El corazón lleno de nombres.
Al final del camino me dirán: —¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres.
(Pedro Casaldáliga).
A lo largo de mi vida he tenido la bendición de conocer a muchas personas; bastantes de sus nombres han quedado grabados en mi corazón. Dios les puso en mi camino como acompañantes, amigos o hermanos, para colaborar en la expansión del Reino de su Amor en el mundo. Hoy y siempre le daré gracias por esos grandiosos dones, porque me ayudaron a desarrollar la capacidad de amar, anticipo de eternidad. Alabado sea Dios. ♥
José Luis Miguel González, OSA
A Pedro Casaldáliga, por sus 90 años.
Era una vez un profeta, con ansias de martirio.
Se juega la vida con los pobres, por los pobres y como los pobres.
Guarda, como un tesoro, un trocito de la sotana ensangrentada de Oscar Romero,
un trocito de hueso de Ignacio Ellacuría,
sangre derramada por los pobres,
mártires del reino y de la liberación.
Y sin embargo Pedro Casaldáliga está viviendo una ancianidad prolongada, con achaques.
Su vida toda fue un milagro,
el milagro de la solidaridad humana y del amor;
la parábola del Samaritano con el indio, con el negro, con el campesino.
Sus huellas martiriales, en el camino de los pobres, son gritos que hoy no se quieren oir.
En sus gestos proféticos se refleja el dolor y el esplendor del VIVIENTE,
Crucificado, entronizado y resucitado.
Con la llegada de Pedro a Sao Felix do Araguaia,
Se siente la caricia de Dios en indígenas, negros, campesinos, peones sertanejos.
Renació la esperanza:
“Ninguna familia sin casa, ningún campesino sin tierra”.
Desde Medellín, en América Latina el Espíritu Santo sopla desde el Sur:
Ahí está la sangre de los Mártires del Reino, las Comunidades Eclesiales de Base,
Y últimamente la voz profética del obispo de Roma, Francisco.
Loado mi Señor,
por estas voces proféticas que empujan a la Iglesia hacia las periferias humanas y geográficas,
a reducir las fronteras de la pobreza,
y en el horizonte, en lontananza, la fraternidad universal.
Admiro a Pedro Casaldáliga porque ejerce de Pastor,
entre médico, poeta y profeta,
maestro, animador, amigo de los pobres.
Y sobre todo, siempre provocador como los grandes profetas.
Pedro no es un “iluminado”, sino que desde la profunda experiencia de Dios
anuncia y denuncia los designios del Señor.
Creo que Pedro Casaldáliga es un hito señero que se levanta en la Iglesia de América Latina y en la Iglesia universal.
Nicolás Castellanos.
Poemas agustinianos de Pedro Casaldáliga.
Agustiniano
«Ámame más, Señor, para quererte».
Búscame más, para mejor hallarte.
Desasosiégame, por no buscarte.
Desasosiégame, por retenerte.
Pódame más, para más florecerte.
Desnúdame, para no disfrazarte.
Enséñame a acoger, para esperarte.
Mírame en todos, para en todos verte.
¡Por los que no han sabido sospecharte,
por los que tienen miedo de encontrarte,
por los que piensan que ya te han perdido,
por todos los que esperas en la muerte,
quiero cantarte, Amor, agradecido,
porque siempre acabamos por vencerte!
De Hipona hasta São Félix
La vida de Agustín
me acoge como un poyo
al borde del camino contestado.
Hay huellas por la arena solitaria,
de Hipona hasta São Félix.
La Iglesia viene antigua
diversa,
caminante.
¡No faltarán los elegidos bárbaros
que doblen el Imperio, hermanos de provincias!
Con rostro palestino y al viento de la Historia,
Dios marcha en caravana con nosotros.
¡Las dos Ciudades irán siendo una!
Fuente: Casaldáliga, Pedro (1986): El tiempo y la espera. Ed. Sal Terrae, Santander.
«Yo hago versos y creo en Dios. / Mis versos / andan llenos de Dios, como pulmones / llenos del aire vivo»
Pedro Casaldáliga.