«Christus vivit» inspira esta campaña.
«Las raíces, un punto de arraigo que nos permite desarrollarnos y responder a los nuevos desafíos». (CV, 200).
“¿Sabes qué tiene en común una secuoya* de 100 metros contigo?”.
* Secuoya: árbol célebre por sus grandes dimensiones y majestuoso porte.
Con esta pregunta comienza el vídeo de la nueva campaña vocacional de Salesianos Santiago el Mayor. Una campaña que, además, toma como referencia la exhortación apostólica ‘Christus Vivit’, en la que el papa Francisco, dedica un capítulo a los ‘jóvenes con raíces’ (Capítulo sexto).
Esta iniciativa se propone anualmente coincidiendo con el mes de Don Bosco, incentivando a reflexionar acerca del sentido de la vida y la respuesta a la llamada de Dios en los jóvenes.
“El objetivo de la campaña es ayudar a cada joven a caer en la cuenta de la necesidad de tener raíces profundas”, explica Xabier Camino, coordinador de animación vocacional de Salesianos Santiago el Mayor. “Cuando están bien cuidadas y atendidas, nuestra vida está preparada para dar frutos abundantes, llegando a ser lo que estamos llamados a ser, desde la certeza que supone hacer propio el proyecto vocacional de vida que Dios ha soñado para cada uno de nosotros”, añade.
Cuidar las raíces
La campaña subraya que tener unas raíces “fuertes y profundas” ayuda a descubrir la “propia vocación”. De este modo, en el vídeo, varios jóvenes, educadores y salesianos recomiendan regar esas raíces “con el amor que nace de aprender de tus mayores, de escuchar a los que se preocupan por ti, de desarrollar tus talentos, de cultivar tu fe, de luchar por cambiar el mundo, buscando la felicidad haciendo felices a los demás”.
Pero, sobre todo, el vídeo anima a regar las raíces con “el amor que nace de encender tu corazón e inspirar tu mente con la luz del Evangelio”.
Fuente: Vida Nueva.
Materiales de la campaña
Dossier de materiales incluido en la Campaña Pastoral 2019-2020
Guión para trabajar el vídeo vocacional
Cartel Campaña Castellano SSM
Cartel icono 1×1 SSM
Christus vivit, capítulo VI: “Jóvenes con raíces”
Francisco reconoce que le duele “ver que algunos proponen a los jóvenes construir un futuro sin raíces, como si el mundo empezara ahora”. Si alguien “te hace una propuesta y te dice que ignores la historia, que no atesores la experiencia de los ancianos, que desprecies todo lo que ha pasado y que mires sólo hacia el futuro que te ofrece, ¿no es ésta una forma fácil de atraerte con su propuesta de hacerte hacer solo lo que él te dice? Esa persona necesita que estés vacío, desarraigado, desconfiado de todo, para que puedas confiar sólo en sus promesas y someterte a sus planes. Así funcionan las ideologías de colores diferentes, que destruyen (o de-construyen) todo lo que es diferente y de esta manera pueden dominar sin oposición”.
Los manipuladores utilizan también la adoración de la juventud: “El cuerpo joven se convierte en el símbolo de este nuevo culto, por lo que todo lo que tiene que ver con ese cuerpo es idolatrado y deseado sin límites, y lo que no es joven se mira con desprecio. Pero esta es un arma que acaba degradando en primer lugar a los jóvenes”.
“Hoy se promueve una espiritualidad sin Dios, una afectividad sin comunidad y sin compromiso con los que sufren, un miedo a los pobres vistos como seres peligrosos, y una serie de ofertas que pretenden hacerles creer en un futuro paradisíaco que siempre se postergará para más adelante”, escribe Francisco exhortando a los jóvenes a no dejarse dominar por esta ideología que conduce a “auténticas formas de colonización cultural” que erradica a los jóvenes de las afiliaciones culturales y religiosas de las que proceden y tiende a homogeneizarlos transformándolos en “sujetos manipulables en serie”.
Lo fundamental es “tu relación con los ancianos”, que ayuda a los jóvenes a descubrir la riqueza viva del pasado, en su memoria.
Hablando de sueños y visiones, Francisco observa: “Si jóvenes y viejos se abren al Espíritu Santo, juntos producen una maravillosa combinación. Los ancianos sueñan y los jóvenes tienen visiones”. Por lo tanto, es necesario “arriesgar juntos, caminar juntos jóvenes y viejos».
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Raíces y alas. Que las alas arraiguen y las raíces vuelen.