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Sagrado Corazón de Jesús, fuente de vida y amor. En ti confío. 16 junio 2023.

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El Corazón de Jesús amó con corazón de hombre.

«El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombr

Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, Los gozos y las esperanzas, 22. 

El viernes 24 de junio de 2022 es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, con rango de solemnidad, aun cuando todo el mes de junio es su mes. El Corazón de Cristo es el Corazón de la Misericordia del Padre. Un corazón de misericordia es el corazón de Cristo. El corazón de Cristo es un corazón que mana, que palpita, un corazón paciente, un corazón que ama, que perdona, que te conoce y te acoge siempre. Es un corazón que llora, que acompaña, que mira, que lucha, que salva, que muestra su herida, un corazón siempre solidario con las heridas de los demás. Un corazón que sana y en cuyas cicatrices están todas nuestras cicatrices del cuerpo y del alma. Es el corazón de Cristo, corazón del Evangelio, corazón de misericordia. “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso”.

Pero, ¿qué es esta devoción? ¿Cuáles son sus raíces y sentidos bíblico y teológico? ¿Cuál es su actualidad? ¿Es una praxis desfasada, meramente piadosa, anticuada?

Orígenes históricos de este culto

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús surge en Francia, en Paray Le Monial, tras una serie de visiones que tiene Santa Margarita María Alacoque, en las que Cristo le pidió que trabajase para la institución de una fiesta en honor del Sagrado Corazón. Estas apariciones tuvieron lugar entre los años 1673 y 1675.

Por esas mismas fechas de la segunda mitad del siglo XVII, el también santo francés San Juan Eudes  había escrito el primer oficio litúrgico de esta fiesta, que se estableció como propia de la Iglesia francesa en 1672.

Un siglo después, en 1765, la Santa Sede autorizó a los Obispos polacos y a la archicofradía romana del Sagrado Corazón la celebración de dicha fiesta. Pero no sería hasta el año 1856 cuando el Papa Pío IX estableció el culto universal de esta fiesta, extendiéndola a toda la Iglesia Católica e incrementándose de manera notable su arraigo y popularidad.

El culto y devoción al Sagrado Corazón de Jesús se convertiría así en la segunda parte del siglo XIX y en la primera parte del siglo XX en una de las características más acusadas y fecundas de la religiosidad y piedad de todos los miembros de la Iglesia, pastores y fieles. Si repasamos las biografías de los santos, beatos y fundadores de la época citada y el arte y la literatura de entonces encontraremos pruebas evidentes y hermosas de ello.

Sentido y naturaleza

¿Cuál es el sentido de esta devoción? La devoción al Corazón de Jesús no es el culto a una parte de su organismo y anatomía humana, es el culto y la devoción al mismo Jesús, a la persona entera de Jesucristo. De hecho, en la iconografía de esta devoción no se permitió jamás mostrar sólo el corazón. Había y hay que representar a Cristo en su humanidad completa, porque Él es el objeto de nuestra adoración y a Él se dirige nuestra oración al decir “Venid, adoremos al corazón de Jesús, herido por nuestro amor”.

De ahí, pues, que la devoción al Corazón de Jesús sea entraña misma del culto a Jesucristo como expresión del amor de Dios y siga siempre hoy y siempre un espléndido camino de vida y piedad cristiana.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es quintaescencia del evangelio y del plan de salvación de Dios. Hablar del corazón de Jesús es hablar de su humanidad, de quien nos “amó con corazón de hombre”. Hablar del corazón del corazón de Jesús es hablar del amor de Dios a los hombres. “Te amé con amor eterno”. “Tanto amó Dios al mundo que entregó por él a su Hijo único”.

El corazón es el símbolo del amor

El corazón representa el ser humano en su totalidad, es el centro original de la persona humana, el que le da la unidad. El corazón es el centro de nuestro ser, la fuente de nuestra personalidad, el motivo principal de nuestras actitudes y elecciones, el lugar de la misteriosa acción de Dios, escribió Karl Rahner.

El corazón es el símbolo del amor. Y puesto que Cristo tuvo un amor perfecto, su corazón es para nosotros el perfecto símbolo del amor. Su corazón fue saturado de amor perfecto al Padre y a los hombres. Nosotros aprendemos lo que es amor tratando de comprender y de vivir algo del amor de Cristo.

Juan Pablo II

El Papa Juan Pablo II, en 1979, en su primera encíclica, “Redemptor hominis”, escribía: “La redención del mundo -este tremendo misterio de amor en el cual la creación se renueva- es en su raíz más profunda la plenitud de la justicia en un corazón humano, el corazón del Hijo Primogénito, para que pueda ser justicia en el corazón de muchos seres humanos, predestinados desde la eternidad Jesucristo a ser Hijos de Dios”.

Celebrar el Corazón Jesús es, pues, celebrar la redención. Es celebrar el amor y responder al amor amando, a ese Amor que tantas veces no es amado. “El corazón habla al corazón”, afirma a este respecto el  beato Juan Pablo II, en referencia a la devoción al Corazón de Jesús como expresión y coloquio de amor. Celebrar el corazón de Jesús es celebrar el sacramento del amor salvífico del Padre. Y es que como se reza en el prefacio de la Misa del Sagrado Corazón, Jesús, “elevado sobre la cruz, hizo que de la herida de su costado brotaran, con el agua y la sangre, los sacramentos de la Iglesia: para que así, acercándose al corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo de las fuentes de la salvación”.

Benedicto XVI

El Corazón de Cristo es símbolo de la fe cristiana; el Corazón de Jesús es la síntesis de la Encarnación y de la Redención; el Sagrado Corazón es el manantial de bondad y de verdad; el Corazón de Jesús es expresión de la buena nueva del amor; el Sagrado Corazón es palpitación de una presencia en la que se puede confiar.

Son estas algunas de frases con la que el Papa Benedicto XVI  habló del  Corazón de Jesús, en los primeros días de junio de 2008. He aquí, desarrolladas estas hermosas ideas sobre el Corazón de Cristo según Benedicto XVI:

1.- El Corazón de Cristo es símbolo de la fe cristiana, particularmente amado tanto por el pueblo como por los místicos y los teólogos, pues expresa de una manera sencilla y auténtica la “buena noticia” del amor, resumiendo en sí el misterio de la encarnación y de la redención.

3.- Desde el horizonte infinito de su amor, de hecho, Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón, para que podamos contemplar y encontrar el infinito en el finito, el misterio invisible e inefable en  el Corazón humano de Jesús.

3.- Toda persona necesita un “centro” para su propia vida, un manantial de verdad y de bondad al que recurrir ante la sucesión de las diferentes situaciones y en el cansancio de la vida cotidiana.

4.- Cada uno de nosotros, cuando se detiene en silencio, necesita sentir no sólo el palpitar de su corazón, sino, de manera más profunda, el palpitar de una presencia confiable, que se puede percibir con los sentidos de la fe y que, sin embargo, es mucho más real: la presencia de Cristo, corazón del mundo.

Por todo ello, Benedicto XVI nos invitaba a todos y cada uno de nosotros a renovar en el mes de junio y siempre nuestra propia devoción al Corazón de Cristo. Y recomienda como uno de sus caminos más privilegiados  para revitalizar esta devoción al Corazón de Cristo  valorar y practicar también la tradicional oración de ofrecimiento del día y teniendo presentes las intenciones que él mismo propone a toda la Iglesia. Asimismo nos llamaba a venerar el Corazón Inmaculado de María (su fiesta es al día siguiente del Corazón de Jesús, esto es, mañana sábado 25 de junio), encomendándonos siempre a Ella con gran confianza. Es la madre que nunca falta.

Papa Francisco

“El mes de junio –afirmó el Papa Francisco en el ángelus del 9 de junio de 2013- está tradicionalmente dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, máxima expresión humana del amor divino. El pasado viernes hemos celebrado precisamente la solemnidad del Corazón de Cristo, y esta fiesta da la pauta a todo el mes. La piedad popular valoriza mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que ha brotado la salvación para la entera humanidad.

En los Evangelios encontramos diversas referencias al Corazón de Jesús, por ejemplo en el pasaje en el que el mismo Cristo dice: «Venid a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad mi yugo y aprended de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontraréis vuestro alivio» (Mt 11,28-29). El relato de la muerte de Cristo según Juan es fundamental. Este evangelista testimonia de hecho aquello que vio en el Calvario, o sea que un soldado, cuando Jesús ya estaba muerto, le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua (cfr Jn 19,33-34). Juan reconoció en aquel signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado sobre la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres… Dirijámonos a la Virgen María: su corazón inmaculado, corazón de madre, ha compartido al máximo la «compasión» de Dios, especialmente a la hora de la pasión y de la muerte de Jesús. Que María nos ayude a ser mansos, humildes y misericordiosos con nuestros hermanos”.

Y estas fueron las palabras del Papa Francisco sobre el corazón de Jesús tras el ángelus del domingo 7 de junio de 2015: “El próximo viernes, es la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Pensemos en el amor de Dios… ¡cómo nos ha amado! En el corazón de Jesús está todo este amor”.

En la primera audiencia general del mes de junio de 2017, miércoles 7 de junio, Francisco realizó el siguiente llamamiento: “Quiero dirigir un pensamiento a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El mes de junio, recién comenzado, nos recuerda la devoción al Sagrado Corazón de Jesús: queridos jóvenes, en la escuela del Divino Corazón, creced en el servicio al prójimo; queridos hermanos,  en vuestros sufrimientos, unid vuestros corazón al del Hijo de Dios; y  vosotros, queridos nuevos esposos, mirad al Corazón de Jesús para aprender el amor sin condiciones”.

También en la primera audiencia general del mes de junio de 2018, miércoles 6 de junio, Francisco realizó el siguiente llamamiento: “El viernes es la solemnidad del sacratísimo Corazón de Jesús. Para todo el mes de junio, os invito a rezar al corazón de Jesús y a sostener con vuestra cercanía y afecto a vuestros sacerdotes a fin de que sean imagen de aquel Corazón lleno de amor misericordioso”. 

Pablo VI: Investigabiles Divitias Christi. Carta apostólica en el segundo centenario de la institución de la fiesta litúrgica del Santísimo Corazón de Jesús. 1965. 

He aquí pues nuestro deseo, nuestra voluntad: que en esta ocasión la institución de la fiesta del Sagrado Corazón, oportunamente reflexionada, sea celebrada con digno prestigio de todos ustedes, venerables hermanos, los obispos de la Iglesia de Dios y de la población a ustedes confiada. Deseamos que a todas las categorías de los fieles sean explicadas en el modo más adaptado los profundos y misteriosos fundamentos doctrinales que ilustran los infinitos tesoros de la caridad del Sagrado Corazón; que se les indique los elementos particulares sagrados que cada vez más forman parte de la devoción de este culto, dignas de la más alta consideración con el fin de obtener que todos los cristianos, animados y con una nueva disposición espiritual, ofrezcan el debido honor a aquel Corazón divino, reparen los innumerables pecados con testimonios de un entrega cada vez más fervorosa, y conformen la vida entera a los preceptos de la verdadera caridad que es el cumplimiento de la ley (cf. Rom 13.10).

Ya que realmente del Sagrado Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, es símbolo y expresiva imagen de aquel eterno amor por el cual Dios ha amado tanto al mundo que ha entregado a su Hijo unigénito (Jn 3, 16) podremos estar seguros que dichas conmemoraciones contribuirán a lograr que las riquezas del amor divino sean escrutadas profundamente y bien comprendidos; y además nutrimos nosotros la confianza que todos los fieles sabrán sacar una inspiración cada vez más imperiosa, la de configurar su vida al Evangelio, a enmendar diligentemente las costumbres, a poner en práctica la ley del Señor.

Con todo, en primer lugar deseamos que por medio de una participación más intensa en el Sacramento del altar sea honrado en el Corazón de Jesús cuyo regalo más grande es justamente en la eucaristía. De hecho, en el sacrificio eucarístico se inmola y se recibe a nuestro Salvador siempre vivo a interceder por nosotros (Hbr 7, 25), cuyo Corazón fue abierto por la lanza del soldado y derramó sobre el género humano la torrente de su Sangre preciosa, mezclada con agua; en este excelso Sacramento, además, que es la culminación y centro de los demás sacramentos, se gusta la dulzura espiritual en la misma fuente y se recuerda aquella insigne caridad que Cristo ha demostrado en su pasión (Santo Tomás de Aquino, opusculum 57); es necesario por tanto que – para usar las palabras de San Juan damasceno – nos acerquemos a él con deseo ardiente… para que el fuego de nuestro deseo, recibiendo como si fuera el ardor de una brasa, destruya quemando nuestros pecados e ilumine los corazones y de tal manera en el contacto habitual con el fuego divino nos volvamos ardientes y puros y semejantes a Dios (San Juan damasceno, De fide orthod., 4, 13; padres griegos 94, 1150).

Esta razón nos parece pues muy idónea para lograr que el culto al Sagrado Corazón, que – lo decimos con dolor – se ha debilitado en algunos, reflorezca cada día más y sea considerado por todos como una forma nobilísima y digna de aquella verdadera piedad que en nuestro tiempo especialmente viene reclamada por obra del Concilio Vaticano II hacia Cristo Jesús, rey y centro de todos los corazones, cabeza del cuerpo que es la Iglesia… el principio, el primogénito de los que han vuelto a la vida para que en todo tenga él el primado (Col 1, 18).

Fuente: Ecclesia digital

«Sagrado Corazón» es el primer single del nuevo trabajo de Nico Montero, enriquecido con un vídeo lyric realizado por el productor venezolano Carlos Castilla. “Desde el Corazón”, constituye el decimosexto trabajo de Estudio de Nico Montero. Se trata de la nueva obra de teatro musical escrita por Nico por encargo de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús y versa sobre la impresionante figura de la Santa cordobesa: Santa Rafaela María.

El corazón de Jesús

Una devoción que es síntesis de nuestra fe: la encarnación de un Dios implicado de tú a tú con la humanidad. 

Esta devoción invita a dejarse acompañar por Él; no buscar su lógica sino dejarnos descansar en ella, expresión de la plegaria que nuestras abuelas recogían en un murmullo: «Corazón de Jesús, en Vos confío«; supone confiarse a sus manos.

Ser conscientes de que somos infinitamente queridos, esperados, acompañados… y entonces, entender que el amor de verdad no supone conquista, sino entrega a los demás, supone lanzarse, apostar, abrazar, acoger… como el corazón de Jesús.

Fuente: Pastoral SJ.

El Corazón de Jesús entre corazones de piedra

Hoy en día se ha edulcorado un poco esto del corazón. Corazones en emoticones, dibujos, tallados en los árboles, en tazas y llaveros. Corazones en canciones. Rotos, robados, heridos, apasionados, ligeros, pesados. Corazones que sienten, y otros insensibles. El corazón parece un depósito de sentimientos.

Tal vez todo eso sea (en parte) real. Pero el corazón es mucho más. La imagen del Corazón de Jesús, en su origen, habla del amor. Con mayúsculas. El Amor. No una imagen blandita de las cosas ni una aproximación solo emocional a la fe. El Amor que decimos que es Dios y que personalizamos en Jesús. Amor verdadero, que es una manera de mirar a la realidad conociéndola, queriéndola y comprometiéndose con ella. Así nos mira Dios. Y así nos miró en Jesús. Ese corazón se rompió en una cruz -pero siguió latiendo ya resucitado-. Y ese latido es hoy clamor en nuestra historia y nuestro presente.

La devoción al Corazón de Jesús puede ayudarnos a descubrir las enormes posibilidades de nuestros propios corazones. Posibilidades de mirar a la realidad, de comprender a cada persona en su situación, y de darnos por los demás. Desde la gratitud y la responsabilidad. Hoy, en una época de muchos corazones de piedra, intransigentes, llenos de despecho y juicios implacables; muchos corazones encerrados en jaulas de prejuicios y displicencia, nos vendría bien aprender a latir al unísono de ese Corazón.

José María Rodríguez Olaizola, sj

Fuente: Pastoralsj

La espiritualidad del Corazón de Jesús hoy

Con Mariola López Villanueva, religiosa del Sagrado Corazón y teóloga, dialogamos en ‘Cruzando Fronteras’ sobre la espiritualidad del Corazón de Jesús. Con varios textos bíblicos de fondo y recordando la preferencia del Corazón de Cristo por los más pequeños, nos aproximamos a una manera próxima a nuestra sensibilidad actual a esta enraizada espiritualidad en la Iglesia, así como a las cualidades principales de ese Corazón. También hablamos de la “memoria del corazón” y de cómo se fraguan las “decisiones del corazón”. Con Mariola compartimos itinerarios sanadores desde el Evangelio, haciéndonos caer en la cuenta de que, si estamos en la esfera de ese Corazón, nos atraerá todo lo herido, lo que es frágil, pequeño o débil. Incluso perderemos el miedo a nuestras propias fragilidades. Intervienen en el programa Ianire Angulo, esclava de la Santísima Eucaristía y teóloga, y María Luisa Berzosa, hija de Jesús y consultora de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.

Fuente: Cruzandofronteras.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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