El santo de san Felipe recibió de la Virgen María el mandato: ‘Escribe’.
Un santo amigo en Sevilla
San Alonso de Orozco, agustino español del s. XVI, que llegó a ser predicador real. Se distinguió, además de por sus escritos y su predicación, por su vida humilde y su dedicación a pobres y enfermos.
Fue algunos años Prior del Convento de San Agustín en Sevilla. En esa ciudad actualmente los Agustinos regentamos el Colegio San Agustín. Ahí llegué el año 2002 para trabajar como educador y participé en la Catedral de Sevilla en la Eucaristía de Acción de Gracias por su canonización (2002). En esa ciudad andaluza ejercí además el ministerio de Párroco en la Parroquia Santa Clara (2010-14); la despedida coincidió con su Fiesta. En los doce años de mi permanencia en Sevilla pude sentir la presencia y la protección de este hermano agustino. San Alonso de Orozco: ruega por nosotros.
José Luis Miguel González, OSA
Biografía de san Alonso de Orozco
Nació en Oropesa, provincia de Toledo (España) el 17 de octubre del año 1500. Enviado a la Universidad de Salamanca, se sintió atraído por el ambiente de santidad del convento de San Agustín y entró en la Orden en 1522. Un año más tarde, profesó en manos de santo Tomás de Villanueva. Junto con otros religiosos –sobresalientes en ciencia, santidad y celo apostólico–, forma parte de un grupo granado de agustinos que se mueven cronológicamente en el siglo XVI y escriben uno de los capítulos más gloriosos de la historia de la Orden Agustiniana.
Ordenado sacerdote, ocupó diversos cargos que sirvieron para poner de relieve su carácter magnánimo y comprensivo. En 1554, siendo superior del convento de Valladolid fue nombrado predicador real por el emperador Carlos V y, al trasladarse la Corte a Madrid, pasó al convento de san Felipe el Real y continúo en el mismo oficio bajo el reinado de Felipe II. El llamado santo de san Felipe murió en 1591 en el Colegio de la Encarnación o de doña María de Aragón, hoy sede del senado español.
Escribió numerosas obras de carácter ascético y teológico en las que demuestra su espíritu contemplativo, su alta valoración de la eucaristía hasta el punto de recomendar ya en aquel tiempo la comunión diaria, su filial devoción mariana y su amor a la Orden Agustiniana. Conocía bien a san Agustín y en sus escritos y sermones abundan las citas del obispo de Hipona. Quiso ser misionero y acompañar al grupo de connovicios que embarcaron como evangelizadores hacia el nuevo mundo. En 1547 –durante la travesía hasta Canarias– enfermó y los médicos le recomendaron regresara a la península.
En el cuadro de los autores espirituales agustinos, Alonso de Orozco es el más fecundo y más leído de los escritores en su siglo. Sus obras, escritas en castellano y en latín, fueron reeditadas y traducidas a distintas lenguas. A través de su extensa producción de literatura espiritual se puede comprobar la solidez de su doctrina. En ella se revela como maestro de oración, atento –al mismo tiempo– a las necesidades de los menesterosos.
Otro aspecto a subrayar en la biografía de Alonso de Orozco es su actividad como fundador de conventos de agustinos y agustinas, y reformador de la vida religiosa. “La vida común y unidad fraternal de la Orden debe ser amada y seguida, porque es buena y provechosa para amar y servir a Dios de todo corazón”, escribió san Alonso (Instrucción de religiosos).
Beatificado por el Papa León XIII el 15 de enero de 1882, fue canonizado el 19 de mayo de 2002 por el Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro de Roma. Sus restos reposan en la capilla del Convento de agustinas contemplativas que lleva su nombre, en la calle La Granja de Madrid.
Estudió para abogado durante ocho años y al terminar se hizo fraile Agustino. Fue ordenado sacerdote y destinado a varios conventos de la Orden de San Agustín. Desde el principio se dedicó a la predicación. Hablaba a toda clase de gente, pero siempre decía que a quien mejor predicaba era a los pobres. En cuanto podía, se ponía a escribir libros sobre Dios, la Virgen, los santos, la Iglesia y otros asuntos religiosos. El quería que la buena doctrina de Jesús llegase a todos, por eso escribía libros pequeños para que todo el mundo. Llego a escribir más de 60 obras para la alimentación espiritual de todos y cualquiera. Recibió de la Virgen María el mandato: ‘Escribe’.
Oración
Señor, que concediste a san Alonso de Orozco ser un docto ministro de tu Evangelio, concédenos que, por su intercesión, sepamos compartir con toda la comunidad eclesial lo que te dignas obrar en cada uno de nosotros. Por Ntro. Señor Jesucristo. Amén.
A lo largo de treinta años, a partir del día de su profesión, Fray Alonso se entregó en cuerpo y alma a la enseñanza, la predicación y otras actividades de su apostolado. Su profundo conocimiento del alma humana y su evidente bondad, le hicieron muy solicitado como confesor.
Herbert Thuston.
Recordamos la figura de San Alonso de Orozco, agustino
En «Los Agustinos a tu lado» recordamos al santo agustino, San Alonso de Orozco, para descubrir un santo excepcional del siglo XVI. Nos habla el P. Carlos José Sánchez, OSA.