Vive la Pascua Dominical en la Eucaristía en Casa y en la Parroquia.
«Te seguiré», Ixcís (con letra y acordes).
“Te seguiré adonde quieras, te seguiré, Señor, te seguiré. Te seguiré, dame las fuerzas, te seguiré, Señor, te seguiré. Te seguiré, te seguiré aunque tu cáliz tenga que beber. Te seguiré, te seguiré, sé Tú la roca que sostiene mis pies”.
Deja tu almohada y sígueme
Lc 9,51-62. En el seguimiento de Jesús no podemos estar continuamente mirando hacia atrás o apegados a nuestra comodidad, a la “almohada” del confort. Hemos de mirar hacia delante, con ánimo y desprendimiento, porque el Señor nos conduce.
“El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”. El que usa el retrovisor en todo momento, termina por caerse en el camino, porque pierde el norte y la referencia. Jesús nos acompaña, sin necesidad de espejos retrovisores, para que transitemos las sendas que nos conducen hacia el Reino del Amor y de la Paz.
Almacenemos nuestras almohadas. Confiemos fuertemente en Jesús. ¡Siempre hacia delante, sin excusas! Porque, no lo olvidemos, huir de la cruz es rechazar a Jesús, a pesar de que las tareas que nos busquemos sean de lo más interesantes, justificadoras o cómodas.
Fuente: Dibujo: Patxi Velasco FANO – Texto: Fernando Cordero, ss.cc.
Al final del camino te espera lo mejor – 13º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C
Lc 9,51-62. Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es «vivir de camino», sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Colaborar en el proyecto de Jesús exige dedicación total, mirar hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro sin encerrarnos en el pasado.
Fuente: Editorial Verbo Divino – EVD.
Lc 9, 51-62: Te seguiré adonde vayas.