Educación

María Montessori, madre de la pedagogía científica, renovadora, actual y relevante.

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Trabajadora, pionera feminista, científica y católica convencida.

María Montessori (1870-1952) fue nominada hasta tres veces para el Premio Nobel de la Paz (1949, 1950 y 1951) y fue también la primera italiana en licenciarse en medicina, en 1896, aún en el siglo XIX. 

Se la considera la madre de la pedagogía científica, creadora del internacionalmente conocido como Método Montessori, vigente hasta nuestros días. Probablemente es desconocida para muchos católicos españoles. En España se ha hablado mucho de la renovación pedagógica de la Institución Libre de Enseñanza en el primer tercio del siglo XX, pero en esa misma época también se difundió la metodología renovadora de esta pedagoga católica.

Criada en una familia católica practicante

Se crió en una familia católica practicante, lo que algunos llaman familia tradicional.

A los 28 años, en 1898, dio a luz a su único hijo, Mario. Era fruto de una relación fuera del matrimonio. Ella ya era médico y podría haber conseguido un aborto, pero apostó por la vida. El niño lo crió la familia del padre del bebé: hasta los 15 años el chico no supo quién era su madre. Luego su hijo sería un gran divulgador y colaborador de su madre y del método Montessori.

Desde joven, Maria Montessori se interesó por la investigación psiquiátrica aplicada a los niños deficientes mentales con dificultades de aprendizaje. Sus observaciones científicas la llevaron a descubrir la capacidad que tienen los niños para absorber (casi sin esfuerzo) conocimientos de sus alrededores, así como el interés que éstos tienen por materiales manipulables. De este modo descubrió lo que los niños hacían «naturalmente», es decir, por sí mismos, sin ayuda de los adultos: aprender.

La experiencia educativa montessoriana empezó a materializarse el 6 de enero de 1907 con la inauguración de la primera «Casa dei Bambini». 

En 1911 dejó la medicina, y un más que cómodo y relevante futuro, para dedicarse enteramente a la pedagogía, peor considerada y menos remunerada. Poco después nacería su método, el denominado Método Montessori, que fusiona conocimientos científicos (médico-fisiológicos, neurológicos, antropológicos) con observaciones en los niños, prácticas anteriores (se desarrolló con la experimentación del material), preocupación social, ideales feministas, demandas religiosas y fuerte espiritualidad.

Así, desarrolló una metodología con la cual les enseñó a leer y a escribir, y con el mismo sistema comenzó a educar a niños normales, consiguiendo que leyesen, escribieran, sumaran, etc., a edad mucho más temprana de lo habitual. El Método Montessori sería mundialmente conocido y ha llegado hasta nuestros días: no hay más que entrar en tiendas educativas de la red y poner Montessori para ver a la venta elementos de aprendizaje por ella ideados.

Renovadores católicos atraídos por el método Montessori

Montessori también reelaboró la clasificación de discapacidad mental de la época en su obra  «Normas para una clasificación de los deficientes en relación con los métodos especiales de educación», que presentaría en el II Congreso Pedagógico Italiano. Dijo, sobre el tema: «Falta la educación sentimental que, basada en la educación religiosa, podría servir de estímulo, de freno y de guía precisamente en las decisiones de la voluntad».

Su actividad encontró pronto apoyo de católicos con impulso e iniciativa como el sacerdote Giovanni Semeria o las Franciscanas Misioneras de María. Mientras en Italia el método renovador de Montessori atraía a muchos pedagogos católicos, en la España de los años 30  se expulsaba a los jesuitas y se hostigaba al máximo a las escuelas católicas.  

Entre 1900 y 1906 dio clases de Antropología e Higiene en el «Istituto Superiore di Magistero Femminile» de Roma. En aquellos años estaba estudiando filosofía, pedagogía y antropología, se matriculaba, en 1903, en la Facultad de Filosofía. El fruto más importante de este período de trabajo científico fue Antropologia pegadogica, en la que se alejaba del materialismo. 

Maria Montessori, admiradora de León Tolstoi, tendía a unir cada vez más ciencia y atención a la espiritualidad.

El choque con la feminista Mozzoni: Montessori apunta a la Virgen

Montessori, interesada por la emancipación de la mujer, ya en 1896, participó en Berlín en el primer Congreso del «International Council of Women» sobre los derechos femeninos, con un notable éxito.

Una década después, en 1906, se produjo una importante controversia entre Montessori y la periodista, feminista y socialista Anna Maria Mozzoni, que hablaba de la mujer como «Eva moderna». Montessori oponía a esta figura la de la «maternidad social» de María de Nazaret. Ese mismo año presentó, junto con Mozzoni, una petición al Parlamento italiano para que aprobara el voto de las mujeres, esto es, el sufragio femenino en las consultas electorales. 

Reconocimiento mundial y exilio

En 1913 viajó por primera vez a Estados Unidos, invitada entre otros por Alexander Graham Bell –a quien se atribuya la invención del teléfono- y su esposa Mabel, dando conferencias sobre su método e inaugurando la Asociación Educativa Montessori. En 1917, en plena Monarquía Parlamentaria católica de Alfonso XIII, el gobierno español la invitó a inaugurar un instituto de investigación.

En 1922 fue nombrada inspectora de escuelas en Italia, pero durante la Segunda Guerra Mundial se exilió a España, Holanda e India –donde permaneció largos períodos de tiempo invitada por importantes miembros de la Teosofía, para enseñar su método-  por su posición anti-fascista.

En 1951 se retiró como conferenciante y regresó a Italia tras 14 años de exilio para reorganizar las escuelas e ingresar como docente a la Universidad de Roma. Falleció en 1952  en  Holanda, tras aportar al mundo de la pedagogía un nuevo método y el material didáctico que todavía hoy es de gran ayuda en el período de formación preescolar. En España, el pedagogo Víctor García de la Hoz (1911-1998), que fue uno de los primeros miembros supernumerarios (es decir, casados) del Opus Dei,  aplicaría también principios de la pedagogía personalizada de Montessori. 

Sus obras fundamentales

Su obra fundamental —Il metodo della Pedagogia Scientifica applicato all’educazione infantile nelle Case dei Bambini— se publicó en 1909 y fue un éxito mundial notable y duradero. En 1910 y 1911 impartió su «Curso teórico-práctico» para la educación infantil.

Pronto el sacerdote franciscano Agostino Gemelli se interesó por el método. Este antiguo socialista, que era médico y se había convertido a la fe católica, da nombre hoy a la famosa Clínica Gemelli de Roma. En aquella época, siendo ya sacerdote, buscó fondos de familias adineradas para abrir escuelas montessorianas.

Gemelli alabó así a la pedagoga: «En Italia, una mujer que había estudiado medicina se ha consagrado después sobre todo a penetrar en el alma del niño. Ha comprendido que educar realmente a un niño significa aceptarlo con toda la riqueza ignorada de su alma, de su inteligencia, de su corazón; cultivar, fomentar en él lo que la naturaleza le dio».

El método Montessori desembarca en Cataluña, a través de clérigos

En 1909 el método comenzó a ser conocido fuera de Italia, concretamente en España. Ee año lo intentó traer el vicentino (o paúl) español Antonio Casulleras. Fue aplicado en la Casa de la Maternidad y Expósitos de Les Corts, en Sarrià, donde era capellán el padre Frederic Clascar (1873-1919), que lo conoció por Casulleras.

Más tarde, Montessori escribió:

«Aunque estos padres no me conocían y por tanto ignoraban que yo era católica, y aunque en mi libro no hacía ninguna profesión de fe, les pareció que mi método era sustancialmente católico. La humildad y paciencia de la maestra, el hecho de valorar las acciones más que las palabras, el ambiente sensorial como inicio de la vida psíquica, el silencio y el recogimiento de los niños pequeños, la libertad del alma infantil para perfeccionarse, la paciente atención a la prevención y corrección de todo mal, o incluso simple error o tenue imperfección, el control del error mediante el material de desarrollo y el respeto a la vida interior de los niños manifestado en el culto a la caridad eran principios de pedagogía que le parecían emanados e inspirados directamente del catolicismo».

En enero de 1913, poco después de la muerte de su madre, Montessori dirigió en Roma, en su casa, el primer curso internacional sobre su Método, que marcó el nacimiento del movimiento montessoriano. En 1913 María Montessori pronunció en Estados Unidos una serie de conferencias, invitada por un famoso periodista. Este y otros actos permitió que más tarde se fundara  en Estados Unidos la «Montessori Educational Association», que contó entre sus integrantes con Alexander Graham Bell, inventor del teléfono, y con la  participación de Thomas Edison (1847-1931).

Pronto aparecieron las traducciones francesa (1912), alemana, polaca y rusa (1913), japonesa, rumana, irlandesa, española, holandesa (1914-1915) y danesa (1917)…acabando la obra presente en 58 países traducida a 36 lenguas.

Asimismo se iban constituyendo asociaciones de educadores de orientación montessoriana, entre las primeras, la «Montessori Society of Scotland», la «British Montessori Society» y la «American Montessori Society». En 1924, con la ayuda del psicopatólogo holandés J. C. L. Godefroy y de Géza Révész, se fundó el periódico The Call of Education. Psycho-Pedagogical Journal. International Organ of the Montessori Movement, con sedes en Ámsterdam y en París. En Italia se creó en 1916 un «Comitato Nazionale Montessori» etc. etc. etc.

Montessori en Barcelona

María Montessori se estableció en España, donde promovió un Seminario de Pedagogía. Estalló la Primera Guerra Mundial. Montessori recibió en 1918 la bendición apostólica de Benedicto XV. En el período de entreguerras se produjo la consolidación del movimiento internacional montessoriano, y Montessori decidió profundizar en la aplicación de su método a la educación religiosa católica, experimentando en Barcelona, en la «Escola Modelo Montessori», una educación integrada en la vida era la liturgia, fruto de lo cual escribiría nada I bambini viventi nella Chiesa (1922).

El régimen fascista en Italia cerraría sus escuelas en su país. También serían cerradas en la Alemania nacional-socialista de Hitler.

En España publicó en 1934: Psico Aritmètica y Psico Geomètria [trad. castellana: Psicoaritmética: la aritmética desarrollada con arreglo a las directrices señaladas por la psicología infantil, durante veinticinco años de experiencia, Barcelona, Araluce, 1934; Psicogeometría, Barcelona, Araluce, 1934]. Pero las autoridades estatales republicanas no mostraron ningún interés.

Al comenzar la Guerra Civil española, Montessori se fue a Inglaterra. Siguieron celebrándose anualmente los Congresos Internacionales Montessori. Luego se trasladaría con su hijo a Holanda, donde se habían creado, desde 1923, más de doscientas escuelas montessorianas, tanto laicas como católicas. Allí  en 1937, María Montessori conoció a George Sydney Arundale, presidente de la Sociedad Teosófica, que le informó del éxito del montessorismo en la India. Fue allí, a sabiendas de Gandhi y de Tagore. Acabada la guerra, Montessori regresó a Holanda en 1946, aunque volvió en varias ocasiones a la India, Ceilán y Pakistán. Luego fue a Italia a  reabrir las escuelas Montessori. Su fama era enorme. Fue propuesta para el Premio Nobel de la Paz en 1949, 1950 y 1951 (en 1949 se recogieron en un volumen sus escritos sobre la educación para la paz).  Con más de 80 años pronunció conferencias en Noruega y en Suecia. Murió en 1952 en Holanda.

Montessori escribe sobre la misa

María Montessori afirmaría en su La chiamata obra pedagógica de carácter religioso: 

La Santa Misa no es solo un memorial. Así puede parecerle solo a quien no penetra en los misterios. Entonces sí, puede parecer un rito que se realiza para recordar a Jesucristo que está muerto; desaparecido de la tierra como hombre vivo. Ese es el recuerdo: la imagen de Jesús crucificado es como un signo siempre presente en el centro de la mesa: y alrededor arden cirios encendidos. Parece justamente un piadoso recuerdo de su muerte.

Pero no se trata de una cosa tan simple.

No asistimos a la misa tan solo para conmemorar la Pasión de Cristo y realizar un acto piadoso, un deber perpetuo.

Allí no hay muerte.

Aquella muerte es vida.

En la misa se esconde un misterio profundo: algo sobrenatural, sorprendente, ¡un milagro sin igual! En cierto momento Jesús desciende vivo sobre el altar; es invisible, pero está realmente presente: porque su cuerpo, su sangre, su divinidad se transforman en el pan y en el vino.

Viene por nosotros.

Cuando vamos a misa no vamos a conmemorar a Jesús: vamos a reunirnos con él, ¡a recibirlo!

Cristo está presente y vivo, y no nos abandonará nunca.

Este es nuestro consuelo, nuestra esperanza, incluso nuestra fe: este es el milagroso misterio de la misa.

No somos huérfanos, no estamos solos sobre la tierra: Jesús nunca nos abandonócuando subió a los cielos; y lo dijo: «No os dejaré huérfanos».

Sí; al salir de la Santa Misa podemos gritar como la Magdalena consolada: «¡Está vivo! ¡Le he hablado!».

Montessori y sus textos de religión 

Ella escribió un buen número de obras pedagógico religiosas como  Dios y el niño, La vita in CristoLa tavola apparecchiataIl libro apertoLa guidaLe sette parole di Gesù Crocifisso o La Santa Messa spiegata ai bambini, publicadas en los años treinta. Dan suficiente noticia de la confesionalidad de su obra.

Montessori en 1932 escribiría hablando de la adaptación católica de su obra a la infancia:

Todos nosotros tenemos dos grandes festividades al año, Navidad y Pascua; estas festividades las reconocemos en nuestro corazón, para honrarlas suspendemos toda actividad social; muchos las observan religiosamente.

¿Qué nos recuerdan estas dos antiguas festividades? Nos recuerdan a una sola persona, cuya encarnación y cuya misión social fueron no obstante distintas. En la historia de Jesús, el período de la encarnación duró hasta la pubertad, esto es, hasta el momento en que, a los 13 años aproximadamente, dijo a sus padres: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que tenía que estar en la casa de mi Padre?». Durante ese período su conducta fue la de un chico que no adquiere el conocimiento de los sabios adultos, sino que, por el contrario, los maravilla y los confunde. Solo más tarde comenzó la vida oculta del Hijo que obedece a sus padres, que aprende el oficio de su padre y que se adapta a la sociedad en la que deberá llevar a cabo su misión.

Montessori vivió en la India de 1939 a 1949. En 1949 explicó que su método era de utilidad contra «la oleada de materialismo que está amenazando el mundo». Añadió: «Me entristece mucho que mi obra aquí en la India esté en manos de hindúes, de teósofos y de musulmanes», indicando que no encontraba en los católicos un seguimiento tan fuerte como en aquellos.

Más información sobre ella en este libro de DigitalBooks

Fuente: Religión en libertad. Alfonso V. Carrascosa.

María Montessori. Últimas preguntas rtve. Catherine L’Ecuyer.

Montessori ante el legado pedagógico de Rousseau

María Montessori es una pedagoga controvertida. Los naturalistas le reprocharon la rigidez y la artificialidad de su método, así como su rechazo a la imaginación productiva y a la fantasía; los progresistas, la individualidad y el carácter coercitivo de su método; los modernistas, su religiosidad; algunos la criticaron por adelantar los aprendizajes o por no

respetar la libertad del niño, otros por lo contrario; los cristianos la tildaron de laicista, positivista, naturalista y teósofa, mientras que los teósofos la definieron como ‘católica’. Mientras Mussolini cerraba todas sus escuelas, la trataban de fascista. ¿Qué hay de cierto en todo ello? ¿Comparte los planteamientos de la pedagogía romántica de Rousseau? ¿Y los movimiento de la Educación Nueva? Quizás ha llegado el momento de dar respuesta a une serie de mitos que circulan con impunidad sobre una de las pedagogas y de las propuestas educativas más fascinantes y controvertidas de la historia de la educación.

Si Montessori vuelve hoy a estar en primera línea de la actualidad educativa, no es por casualidad. Su propuesta, rica en matices, no puede ser más actual en un contexto educativo de dialéctica infértil entre la instrucción directa y el aprendizaje por descubrimiento, entre el conductismo y el laissez-faire, entre la importancia de la razón y de la dimensión sensorial y, entre el aprendizaje pasivo y activo. Montessori nos puede ayudar a encontrar caminos nuevos que se salgan de las falsas retóricas que encierran esas dialécticas; abre una tercera vía que no solo trae matices, sino también y sobre todo claridad.

María Montessori: Una película que todo educador y estudiante de educación tendría que ver

Una vida dedicada a los niños.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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