Adultos

Las miradas son un lenguaje, expresan estados emocionales y espirituales.

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¿Qué emociones y estados espirituales expresan los ojos? ¿Cómo saber leerlos?

Saber mirar es saber amar.

Enrique Rojas

Leer las emociones en los ojos podemos hacerlo todos 

Al fin y al cabo, la mirada es la parte del ser humano que más comunica, la que más transmite y con la que conectamos de forma más intensa. Entender todas esas pistas no verbales inscritas en los ojos de los demás nos permitirá intuir, por ejemplo, falsedad, sinceridad o la magia de la atracción.

Decía Bécquer que quien puede hablar con la mirada puede incluso besar con los ojos. Es tal el magnetismo de estos órganos fascinantes que a veces no somos plenamente conscientes de todos los secretos que esconden. Así, algo que saben bien los expertos en comunicación es que, aunque muchos de nuestros comportamientos, actos y palabras pueden filtrarse por los condicionamientos sociales y por nuestra voluntad, la mirada se expresa un tipo de lenguaje que no siempre podemos controlar.

“Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo”

-Friedrich Hebbel-

Si alguien nos atrae la pupila se dilata. También la mirada se ensancha cuando nos sorprendemos, se dirige a una dirección cuando intentamos recordar algo o baja cuando nos quedamos suspendidos en un estado de introspección. Son tantos y tan sutiles los matices que caracterizan el comportamiento de nuestros ojos que siempre es interesante conocer más información al respecto. De este modo, podemos llegar a profundizar en la mente de los demás o a leer sus emociones de un modo efectivo.

Cómo leer las emociones en los ojos

Pensemos en algo durante un momento. Si hay algo a lo que dedicamos una buena parte de nuestro tiempo es a comunicarnos con otras personas. Lo hacemos (casi) siempre cara a cara, buscando el contacto visual del otro, sin embargo, le prestamos una mayor atención al mensaje oral, a la palabra, a la calidad del diálogo.

Cabe decir también que en los últimos años, con la llegada de las nuevas tecnologías y los sistemas de mensajería inmediata, el estilo de comunicación ha cambiado. Ya no necesitamos tener a nadie ante nosotros para decirle algo; ahora, hasta podemos trasmitir nuestra alegría, amor o enfado a través de un emoticono. Todo esto no es ni bueno ni malo, solo es diferente y sobre todo, más rápido.

Sin embargo, con ello nos perdemos el poder leer las emociones de los demás en su mirada. Nos privamos de ese placer, de ese misterio que es desvelar a base de pequeñísimos gestos y mágicos matices la calidad o complejidad de nuestras relaciones. Veamos ahora cómo llevar a cabo esta lectura, este análisis…

Los parpadeos

Cuando hablamos del lenguaje de los ojos no nos referimos solo al globo ocular y la pupila. El gran poder expresivo de nuestra mirada se orquesta sobre todo por un complejísimo entramado de nervios y músculos que intervienen en el movimiento de las cejas, los párpados, las sienes, etc.

+ Todo ello reflejan la activación emocional de cada momento, ahí donde los parpadeos, cumplen también su función. Por ejemplo, se sabe que cuando algo nos sorprende, nos indigna o incluso nos enfada, tendemos a parpadear mucho más.

+ Asimismo, también es común que se parpadee bastante cuando interaccionamos con alguien que nos agrada o cuando estamos pensando en muchas cosas a la vez.

Puede que todo ello nos parezca contradictorio, pero conviene saber que este acto, el de parpadear de forma más intensa de lo normal, es un mecanismo que pone en marcha el cerebro cuando se siente más nervioso de lo habitual. Por tanto, si deseamos leer las emociones de los demás a través de sus ojos es importante centrarnos en el contexto o en la conversación que mantenemos en ese momento.

El lenguaje de las pupilas

Nuestras pupilas se dilatan cuando vemos algo estimulante o tenemos poca luz. Si algo o alguien nos atrae, es común que la pupila se inunde como una luna llena, inmensa e iluminada por esa emoción, por ese poder de atracción. Sin embargo, cuando nos sentimos ofendidos o vemos algo que nos indigna o nos contraria la pupila se contrae.

Sincronía visual

Leer las emociones de las personas que nos gustan es algo que a todos nos gustaría poder dominar. Sin embargo, a veces no hace falta ser un experto en lenguaje no verbal para percibir la sintonía que en un momento dado, podemos establecer con un amigo, la persona que nos atrae o incluso con un familiar.

Un dato curioso que nos explican los expertos sobre este tema es que cuando dos personas “conectan” se establece también una sincronía visual, es decir, los gestos visuales se mimetizan y se ponen en marcha unas mismas microexpresiones…

Miradas a los laterales: tímidos y mentirosos

Todos lo hemos experimentado alguna vez, bien cuando hablamos con algún niño o con una persona muy insegura. En lugar de mantener un contacto visual directo, se escapan por los laterales, en esos rincones donde no encontrarse con nuestro rostro, en esos espacios donde atendernos solo de soslayo, donde refugiar su extrema timidez…

Ahora bien, es destacable señalar que la personalidad mentirosa también tiene unos ojos esquivos. No es algo tan evidente como cuando estamos con un perfil tímido o con ansiedad social, y por ello, debemos poner la máxima atención a la hora de leer sus emociones e intenciones.

Quien hace uso del engaño no suele mantenernos durante mucho tiempo la mirada, tarde o temprano la llevará a un lateral, a la derecha si debe recordar algo y a la izquierda si debe hacer uso de la inventiva.

Para concluir, tal y como hemos podido deducir, los ojos, las miradas, transmiten una notable y amplísima variedad de información social y emocional que a veces se nos escapa y que nos siempre es fácil interpretar. A nuestro alcance tenemos, por ejemplo interesantes estudios (*) y trabajos como “Efectos de la mirada sobre la percepción de la emoción” del psicólogo Reginald B. Adams o “Morfología y psicología del ojo humano” de Hisashi Kobayashi, que nos permitirá profundizar mucho más sobre el tema.

(*) Leer lo que piensa la mente a partir de cómo ve el ojo

Los ojos humanos transmiten una variedad notable de información social y emocional compleja. Sin embargo, se desconoce qué características físicas del ojo transmiten estados mentales y cómo se produjo. En los experimentos actuales, probamos la hipótesis de que la percepción de los estados mentales por parte del receptor se basa en la apariencia expresiva del ojo que cumple una función óptica para el emisor. Específicamente, las características opuestas del ensanchamiento de los ojos frente al estrechamiento de los ojos que regulan la sensibilidad frente a la discriminación no solo transmitían sus emociones básicas asociadas (por ejemplo, miedo frente a disgusto, respectivamente) sino que también transmitían grupos opuestos de estados mentales complejos que comunican sensibilidad frente a discriminación (por ejemplo, asombro versus sospecha). Esta dimensión de sensibilidad-discriminación representó la mayor parte de la variación en los estados mentales percibidos (61,7%). Más lejos, estos rasgos oculares seguían siendo diagnósticos de estos complejos estados mentales incluso en el contexto de información competitiva de la cara inferior. Estos resultados demuestran que la forma en que los humanos leen los estados mentales complejos puede derivarse de un principio óptico básico de cómo ven las personas.

Adam K. Anderson – Daniel H. Lee

Fuente: La mente es maravillosa. Cómo leer las emociones de alguien en sus ojos.

La mirada de Mirada

La polaca Olga Tokarczuk, en su discurso para recoger su Nobel de literatura, comenzaba recordando la primera fotografía de la que fue consciente. Una imagen en blanco y negro de su madre, posando embarazada ante una vieja radio en su casa, pero con un semblante melancólico, enigmático, que a Olga ya de niña la brindó, quizás, su primera experiencia de profundidad y de sentido. Ella estaba segura de que su madre la estaba buscado en el tiempo, escondida en el dial de ese viejo aparato. “Cuando más tarde le pregunté acerca de esa tristeza, mi madre dijo que estaba triste porque yo aún no había nacido, pero ya me extrañaba.” Y así, su madre, le dio la certeza a Olga de lo que se conoce como alma. “Ella colocó mi existencia fuera del tiempo, en la dulce vecindad de la eternidad.”

Desde pequeño reconozco que es la mirada lo primero a donde van mis ojos cuando contemplo a María. La primera vez que se clavó su mirada fue cuando vi en la Virgen de los Remedios de mi pueblo, Colmenar Viejo, una vieja talla de rostro castellano, la misma mirada de mi madre. No soy un especialista en arte, pero desde entonces sé, por sus ojos, si la imagen tiene algún valor, si ella es también madre para aquel que la retrató. La mirada de María atraviesa si alguna vez hemos sentido amor. Más aún, si ese amor ha venido de Jesús. Hay algo que uno va descubriendo: si María mira así es porque fue mirada por Dios, con profundo amor.

María ya extrañaba a Jesús desde el mismo día que se encontró con el ángel. Hay algo eterno, y a la vez tierno, en contemplar a una joven, en una casa de adobe, entrando en las honduras del tiempo, en el callado transcurrir de la historia mientras mira, y acaricia, el vientre donde ya crece su fruto, donde ya toma carne la esperanza del mundo: su hijo, su Hijo. Hay algo muy humano en su acoger, en su esperar. Hay algo muy divino en su amar, en su mirar.

Fuente: pastoralsj. Sergio Gadea, sj.

«¡Cuántas miradas sanadoras en este tiempo de Covid! ¡Cuántas miradas han expresado el amor ante tanto dolor!»: «El verdadero amor hace suyo el dolor del otro. La mirada es el lenguaje más profundo e íntimo entre los seres que se quieren. No hace falta decir nada más».

Cristina del Olmo

Las palabras están hechas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.

William Shakespeare

La mirada es el espejo del alma. Las miradas tienen algo especial, un magnetismo que hace que nuestra atención permanezca atenta.

Más info

La mirada es un lenguaje, una forma de comunicar, en Con solo una mirada.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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