Ahondar en la virtud de la esperanza.
La esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte.
Papa Francisco
Del miedo a la esperanza.
José Carlos Bermejo, Delegado General de los Religiosos Camilos, nos cuenta su experiencia tras haber superado el Coronavirus y envía su apoyo a todo aquel que pueda estar atravesando la enfermedad. Fuente: CONFER.
Particularmente en la primera fase de la pandemia, el miedo fue un virus que generó mucho sufrimiento. En ocasiones, se transformó en pánico. José Carlos Bermejo reflexionó sobre esta variable y la revista Mensajero recoge un artículo. Leer artículo
Más: Esperanza y coronavirus. Cuatro esperanzas.
La Esperanza en tiempo de coronavirus. Francés Torralba.
“La esperanza no es ingenuidad ni es una mirada pueril incapaz de ver carencias en la realidad: es una mirada que entreve posibilidades y no es un brindis al sol”.
Lo ha constatado en un webinar organizado por Aleteia el filósofo y teólogo Francesc Torralba (www.francesctorralba.com), miembro del Pontifico Consejo para la Cultura y profesor en la Universidad Ramon Llull (www.url.edu) en Barcelona, donde dirige la Cátedra Ethos.
Este triple doctor (en Teología, Filosofía y Educación) discrepa de los discursos que consideran que la esperanza es una mirada ingenua y pueril. No, esto no es virtud.
“La esperanza tampoco es consecuencia de un cálculo racional, no es la expectativa. En la esperanza sentimos el apoyo incondicional de Dios”, constata en la conversación que ha mantenido con Inma Álvarez, responsable de la edición española de Aleteia.
Torralba, que es autor de más de 100 libros, ve en la esperanza “una actitud, un modo de estar, de mirar. Una mirada que ve posibilidades. Nuestra mirada no es baladí: es una mirada esperanzada que mueve a la acción y que no paraliza ni lleva a la desesperación.”
La desesperación es lo contrario de la esperanza, puntualiza: En la desesperación no hay ninguna posibilidad, es un cuarto sin luz. Es ahogo y clautrofobia. En cambio, cuando uno tiene esperanza ve posibilidades: tiene una mirada pascual.
En este momento del Coronavirus, es preciso “pasar del yo al nosotros”. En la cultura narcisista prima el “yo y mis cosas” y es necesario pasar a “una cultura global, a una conciencia global y a una ética mundial”. Esta transición es imprescindible.
“El individualismo no sirve para salir de las crisis”, confiesa este escritor, también padre de cinco hijos y presidente de varios comités de ética.
“La crisis global nos obliga a un cambio, de la conciencia provinciana a la global, y eso es un aprendizaje y todavía estamos muy lejos de vivir así”, reconoce.
“La esperanza tiene siempre que ver con el futuro. No es un círculo donde todo se repite, no es una trágica visión fatalista de la historia. La visión cristiana del futuro tiene que ver con el futuro: no estamos solos, estamos animados por el espíritu de Dios”.
Torralba bebe de autores del siglo XX: la esperanza como valor y virtud ha sido exahustivamente desarrollada en el siglo XX en contexto de nihilismo. Ha citado a tres: Ernst Bloch (El principio esperanza), Charles Péguy (El pórtico de la segunda virtud) y Gabriel Marcel (Diario metafísico).
“Las crisis enseñan, los fracasos ayudan a mejorar”, ha explicado el autor que ha visto como en una crisis hay tendencias egoístas y altruistas”: frente a la crisis, primero debería atenderse al más vulnerable, el que está en situación de más riesgo, el más frágil, porque es más incapaz, sugiere.
“Esta prioridad por el más vulnerable, este imperativo prioritario por el más frágil deriva nítidamente del ADN del Evangelio”, ha dicho Francesc Torralba Roselló.
Ha puesto como ejemplo la necesidad también de ser creativos: “El Papa Francisco habla de generar procesos nuevos. Si la pastoral con jóvenes reiteradamente no da fruto, obliga a pensar con otros qué podemos
hacer, ensayando nuevas propuestas a pesar que no tengo garantías de hacerlo bien. Necesitamos liderazgos”.
Torralba ha reiterado que “la crisis y el fracaso nos ayudan y enseñan, en cambio el éxito nos confirma y nos lleva a la repetición. Las crisis son un aviso para tomar nota colectivamente. El éxito no nos estimula, ni nos lleva a la cooperación, imaginación ni inteligencia”.
El filósofo catalán cree que “cuando uno experimenta la impotencia quiere aprender de los otros” y que “esta crisis nos ayuda a recomponer nuestra pirámide axiológica: quiénes son los verdaderos héroes, qué es lo esencial y lo relevante.
¿Pero la esperanza es un don natural? Responde el profesor: “Hay algo dado, de don, en esta mirada esperanzada, como con la constancia o la humildad. La virtud humana de la esperanza puede ser entrenada, si no fuera así no tendría ningún sentido enseñar virtudes ni cultivarlas. Creemos que es posible activarla”.
“En este confinamiento hemos reconocido nuestra fragilidad, contingencia y también gratitud. Esta crisis nos puede hacer mejores personas”, confiesa esperanzado.
“Ser cristiano es saber que no estamos solos en esta crisis absoluta con este desastre descomunal: somos sostenidos y velados por Dios. La esperanza, como también enseñan santos como Edith Stein, es que somos sostenidos, incluso cuando todo se desmorona”.
Termina Torralba: “Donde otros ven vacío, muerte y corrupción, nosotros confiamos en que estamos sostenidos y que todo está por hacer. Esto es esperanza”.
Fuente: Aleteia. Miriam Díez Bosch | May 05, 2020
La esperanza es la luz que supera la oscuridad (Papa Francisco)
«La esperanza hace que uno entre en la oscuridad de un futuro incierto para caminar en la luz. La virtud de la esperanza es hermosa; nos da tanta fuerza para caminar en la vida»
Papa Francisco. Audiencia General, 28 de diciembre de 2018.
Y en este momento tan delicado de nuestra historia, el Papa Francisco habla de otro contagio: el contagio «que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia». Es el contagio de la esperanza:
«¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!». No se trata de una fórmula mágica que haga desaparecer los problemas. No, esto no es la resurrección de Cristo. Es, en cambio, la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no ‘evita’ el sufrimiento y la muerte, sino que los atraviesa abriendo un camino hacia el abismo, transformando el mal en bien: la marca exclusiva del poder de Dios»
Papa Francisco. Mensaje de Urbi et Orbi, 12 de abril de 2020.
Con la Pascua, hemos conquistado «un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza«. Es una esperanza nueva y viva, que viene de Dios» y «pone en nuestros corazones la certeza de que Dios sabe convertir todo en bien, porque incluso de la tumba saca la vida (Sábado Santo, 11 de abril de 2020).