Sacramentos

Pasos hacia la reconciliación y la paz. Medicinas que curan, reparan y alegran.

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Portada: Imagen de la Parroquia de Nuestra Señora de Bellavista, Aljaraque (Huelva). Vía Crucis 2023.

Jesús de Nazaret nos regaló este sacramento para la salud espiritual. Recibámoslo con fe confiada.

Nunca te canses de pedir perdón. Nunca te canses de perdonar.

«Ten piedad de mí, que soy un pecador»

Lc 18,13.

No echar en saco roto la gratuidad de Dios. Aprender a custodiar el corazón

Cuaresma es un tiempo propicio para custodiar el corazón y «no echar en saco roto» la gracia de Dios. «El Señor pasa y nos da el don». Pero es importante «custodiar el corazón para estar atentos a ese don de Dios». Es importante «custodiar el corazón de nuestras pasiones». «El corazón se custodia con la humildad, la mansedumbre» (Papa Francisco). Recibir el Perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación es celebrar la Fiesta de su Amor Misericordioso. ¡Anímate!

José Luis Miguel González, OSA

Tres pasos hacia la reconciliación y la paz

El sacramento de la reconciliación se vive, en muchos casos, de modo insuficiente. En un extremo están quienes por distintos motivos nunca se confiesan. En el otro, quienes lo hacen de modo rutinario, o más desde la culpa y el cumplimiento que desde la conciencia de misericordia. Proponemos estas tres oraciones como forma de prepararse para celebrar el sacramento. Tres pasos para examinar la vida y acoger la invitación a la reconciliación. Una forma de encontrarse con el amor de Dios.

1. La conciencia del mal

1Sam 12, 1-7

El Señor envió a Natán. Entró Natán ante el rey David y le dijo: «Había dos hombres en un pueblo: uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, tomó la cordera del pobre y convidó a su huésped».
David se puso furioso contra aquel hombre, y dijo a Natán: «¡Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! No quiso respetar lo del otro, pagará cuatro veces el valor de la cordera». Entonces Natán dijo a David: «¡Eres tú!»

2. Examen de conciencia

Lc 15, 11-20

Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo al padre: «Padre, dame la parte de la fortuna que me corresponde». Él les repartió los bienes. A los pocos días, el hijo menor reunió todo y emigró a un país lejano, donde derrochó su fortuna viviendo como un libertino. Cuando gastó todo, sobrevino una carestía grave en aquel país, y empezó a pasar necesidad. Fue y se puso al servicio de un hacendado del país, el cual lo envió a sus campos a cuidar cerdos. Deseaba llenarse el estómago de las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces, recapacitando, pensó: «A cuántos jornaleros de mi padre les sobra el pan mientras yo me muero de hambre. Me pondré en camino a casa de mi padre y le diré: ‘He pecado contra Dios y te he ofendido; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros’». Y se puso en camino a casa de su padre.

3. El perdón

Lc 15, 20-24

El hijo se puso en camino a casa de su padre. Estaba aún distante cuando su padre lo divisó y se enterneció. Corriendo, se le echó al cuello y le besó. El hijo le dijo: «Padre, he pecado contra Dios y te he ofendido, ya no merezco llamarme hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus criados: «Enseguida, traed el mejor vestido y vestidlo; ponedle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traed el ternero cebado y matadlo. Celebremos un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado». Y empezaron la fiesta.

Fuente: rezandovoy.org

Catequizis 32 – Mi primera confesión – Juan Manuel Cotelo

Pablo Alborán – Perdóname (con Carminho)

El sacramento de la confesión en el cristianismo primitivo.

El sacramento de la confesión era parte esencial de la vida de los cristianos de los primeros siglos. Un ejemplo es lo que dice san Agustín:

“Cuando hayas sido bautizado, guarda una buena vida en los mandamientos de Dios para que puedas conservar tu bautismo hasta el final. No os digo que viviréis aquí sin pecado, pero son pecados veniales de los que esta vida nunca carece. El bautismo fue instituido por todos los pecados.

Para los pecados leves, sin los cuales no podemos vivir, se instituyó la oración. . . . Pero no cometáis aquellos pecados por los que tendríais que ser separados del cuerpo de Cristo. ¡Dios nos libre! Porque aquellos a quienes ves haciendo penitencia han cometido delitos, ya sea adulterio o alguna otra enormidad.

Por eso están haciendo penitencia. Si sus pecados fueran leves, bastaría la oración diaria para borrarlos. . . . En la Iglesia, por tanto, hay tres modos de perdonar los pecados: en el bautismo, en la oración y en la mayor humildad de la penitencia”.

San Agustín de Hipona. Sermón a los catecúmenos sobre el Credo  7:15, 8:16 [AD 395].

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Irene Villa: «Tú decides que perdonas porque quieres ser feliz».

El mayor regalo. Es posible perdonar. Estreno: 9 noviembre.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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