Catequesis

El Catecumenado de Adultos, modelo y guía de la iniciación cristiana.

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Iniciación Cristiana de niños, adolescentes, jóvenes y adultos: proceso catecumenal.

Séptimo bloque – Catequesis familiar y catecumenado de adultos. Curso de Catequética – 18 – ‘Catecumenado de adultos’ – Juan Ignacio Rodríguez Trillo (Profesor UESD). (30-03-2017)

El 30 de marzo de 2017 tuvo lugar la décimo octava sesión del Curso Anual de Catequesis del Arzobispado de Madrid, con la ponencia sobre el Catecumenado de Adultos, modelo y guía de todo proceso catecumenal de iniciación cristiana. El ponente fue Juan Ignacio Rodríguez Trillo, párroco de San Antonio de Cárcavas (Madrid), miembro tanto del Equipo de Coordinadores de Vicarías (como coordinador de la Vicaría I), como del Equipo de Expertos de la Delegación Episcopal de Catequesis, y encargado del Catecumenado de Adultos de dicha Delegación.

Rodríguez Trillo además es profesor de catequética en el bienio de Evangelización y Catequesis de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid, y ha sido director de la Subcomisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española.

Video de la sesión, esquema de ponencia, pp en PDF de la presentación, y dos testimonios de catecúmenos adultos y un artículo de Mons. Alois Schwarz, obispo de Gurk-Klagenfurt (Austria), que el ponente repartió en la Sesión.

Esquema de la ponencia sobre el catecumenado

  • El envío misionero. Mt 28 Id, haced discípulos, bautizad y enseñadles a guardar….
  • ¿Hablamos de algo actual? Algunos ejemplos para iluminar
  • ¿Qué debemos hacer? Lo que hace y propone la Iglesia
  • Restaurar el catecumenado de adultos. Iniciar, completar, recomenzar, nuevas necesidades de iniciación
  • Hitos fundamentales en orden a la instauración del Catecumenado, desde el Concilio Vaticano II a las orientaciones de la Conferencia Episcopal Española
  • Concilio Vaticano II y Magisterio posterior
  • La Iniciación cristiana. Reflexiones y Orientaciones. LXX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. Noviembre de 1998.
  • Documentos sobre el Catecumenado
  • Orientaciones pastorales para el Catecumenado. LXXVII Asamblea Plenaria. 2002
  • Orientaciones pastorales para la Iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia. LXXXIII Asamblea Plenaria. 2004
  • Que es el catecumenado: la institución que, en el seno de la pastoral de iniciación cristiana de la diócesis, está al servicio del proceso de formación en la fe y en la vida cristiana de aquellos que desean recibir el bautismo e incorporarse a la Iglesia”
  • Estructura/ Componentes fundamentales del catecumenado:
  • La iniciativa de Dios y la respuesta del hombre;
  • la mediación de la Iglesia y la presencia de la comunidad eclesial;
  • un itinerario litúrgico, catequético y espiritual;
  • la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana
  • Tiempos y pasos en el camino de la fe. La gradualidad del camino
  • Anuncio misionero y precatecumenado/ Rito de ingreso
  • Tiempo del catecumenado/ Rito de elección
  • Tiempo de purificación e iluminación/sacramentos de iniciación
  • Tiempo de mistagogía
  • Catecumenado e inspiración catecumenal de toda la catequesis
  • Testimonios de catecúmenos y de acompañantes

PDF de la presentación: Catecumenado de adultos. Madrid

Testimonios

Testimonio de un catecúmeno. Proclamación de Fe de Tristán 

Un camino de fe es también – sino siempre – un camino de vida, entonces para entender mi fe hay que conocer mi historia:

Soy el producto de más un siglo de laicismo y descristianización de mi país de origen, Francia: crecí con una buena educación, en una familia amante, sin faltar de nada y con valores sólidos: el estar pendiente de los demás, hacer el bien mejor que el mal, conseguir una vida saludable.

Pero crecí sin fe, sin luz a la que mirar cuando las preguntas y las pruebas de la vida se hacen más fuertes, sin símbolos que adorar en tiempos más oscuros.

Pero el camino de vida es tan fácil de seguir de niño y luego de adolescente que estas preguntas y dudas no surgían muy a menudo. Me dejaba llevar por la vida, por los estudios y por las noticias televisivas que fabricaban mi imagen del mundo, un mundo unipolar, sin interrogaciones, listo a consumir, en el que se hablaba de Iglesia o de Jesús sólo para criticar, incriminar y juzgar.

Pero ya me hacía consciente que un día u otro, se me plantearía esta pregunta.

A lo largo de este camino, conocí a mucha gente de fe que me ofrecían lo que todavía no quería ver: el amor de Jesús.

Y les contestaba con toda mi concepción binaria del mundo que su realidad era un fantasma, que no hacía falta este tipo de creencias, que no eran capaces de ver el mundo como era en verdad, que eran atrasados, que pertenecían al pasado. En concreto, regurgitaba todo lo que escuchaba en la Tele, pues no había alcanzado el punto de vista superior, estaba viviendo en el pecado.

Después de estos tiempos se acabó el camino, o por lo menos el camino que veía con mis ojos. Llegaron los obstáculos que se ponen en la vida de cualquiera: estudios sin perspectivas que no valen nada, vida en una ciudad de 12 millones de personas en un estudio de 16 m2 donde te sientes sólo, los vicios de la vida (alcohol, tabaco, fiestas, relaciones fútiles), un trabajo que no correspondía con mis expectativas y mis valores. La luz se apagó de repente. Llegó la oscuridad de no poder poner cara a un futuro claro y feliz.

Pero como siempre, Dios se nos hace presente aun cuando pensamos que no tiene abandonados.

Y me dio la fuerza de sobrepasar estos obstáculos para alcanzar su Luz y la luz de Jesús: puso en mi camino a una persona que tenía esta fe y que supo ayudarme en este camino. Amor, escucha, perseverancia, temperancia.

Si Jesús nos ama, su amor se le tiene que ver y aceptar, y no es fácil cuando toda la primera parte de su vida se ha vivido escondido de esta realidad.

Entonces he decidido empezar este camino, sin saber adónde me llevaría, si iba aceptar el camino que se me ofrecía.

Pero aquí estoy, proclamando mi fe a Jesús, hijo único de Dios, que sufrió en la cruz para nosotros, y que me ofrece hoy la posibilidad de formar parte de su ministerio de fe, que me ayuda hoy en mi vida a ser una persona mejor y orgullosa de si misma en el sentido de ser una persona cumplida.

Saludos, Tristán

Testimonio de un acompañante

«Me llamo María del Mar, me gustaría dar mi testimonio sobre este tiempo en el que soy catequista del Catecumenado de Adultos en la Diócesis de Getafe. No os podéis imaginar la gracia tan grande que ha supuesto para mí poder vivir en primera persona el Bautismo de una joven, quizá como muchas otras, aunque para mí no, que un día sintió de Dios la llamada a incorporarse a la Iglesia.

Era finales de 2011 y nuestra Parroquia vivía la incorporación de un nuevo Párroco. Así que el otro sacerdote pensó que podía encargarme nada más y nada menos que de esta labor. Confieso que cuando me lo propuso me quedé un poco paralizada pues no sabía muy bien en qué consistiría esto y sobre todo pensé que era demasiado pobre para ofrecer nada, bueno la duda me duró más bien poco pues al fin y al cabo las catequesis iban a estar escritas y tenía una experiencia de Fe, un encuentro de Cristo en mi vida y con eso bastaba. Pensé que, si mi Madre la Iglesia me pedía algo, ¿Cómo negarme?

Así que empecé con mucha ilusión. Al poco tiempo se unieron a la catecúmena otros cinco jóvenes que en su día no se Confirmaron y la familia creció un poquito. Fui dejándome llevar y descubrí que todo era fácil, estudiaba la catequesis a lo largo de la semana, pero siempre ponía algo de mi experiencia en cada una de ellas, me cuidaba mucho, procuraba estar en gracia de Dios y era asombroso… ¡Qué sí, ¡qué sí qué era suficiente!, me dejaba llevar pues sus corazones ya estaban predispuestos, ¡Qué fácil fue todo, con qué suavidad calaba la Palabra de Dios ¿pero si no hacía nada?, ¡el Señor me precedía, yo solo recogía lo que El sembraba! ¡Claro que era muy afortunada pues tenía una asamblea muy entregada, muy predispuesta y en las catequesis que se dieron en la Capilla tenía el Santísimo a mi espalda……y eso ayuda mucho!!

A cada catequesis, a todas, y mira que son muchas, nos acompañaban los dos sacerdotes de nuestra parroquia y qué útil poder tener no uno sino dos sacerdotes, pues esas dudas que siempre surgían al final y que eran cuestiones del Magisterio de la Iglesia las resolvían ellos. Éramos una pequeña comunidad en torno a Cristo ¿Y qué más nos hacía falta?

Y pasaron los días…… y llegó el gran día, la Vigilia Pascual. Cómo lloraban emocionados todos, pero yo no ¿y eso ?, ¿Con lo emotiva que soy? Pensaba para mí que estaba demasiado serena, estaba feliz, pero en apariencia no exterioricé nada. Cuando me acerqué a comulgar se me vino a la cabeza estas palabras del Evangelio «Siervo fiel y cumplidor pasa al banquete de tu Señor».

Vivo desde esa Noche, la Gran Noche de esto y no necesito más, he recibido el ciento por uno, el Señor es un buen pagador. Doy fe. Es la mejor Pascua de mi vida. ¡Cristo Ha Resucitado, Aleluya! »

Artículo de Mons. Alois Schwarz, obispo de Gurk-Klagenfurt (Austria):

¿Qué nos está diciendo Dios con el catecumenado?

Cualquier persona que acompañe a los catecúmenos aprende de ellos muchas cosas para su propia vida. El que ha recibido el encargo de transmitir y explicar la fe a otros de una forma clara ha de cumplir este encargo, haciendo partícipe al discípulo de su propia vida, de lo que él mismo vive. Cuando enseño mi ciudad a un extranjero y le muestro sus bellezas, soy yo quien más me aprovecho de ello, pues así conozco mucho mejor los detalles de mi propio entorno. El visitante, mediante sus preguntas, me obliga a mirar más de cerca las cosas y a percibir mejor lo que él ha observado. Esto mismo ocurre cuando introduzco a alguien en la fe. Las preguntas planteadas por quienes vienen en busca de la fe ayudan a ver mejor las maravillas de esta fe a quien la explica. He de reconocer que muchas veces esto me da la oportunidad de descubrir cosas nuevas que hasta entonces no había percibido. El catecumenado nos da una oportunidad parecida: la Iglesia descubre por medio de sus catecúmenos la belleza de su propia fe y la inmensa riqueza de la gracia de Dios.

La iniciación individual o comunitaria en la fe es un don para los catecúmenos y también lo es para sus catequistas. La transmisión de la fe a otros nos evangeliza a nosotros mismos. Quien desea ser introducido en la fe nos hace esta pregunta: «¿Creéis de verdad en lo que anunciáis?» (Pablo VI, Evangelii nuntiandi 76). Quienes buscan a Dios en el catecumenado exigen mensajeros que les «hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente, como si estuvieran viendo al Invisible. El mundo exige y espera de nosotros sencillez de vida, espíritu de oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y los pobres, obediencia y humildad, desapego de sí mismo y renuncia. Sin esta marca de santidad, nuestra palabra difícilmente abrirá brecha en el corazón de los hombres de este tiempo. Corre el riesgo de hacerse vana e infecunda» (Evangelii nuntiandi 76).

Por otra parte, quien da catequesis a otros debe crecer en el amor a las personas a las que catequiza, al mismo tiempo que las introduce en la fe. La medida interior de este crecimiento del catequista nos la da san Pablo, cuando nos dice: «Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor» (1Ts 2, 7-8).

Los catecúmenos han de engendrar en sus catequistas un amor mayor que el de un simple pedagogo. «Se trata del amor de un padre; más aún, el de una madre. Tal es el amor que el Señor espera de cada predicador del Evangelio, de cada constructor de la Iglesia» (Evangelii nuntiandi 79). Los catecúmenos han de suscitar en sus catequistas una vigilancia atenta de su situación religiosa y espiritual, así como la preocupación por su ritmo de vida, por su conciencia y sus convicciones, que hay que respetar siempre, sin atropellarles nunca (cf. Evangelii nuntiandi 79).

Dando por supuesto que Dios es en sí mismo infinitamente perfecto y bienaventurado, y que ha creado al hombre por pura bondad, a fin de que el hombre pueda participar en la vida bienaventurada del propio Dios, cada presentación que se haga de este Dios en el catecumenado ha de llevar a una experiencia real de su cercanía respecto del hombre, pues Dios «le llama y le ayuda a buscarlo, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas» (Catecismo de la Iglesia Católica 1). El fondo último de cada catequesis se dirige al descubrimiento del amor de nuestro Señor. «Se puede muy bien exponer lo que es preciso creer, esperar o hacer; pero sobre todo ha de aparecer siempre el Amor de Nuestro Señor a fin de que cada uno comprenda que todo acto de virtud perfectamente cristiano no tiene otro origen que el Amor, ni otro fin que el Amor» (Catecismo de la Iglesia Católica 25). Quien entra en el catecumenado nos ofrece esta oportunidad, haciendo así realidad que Dios muestre su amor por el hombre y que los hombres se encuentren a sí mismos en el espíritu de ese amor.

En el catecumenado, cuando nos aproximamos a Dios, somos transformados por una luz creciente que nos hace ver al mismo Dios. Así experimentamos que la fe es algo que concierne a los ojos interiores de nuestro corazón. Quien comienza el catecumenado debe orar con las palabras del salmo: «Una cosa pido al Señor; eso buscaré: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo» (Salmo 27, 4).

Nosotros sentimos que Dios nos mira casi de forma similar a la experiencia que tuvo Simeón en su encuentro con el Niño en el Templo. Entonces dijo: «Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2, 31).

La catequesis ha de disponer a los hombres para que vean el rostro de Dios, familiarizándoles con el pensamiento de lo que supone el comienzo de la visión de Dios, iniciada ya con los ojos interiores del corazón.

La verdadera transmisión de la fe se logra cuando el hombre llega a ver en el centro de esa fe un rostro, el de Dios. Este encuentro «cara a cara», esperado todavía en la fe, significa también que todos los que ahora permanecen unidos en esa misma fe, se caracterizan por el hecho de que ellos mismos también poseen «un rostro», creado precisamente «a semejanza suya» (cf. Gn 1, 27). Esta dignidad personal es eterna, pues no desaparece ni con la muerte, «porque, al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti» (Plegaria Eucarística III).

El catecumenado, al introducir a los catecúmenos en la fe de una forma personalizada, ayuda a que quienes han recibido el carisma de acompañarles no acaben convirtiéndose en simples funcionarios, sino que permanezcan en un continuo coloquio que les haga percibirse siempre como seres vivos y agraciados. Cuando encontramos a alguien que desea ser introducido en la fe, a veces sucumbimos en la tentación de darle un libro o invitarlo a una conferencia, en lugar de tratarlo como nos enseña el Buen Pastor, que tomó sobre sus hombros a la oveja perdida. En el mundo de hoy, tan dominado por la despersonalización y el anonimato, el diálogo atento y cariñoso resulta de un valor insustituible. El catecumenado nos ofrece la oportunidad de ello, pues requiere encuentros personales, para que la fe se comunique de persona a persona, de forma coloquial y vital.

«Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos», dice el salmo 132, vs. 1. Y Jesús dirá: «Venid y veréis». Y los discípulos «fueron y vieron dónde vivía» (Jn 1, 39). Los catecúmenos quieren saber dónde vivimos y sobre todo saber si nuestra morada está en Dios.

(Traductor Santiago Cañardo. Delegado del Catecumenado de la diócesis de Pamplona).

Fuente: catequesis.archimadrid.es

El precatecumenado, centro de la reflexión de las diócesis españolas

Del 29 al 31 de marzo de 2022, más de treinta delegados y responsables diocesanos para el catecumenado están celebrando su encuentro anual en Málaga.

El encuentro, convocado por la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, ha sido inaugurado por José Rico Pavés, obispo presidente del área del Catecumenado, quien ha afirmado que «estas jornadas responden a la situación de nueva evangelización en la que nos encontramos. El contexto actual es de nuevo paganismo, y tiene más paralelos con el periodo de la Iglesia naciente que con el de hace cien años. Pero aún tenemos en la mente una configuración de la acción catequética de la infancia, y desde ahí configuramos la catequesis de los mayores».

Cuando los párrocos o sacerdotes se encuentran con adultos,» no saben cómo proceder y adaptan el ritual del bautismo de niños a situaciones que no quedan bien resueltas. Pero ya desde el Directorio de Catequesis del año 97, se nos dice: «el catecumenado de adultos es la forma típica de todo catecumenado en la Iglesia». Estas jornadas por primera vez plantean el catecumenado uniendo infancia y adultos, destacando la unidad del itinerario. En ese nuevo paso que queremos dar, comenzamos por el precatecumenado«, ha expresado el prelado.

El catecumenado en las diócesis españolas

Le ha seguido la intervención del responsable del área, Felip-Juli Rodríguez Piñel, quien ha situado la actualidad del catecumenado en las diócesis españolas, una actualidad marcada por el aumento de adultos que solicitan preparación para recibir los sacramentos (actualmente unos 1.000 están en este proceso en toda España) y los niños en edad catequética.

«En muchas diócesis ya está instaurado el catecumenado, pero aún hay unas veinte que no han dado este paso», ha afirmado. «Esto indica la necesidad del mismo, tanto en adultos como en niños en edad catequética. Urge mantener la sensibilización y la nitidez del itinerario catecumenal, tanto por parte de los obispos como por parte de los párrocos, para asegurar la experiencia de los catecúmenos con Cristo en el interior de la comunidad eclesial».

En este camino, Rodríguez Piñel constata la importancia de la acogida y la necesidad de un discernimiento de la situación de cada aspirante así como la necesidad de un equipo catecumenal o un secretariado diocesano del catecumenado. «Los mejores acompañantes de catecúmenos son los laicos, es algo comprobado. Se establece una relación especial de acompañamiento». El ponente ha remarcado también la importancia de la Mistagogía, de la formación de acompañantes y catequistas y «la necesaria presencia del obispo, no solo ritual-litúrgica, sino catequética con los catecúmenos».

El acompañamiento a niños, adolescentes y adultos

Durante las jornadas, los responsables, entre ellos varios seglares, tienen tiempo de tratar también la importancia de la etapa del precatecumenado en el proceso catecumenal, prestando especial atención al modo de acompañar en esta etapa a niños, adolescentes y adultos.

En palabras del sacerdote Jesús Hurtado, delegado de catequesis de la Diócesis de Málaga, sede de esta cita, estos encuentros tienen tres valores fundamentales: «el primero, la comunión de todas las diócesis españolas, a través de sus delegados, en torno al catecumenado y la catequesis; el segundo, de profundización en un tema, en este caso el precatecumenado en el proceso de Iniciación Cristiana de niños, adolescentes y adultos; y el tercero, el conocer otras realidades de las diócesis españolas. Al fin y al cabo, esta reflexión sobre el catecumenado nos ayuda y enriquece a todos, desde las distintas perspectivas y las iniciativas que surgen en cada diócesis».

Fuente: cope.es – Ana Medina.

La reiniciación cristiana de adultos, «un reto ilusionante para el catecumenado”

El Encuentro de responsables para el catecumenado de las diócesis españolas se ha clausurado con una mayor concreción en lo referente a la etapa de personas adultas.

Más de una treintena de participantes han concluido estas jornadas, en las que la Casa Diocesana de Málaga ha sido escenario de la reflexión y el compartir en torno al catecumenado. Tras la intervención, el segundo día, del vicario episcopal y delegado del Catecumenado de Girona, Joan Amich i Raurich, que habló sobre la importancia de la etapa del precatecumenado en el proceso catecumenal, los participantes pudieron tratar en grupos las necesidades, dificultades y posibilidades del proceso catecumenal en las diócesis.

En la última jornada, Francisco Romero Galván, secretario técnico de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, ha abordado la reiniciación cristiana de adultos, que ha descrito como “reto ilusionante”. «La realidad que vivimos no es motivo para el desencanto misionero -afirma-. Pero por ello mismo, hemos de renovar el ardor evangelizador y misionero y contagiar a nuestras comunidades cristianas». Romero ha incidido en la experiencia de adultos que tienen que reiniciarse en su fe, «porque ya han recibido el bautismo pero han olvidado lo que recibieron, cristianos sacramentados pero no partícipes en la fe».

«Buscar modos y maneras de ayudar y suscitar esa pregunta religiosa»

También se centra en despertar en los participantes las respuestas a varios interrogantes: cómo anunciar el Evangelio, dónde, en qué ámbitos de la vida y quiénes son los agentes principales de esta misión. El secretario técnico de esta comisión concluye su aportación con la invitación a que «desde las comunidades cristianas se sigan buscando modos y maneras de ayudar y suscitar esa pregunta religiosa a aquellos que recibieron los sacramentos de Iniciación Cristiana, pero viven una fe incipiente aún, no madura; a preguntarse por la catequesis de adultos, y a cuestionar en las comunidades «si estamos respondiendo a esta necesidad en la Iglesia».

El encuentro ha tenido tiempo también para el testimonio del diácono permanente de la diócesis de Cádiz, Manuel López López sobre cómo acompañar a los adultos en la etapa del precatecumenado.

«Es necesario el trabajo con la familia, incluidos los abuelos»

La última ponencia de estas jornadas ha corrido a cargo del vicario episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la Fe de la Diócesis de Getafe, Jesús Úbeda, quien ha abordado la cuestión de cómo acompañar en esta etapa a niños y adolescentes.

En su reflexión, Úbeda ha destacado el necesario trabajo con la familia, incluidos los abuelos, porque su papel es sustancial en el precatecumenado para propiciar en los pequeños el encuentro con Cristo. También el de los profesores, sacerdotes, catequistas e incluso el resto de niños de la comunidad parroquial.

«Para el niño, afirma Úbeda, la presencia de Cristo es fácilmente identificable en dos presencias muy concretas: los otros niños y los pobres». Respecto a los adolescentes, comprendidos entre los 13 y los 17 años, los jóvenes necesitan ver la relación entre la fe y la vida para entrar en el verdadero proceso del precatecumenado. En ese camino pueden resultar útiles, ha apuntado, recursos audiovisuales como series de ficción o música que enganchen con sus intereses y sirvan de medio para ayudar al joven a ver concretada la acción de Dios en la vida de las personas.

Fuente: cope.es – Ana Medina.

Los retos del catecumenado en la Iglesia de hoy: «Queremos dar respuesta a dudas, inquietudes e interrogantes».

Hasta este jueves, 31 de marzo, más de treinta delegados y responsables diocesanos para el catecumenado han celebrado su encuentro anual en Málaga.

Los delegados y responsables diocesanos para el Catecumenado están celebrando, hasta este jueves, 31 de marzo, su encuentro anual en Málaga. La Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha propuesto para estas jornadas el tema, “El Precatecumenado en el proceso de Iniciación Cristiana de niños, adolescentes y adultos”.

Un encuentro que fue inaugurado por José Rico Pavés, obispo presidente del área del Catecumenado, quien afirmó el pasado martes que “estas jornadas responden a la situación de nueva evangelización en la que nos encontramos. El contexto actual es de nuevo paganismo, y tiene más paralelos con el periodo de la Iglesia naciente que con el de hace 100 años. Pero aún tenemos en la mente una configuración de la acción catequética de la infancia, y desde ahí configuramos la catequesis de los mayores”.

ECCLESIA también ha entrevistado a Francisco Julián Romero Galván, secretario técnico de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado , a raíz de este encuentro anual que se está celebrando en Málaga.

– ¿Cuáles son los retos del catecumenado en el contexto actual?

Durante varias décadas se está promoviendo con los responsables diocesanos la implantación del catecumenado bautismal en cada diócesis. A lo largo de los años se han ido sumando más diócesis, pero es necesario que las que faltan por participar se sumen a esta realidad de iniciar en la fe de manera estructurada y organizada a los que solicitan como adultos su incorporación a la Iglesia por medio del Bautismo.

Además, tenemos como reto acompañar a las personas que buscan en su interior, tras un encuentro con el Dios vivo, dar respuesta a sus dudas, inquietudes e interrogantes para que despierten a la fe y decidan ser cristianos. Es una realidad de esperanza en medio de esta sociedad secularizada.

– Pese a la secularización ante la que nos encontramos, se ha percibido un aumento de adultos que solicitan preparación para recibir los sacramentos…

En las diócesis donde está establecido el servicio del catecumenado cada año se presentan más adultos que solicitan recibir los sacramentos de la iniciación cristiana. Para ello se incorporan en un proceso catecumenal dividido por etapas en los que por medio de la catequesis y de la celebración litúrgica se le va acompañando en su proceso espiritual para que puedan aprender a ser cristianos de la mano de un catequista y acompañado por la comunidad parroquial.

Dios sigue tocando el corazón de muchas personas. Con La Luz de la fe y el deseo de conversión comienzan el camino catecumeno que culminará con la recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana en la noche de la Pascua, después de, al menos, dos años litúrgicos, caminando en este aprendizaje de la vida cristiana.

– Estas jornadas por primera vez plantean el catecumenado uniendo infancia y adultos, destacando preciosamente esa unidad del itinerario ¿Urge trabajar en este sentido?

Parece que comprendemos bien que un adulto solicite el bautismo porque en él se ha despertado la fe y desea ser discípulo de Cristo.

Sin embargo, cada vez son más los niños que en su infancia solicitan a la Iglesia el sacramento del bautismo. Unas veces porque desean celebrar la primera comunión y necesitan recibir previamente el bautismo, otras porque ellos o sus padres que han encontrado con el Señor y piden el primer sacramento.

Estamos ante una realidad nueva. Vivimos en una cultura poscristiana. Pero en ella la vida de los cristianos, su testimonio, el dialogo, la fraternidad… propician el interrogante en adultos y niños que desean ser como aquellos de los que han recibido el testimonio.

Se abre para la Iglesia una nueva realidad evangelizadora que exige a todos los cristianos salir y proclamar el Evangelio en medio de la vida, más con el testimonio que con la palabra, aunque este no debe falta. Hay que anunciar a Jesucristo. El itinerario que seguimos para iniciar en la fe es el que nos presenta el RICA, (Ritual para la iniciación cristiana de adultos). En él aparece tanto el proceso que ha de seguir un adultos, como el que debe hacer un niño. Es un documento litúrgico con una gran riqueza. Ojalá fuera mas conocido y utilizado en cada una de las comunidades cristianas.

– ¿Cómo acompañar en la «reiniciación cristiana» de adultos a los que llevan años alejados de la catequesis y a veces también de la Iglesia?

Hay una masa grande de personas que están bautizadas pero que no practican la vida cristiana. Recibieron el bautismo, fueron a la catequesis de niños, se educaron en las aulas de un colegio católico, vivieron en el seno de la una familia cristiana… y por experiencias vividas, por el mal testimonio de los cristianos, porque no estaban dispuestos a seguir las exigencias de la vida cristiana… se alejaron De Dios y dejaron de practicar.

A este grupo de personas la Iglesia quiere volver a despertar en ellos la fe y animarles a que vuelvan su rostro hacia el Señor y se reinicien como cristianos. En las jornadas que estamos celebrando, buscamos los cauces para llegar a ellos y ver cómo anunciarles a Jesucristo en su realidad existencial. Creo que es uno de los retos más grandes que tenemos hoy en nuestra Iglesia española.

También hay creyentes que no se han alejado de la fe y viven en torno a la religiosidad popular o en el seno de las comunidades pero necesitan consolidar su fe y hacerla madurar. Para ellos también esta catequesis de adultos que siga el proceso del RICA y que ayude a crecer en el encuentro con Jesucristo, la fe y la conversión de vida.

– ¿Son los laicos los mejores acompañantes de los catecúmenos?

Es la comunidad cristiana quien debe realizar el acompañamiento de aquellos que desean ser cristianos. La comunidad reza por ellos, da testimonio, acoge, introduce en su seno y elige a los catequistas que deben ejercer el servicio de acompañar en la iniciación cristiana a todos ellos.

Este ministerio del catequista lo puede ejercer el cristiano laico que por su consagración bautismal está llamado a ejercer este servicio. Ello no indica que los sacerdote se tengan que desentender. Ellos tienen un papel esencial en el catecumenado. Han de trabajar juntos para hacer nuevos cristianos. La Iglesia desea tener en sus filas a creyentes que se sientan llamados por el Señor para el servicio de la catequesis, laicos con una fe sólida y una vida cristiana ejemplar.

Fuente: cope.es – Sara de la Torre y Santiago Tedeschi Prades.

Curso de Formación sobre el RICA – Sesión 1

1º Encuentro del curso “¿Qué significa “el Catecumenado fuente de inspiración para la catequesis”? (cf. DG n.61) CURSO DE FORMACIÓN SOBRE EL RICA

Curso on-line desde el Área del Catecumenado, dentro de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado. Bajo el título: ¿Qué es el RICA?, ¿qué quiere decir Iniciación cristiana? Acercamiento histórico y las observaciones generales, fue D. José Rico Pavés -obispo de Asidonia-Jerez y responsable del Área del Catecumenado en la Comisión- nuestro primer profesor y la hermana Silvia Juan la que compartió con nosotros su testimonio de como ha ido ella entendiendo y aplicando qué significa una catequesis de inspiración catecumenal. 

Sesión 2Sesión 3Sesión 4Sesión 5

Curso de formación sobre el RICA – Sesión 6

Última sesión del curso RICA dedicada exclusivamente al capítulo V del Ritual centrado en el proceso de Iniciación para los niños bautizados en edad catequética.

El tema ha sido expuesto por D. Jesús Úbeda, párroco de San Martín de la Vega, vicario episcopal para la evangelización y la transmisión de la fe de la diócesis de Getafe, miembro del Equipo del Área del Catecumenado de la Comisión para la Evangelización, la Catequesis y el Catecumenado.

Él tiene una rica experiencia al iniciar en la parroquia el hacer un proceso con estos niños y niñas que se acercan pidiendo el bautismo, algunos piden directamente la Primera Comunión, pero que no han sido bautizados y a lo largo de los años ha ido diseñando como responder adecuadamente a lo que nos indica el RICA en su capítulo V, junto a la realidad que trae cada una de estas familias, la dificultad por ser algo “nuevo”, a la vez que muy antiguo, servirse de estas circunstancias para llegar a los padres, para hacer partícipe a la comunidad parroquial, etc.

Somos conscientes de que en España cada año son más las familias que acuden a la parroquia con esta realidad. Solo en la diócesis de Getafe se bautizaron el curso pasado 519 niños y niñas de entre 7 y 12 años.

En su exposición hizo un recorrido por la ya visto con los adultos, pero concretándolo con los niños. La experiencia le ha enseñado que es bueno no hacer grupo aparte con los niños no bautizados, sino integrarlos dentro de los grupos porque es un bien para esos niños y también para los compañeros ya bautizados que pueden redescubrir el don recibido. También explicó el momento de la recepción de los sacramentos, las posibles variantes, pero siempre respetando la unidad de los sacramentos, al menos el del bautismo y la eucaristía, en el caso de que la diócesis tenga establecido la recepción del sacramento de la confirmación después.

Como cúlmen de la teoría expuesta, contamos con el testimonio de Julia y Yasmina. Julia se había preparado con detalle lo que nos quería trasmitir  de su experiencia de haberse preparado y haber recibido los sacramentos de iniciación cristiana y su gozo de ser amiga de Jesús. Yasmina nos compartió su experiencia, como madre, de responder al deseo de su hija que quiere hacerse cristiana, como gracias a este deseo en ella también brota el querer volver a gustar la fe, a formar parte activa de la Iglesia, etc.

Un encuentro precioso con el que hemos terminado este curso ofrecido desde el Área del Catecumenado de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado.

Documentos de la Iglesia Católica

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Más info

Crece el número de adultos que pide el Bautismo.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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Y tú, ¿has pensado en ser catequista? Dile sí a Jesús como alegre mensajero.
Familia, escuela y parroquia, una ‘tribu’ que debe educar unida. Juanma Alarcón.
«Catequesis familiares» para despertar a la fe. Nuevos aires de renovación.

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