Portada: «La conversión de san Pablo en el camino a Damasco», por Caravaggio. Iglesia de Santa María del Pópolo, Roma, Italia. 1604.
Una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor.
Así relata el Capítulo 9 del Libro de los Hechos de los Apóstoles, la Conversión del Apóstol San Pablo, hasta entonces llamado Saulo. «Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las Sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres. Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del Cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. El preguntó: “¿Quién eres tú, Señor?”. “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”, le respondió la voz. “Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer”. Los que le acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le tomaron de la mano y le llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin comer ni beber».
A continuación, el Señor ordenó a Ananías, uno de sus discípulos, que acudiera al lugar donde estaba Pablo. Siguiendo sus órdenes, le impuso las manos: Saulo recobró inmediatamente la vista. De esta forma, empezó el apostolado del principal propagador del Cristianismo.
Sobre la importancia de este hecho fundamental de la fe e historia cristianas, el sacerdote y profesor Senén Vidal aporta en su libro Pablo, de Tarso a Roma, dos precisiones importantes. En primer lugar, «la experiencia revelacional de Pablo coincide, en cuanto a sus sentido y a su estructura fundamentales, con la de todo creyente. Porque, siguiendo la terminología empleada por los textos paulinos, todo creyente puede afirmar que ha recibido la “iluminación”, el “conocimiento”, la “revelación” de Jesús, el crucificado resucitado, como Salvador definitivo».
No obstante -y es la segunda precisión-, Vidal añade que «dentro de esa perspectiva, hay que decir que la revelación experimentada por aquellos primeros cristianos y por Pablo tuvo una función especial e irrepetible en la historia del movimiento cristiano, ya que se convirtió en referencia fundamental para todo el camino posterior de aquel movimiento».
Fuente: Alfa y Omega. J.M. Ballester Esquivias @jmbe12
«Pablo, el apóstol de Cristo». La película que revive los últimos días de san Pablo en prisión
Lucas (Jim Caviezel) se dirige a Roma en busca de San Pablo (James Faulkner), que está cautivo en una oscura y aislada celda después de que Nerón (Olivier Martínez) le condenara a prisión. El emperador está decidido a acabar con los cristianos de la ciudad y erradicar su religión cueste lo que cueste.
Se trata de la película «Pablo, el apóstol de Cristo», un film que quiere mantenerse fiel a la Sagrada Escritura en los detalles de la vida de Pablo y sus viajes (solo algunos personajes son ficticios).
La película nos contará (entre otras cosas) cómo san Pablo, consigue sacar de la cárcel algunas cartas para la comunidad de los primeros cristianos que, a pesar de la inhumana persecución que afrontan, serán capaces de difundir el Evangelio con valor por todo el mundo.
Te compartimos el trailer de «Pablo, el apóstol de Cristo». Puedes ver la película completa en este enlace.
En PABLO, EL APÓSTOL DE CRISTO, Pablo sufre en soledad en una prisión romana, a la espera de su ejecución por orden del emperador Nerón. A Mauricio, el ambicioso prefecto de la prisión, le cuesta imaginar qué clase de peligro podría suponer este hombre destrozado. En otro tiempo, fue Saulo de Tarso, un brutal asesino de cristianos de alto rango. Ahora, su fe inquieta a Roma. Corriendo un gran riesgo, Lucas, el galeno, visita al anciano Pablo para confortarlo y atenderlo… así como para preguntarle, transcribir y sacar clandestinamente las cartas de Pablo a la creciente comunidad de creyentes. Pese a la inhumana persecución a la que los somete Nerón, estos hombres y mujeres difundirán el Evangelio de Jesucristo y cambiarán el mundo.
Este gran óleo sobre lienzo fue realizado por Francisco Camilo en 1667 y procede del retablo de la capilla mayor de la iglesia de San Pablo de Segovia, aunque se custodia en el Museo de la ciudad. Las referencias de Rubens o Tintoretto son visibles así como la impronta del artista, con carnaciones agrisadas, telas de colorido saturado, pinceladas deshechas y gestos amables.