La alegría cristiana y el buen humor son buenos compañeros
El Papa Francisco, en su última Exhortación Apostólica «Gaudete et exsultate» (Alegraos y regocijaos), indica que vivir con alegría y sentido del humor son dos compañeras inseparables en el camino de la santidad:
122. El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado.
126. Ordinariamente la alegría cristiana está acompañada del sentido del humor, tan destacado, por ejemplo, en santo Tomás Moro, en san Vicente de Paúl o en san Felipe Neri. El mal humor no es un signo de santidad: «Aparta de tu corazón la tristeza» (Qo11,10). Es tanto lo que recibimos del Señor, «para que lo disfrutemos» (1 Tm 6,17), que a veces la tristeza tiene que ver con la ingratitud, con estar tan encerrado en sí mismo que uno se vuelve incapaz de reconocer los regalos de Dios.[101]
Oración de Tomás Moro
[101] Recomiendo rezar la oración atribuida a santo Tomás Moro:
«Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla. Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden. Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por esa cosa tan dominante que se llama yo. Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás. Así sea».
El buen humor es necesario, porque la vida pide a veces un poco de risa, es una forma de resistencia, de profecía, y de perspectiva. ¡Que no nos falte!
José Luis Miguel González,OSA