Portada: Juan Ramón Jiménez, fotografiado por Juan Guerrero en 1931 – ABC.
Este aforismo refleja, magistralmente, la tensión y la paradoja esencial del ser humano.
‘Raíces y alas’, el encuentro entre Juan Ramón Jiménez y Carmen Linares.
Raíces y alas, pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen.
Este aforismo es del premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez y refleja, magistralmente, la tensión y la paradoja esencial del ser humano.
Una persona anclada en sus raíces y sin capacidad de elevarse es un ser que se limita a vegetar, a sobrevivir. Por ello las raíces deben elevarse y volar.
Una persona sólo movida por las alas de la ensoñación, del deseo, del ansia de transcender y sin vínculo con la tierra es humo que se evapora sin dejar rastro de su paso. Por ello las alas deben arraigar.
Es necesario complementar lo uno con lo otro. Raíces con alas y alas con raíces.
(Juan Ramón Jiménez (1916): Diario de un poeta recién casado (Hacia el mar)).
¿Cómo permanecer fuerte? Depende de tus raíces.
Importancia de las raíces:
“La verdad de la belleza de un árbol en flor se esconde en la fealdad de sus raíces”. (San Agustín, Sermones. 44, 11).
«Porque después de todo he comprendido / por lo que el árbol tiene de florido / vive de lo que tiene sepultado.» (F. L. Bernárdez, Soneto Si para recobrar lo recobrado).
Un Premio Nobel todavía desconocido.
Un ejemplo de alas y raíces: Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez
¿Hay una declaración más hermosa que la de Zenobia Camprubí a Juan Ramón Jiménez?
«Quiero que te refugies en mí contra toda desilusión y contra lo mediocre y mezquino de la vida».