Vive la Pascua Dominical en la Eucaristía en Casa y en la Parroquia.
Lc 15,1-32. Las parábolas de la misericordia, corazón del evangelio lucano. Jesús siempre va a buscarnos. Somos una pequeña pieza, pero sin cada uno de nosotros, su proyecto de amor no está completo. Él deja las 99 y nos busca… Así es Él.
Además de puzle, las parábolas nos invitan al juego de la vida: salir de la oscuridad a la luz. El Padre, que es la luz, viene a abrazar al hijo que se marchó y al que se le apagó la luz, la alegría y la esperanza.
Así es Dios, el Padre de la Luz y de la Misericordia. El Padre que abraza y no castiga ni echa en cara –bastante tenía encima el arrepentido pródigo-.
Pero, lo que más nos llama la atención de la parábola es que nosotros no estamos llamados a identificarnos con el pródigo o con el hijo mayor. Estamos llamados a identificarnos con el Padre que, con su corazón enorme, acoge al que se marchó y le hace una fiesta. ¡Cuánto cambiaría el mundo con más corazones como los del Padre!
Jesús es un buscador, como Google, busca desde su corazón a los que están más perdidos, la oveja, la moneda, el hijo que acabó entre los cerdos… seguramente sea un experto en búsquedas difíciles por eso, seguro que se le da bien encontrar a WALLY… Qué alegría saber que me busca y que me encontrará…
Fuente: Dibujo: Patxi Velasco FANO – Texto: Fernando Cordero, ss.cc.
La Hija Pródiga – 24º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C
Lc 15,1-32. Jesús hoy, con sus parábolas, nos cuestiona y pone en camino… ¿nos atrevemos a comer con pecadores? ¿vamos en búsqueda de nuestra oveja perdida? ¿acogemos al hijo o al hermano que vuelve arrepentido?
Fuente: Editorial Verbo Divino – EVD.