

Jesús volverá a enseñar a Bartimeo el camino. En la mejor compañía retoma la ruta de la existencia con más alegría y con la claridad del Corazón de Jesús, que transparenta ternura y misericordia.

Ojalá tengamos la humildad de presentarle nuestras cegueras a Jesús, para que Él las sane y nos haga, de verdad, seguidores, bienaventurados de su Luz. Recuerda: “Levántate, el Maestro te llama”. Él siempre está atento a nuestras cegueras.

Fuente: Dibujo: Patxi Velasco FANO – Texto: Fernando Cordero, ss.cc.

El que quería ver, fue visto – 30º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Mc 10,46-52. Este Evangelio parte de la vida de un ciego que reconoce que lo está, que es incapaz de ver y que desea curarse. Y nos hace replantearnos muchas cosas…¿no estaré yo ciega también? ¿Me dejo mirar por Jesús? ¿La mirada de cuántas personas en mi vida ha significado algo para mí? ¿Le doy la importancia que tiene a cada persona que miro y veo en mi vida? ¿Veo a Jesús en esas personas? Bartimeo y Jesús nos enseñan este domingo lo importante que es ver con el corazón, y sobre todo, que después de haber visto, tenemos que ponernos manos a la obra.

Fuente: Editorial Verbo Divino – EVD.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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