Los Caminos de Santiago se asoman a las aguas del Duero.
Ruta del Duero, GR 14, casi 1000 Kilómetros de fantásticos paisajes en la mejor ruta natural entre España y Portugal. Comienza en el nacimiento del río Duero en los Picos de Urbión, en Duruelo de la Sierra, y finaliza en su desembocadura en las márgenes de Oporto y Vila Nova de Gaia.
Santiago el Mayor, el apóstol de Cristo, tiene gran predicamento no sólo en España, de la que es santo patrón, si no en toda la Península Ibérica y hasta en Europa y a lo largo del orbe. De ahí que la ciudad donde está enterrado, en el extremo más occidental del Viejo Continente, casi en el Finis Terrae del mundo antiguo, sea uno de los puntos de peregrinación más importantes para la humanidad. Y el camino que lleva hasta ella, una de las rutas secularmente más transitadas de la historia.
Oficialmente, el Camino de Santiago y el río Duero corren en paralelo, de este a oeste, atravesando la parte norte de la península ibérica sin tocarse. Y sin embargo sus pasos se encuentran literalmente en varios puntos. Porque el Camino original (el llamado Camino Francés porque era y es el que recorrían los peregrinos que llegaban desde el resto de Europa siguiendo los pasos del Apostol), ese Camino es tan inamovible como el curso de un río. Pero no es la única ruta que lleva a Santiago donde, como a Roma, pueden llevar todos los caminos.
Por eso en este caso, también oficialmente, por lo menos otros cinco Caminos de Santiago tienen que asomarse en algún momento a las aguas del Duero para poder llegar a su destino: El Camino del Ebro (paradojas del destino que sea de otro río) en la variante que viene desde Tarazona hasta Soria y desde esta orilla del Duero hasta entroncar con el Camino Francés en Burgos. El Camino de Madrid, que se adentra en Tierra de Campos tras atravesar el Duero por Tordesillas. El Camino del Levante, que se junta en Toledo a otras rutas jacobeas para llegar a Toro y, siguiendo el Duero hasta Zamora, continuar hacia el norte por la Vía de la Plata. Ésta, que es la cuarta de estas rutas peregrinas, viene desde el extremo de Andalucía para juntarse al Camino Francés en Astorga. Y por último está el Camino Portugués, que reúne a orillas del Douro en la ciudad de Oporto a todos los peregrinos lusitanos para seguir una misma ruta hasta la ciudad gallega que, dicen, es la más portuguesa de toda España.
Antiguamente los ríos eran obstáculos que había que salvar si se quería seguir adelante. Para eso se comenzaron a tender puentes. Pero también a lo largo de su cauce se desplazaron pueblos y culturas, se comunicaron saberes y se transportaron mercancías. De la misma manera, el Camino de Santiago fue durante siglos un caudal constante de entrada de aire renovado en los reinos de la Península Ibérica. Tal fue su influencia en el desarrollo de los pueblos que recorría que inauguró en los años 80 una nueva nomenclatura creada por el Consejo de Europa para reconocer aquellas rutas, recorridos y trayectos que aglutinan una serie de valores específicos.
Itinerario Cultural Europeo
Porque el Camino de Santiago fue el primer Itinerario Cultural Europeo. Oficialmente desde 1987. Luego vinieron otros, hasta una treintena por ahora a lo largo de toda Europa, en un mismo país o compartidos de forma transfronteriza, que identifican a sus beneficiarios como herederos de un legado común que ha dejado su impronta en la cultura, la economía y, por qué no decirlo, en el turismo.
El Duero vuelve a cruzarse con el Camino de Santiago en este punto. Tanto cuando orientó el avance de las tribus que se fueron asentando a su paso como cuando delimitó fronteras y zonas de influencia, a lo largo de sus casi mil kilómetros de recorrido ha dejado su impronta en la arquitectura, la lengua e incluso la gastronomía, a la que pertenece una cultura vitivinícola única en el mundo. Es más: de la fuerza de sus aguas se proveen de energía dos países que cuando se encuentran, comparten recursos de igual a igual. Y existe, por fin, una Ruta del Duero que es considerada como uno de los ejes culturales más importantes del sur de Europa.
Al igual que el Camino de Santiago, el Duero merece ser reconocido como el nexo de unión que es. Y por eso sus habitantes y las fuerzas vivas a su paso deben seguir esforzándose para que su destino siga el mismo camino que ha hecho de la Ruta Jacobea un ejemplo de convivencia y desarrollo.
Fuente: Flumen Durius.