Vive la Pascua Dominical en la Eucaristía en Casa.
Hosanna hey! Hosanna ah!
Hosanna hey!, Hosanna ah! (2 veces).
1. Él es el Santo, es el hijo de María, es el Dios de Israel, es el hijo de David.
2. Vamos a Él, con espigas de mil trigos, y con mil ramas de olivo, siempre alegres, siempre en paz.
3. Él es el Cristo, es el unificador, es Hosanna en las alturas, es Hosanna en el amor.
4. Es la alegría, la razón de mi existir, es la vida de mis días, es consuelo en mi sufrir.
Semana Santa: el Señor más próximo a la humanidad
El Domingo de Ramos viviremos el contraste de lo que es la vida: la acogida y el rechazo. Jesús se acerca más todavía a nuestra humanidad, nos conoce mejor subido en la borriquita y el sufrimiento en Cruz. Nadie como él se ha metido mejor en la piel de lo que los hombres somos capaces de amar y, al mismo tiempo, nuestras contradicciones que llevan a la muerte del Inocente.
En una Semana Santa vivida de puertas adentro, con el corazón de puertas para afuera, estaremos atentos al dolor de la humanidad, revestida con los ornamentos de la bata médica o de los guantes de aquellos que continúan retirando la basura de las calles para que todo ayude en la batalla.
Una Semana Santa en la que Cristo sigue procesionando por las residencias de ancianos, por los barrios de África en los que comienzan los estragos de la pandemia, por aquellos que perdieron sus seres queridos sin poder despedirlos… En tantas situaciones, hoy Jesús se hace todavía más cercano y sigue llevando la Cruz por incontables lugares.
Me gustaría que esta Semana Santa pudiéramos tener también la mirada de María y Jesús con María: “Era un hijo muriendo que sabía que su madre lo veía” (Cristina Inogés). En nuestra impotencia siempre podemos ayudar al otro: María ayudó al hijo niño en su fragilidad. Al finalizar su vida, el Crucificado sin ningún poder se preocupa de su madre.
Vivamos estos días en comunión, unidos en la oración y en las pequeñas-grandes cosas que hemos de hacer en esta cuarentena pre-pascual.
Fuente: Revista 21. Dibujo: Patxi Velasco FANO – Texto: Fernando Cordero,ss.cc.
Por todos
Mt 26,14-27,16. Jesús vive la cara y la cruz en Jerusalén. A la entrada es aplaudido como un rey y, poco después, abucheado y ajusticiado como un criminal. Jesús vive también la noche oscura de Getsemaní. Siente angustia y una tristeza como de muerte. Las calles de nuestras ciudades y pueblos que hace poco estaban llenas de bullicio y alegría se encuentran ahora vacías. Hoy, como ayer, nuestro mundo sigue atravesado por senderos de cruz. Ahora nos toca romper con muchas cosas, cambiarlas, dejar de hacer o hacer de otro modo. Nos toca construir de nuevas formas. Hagámoslo priorizando a las personas. Trabajemos junto a los que sufren. Seamos testigos de la resurrección en nuestra sociedad y ante nuestros hermanos, especialmente en la cercanía y solidaridad con todas las personas. Aprendamos las enseñanzas de la Pasión y participemos de la Resurrección.
Hay vida y esperanza
Cuando te reciban con vítores y aplausos. Cuando estén encantados de recibirte, disfrútalo. Pero mantén los pies cerca del suelo. Mejor en asno que en caballo.
Cuando te sientes a la mesa, rodéate de los que bien te quieren y de aquellos a los que les falla la manera de amarte, quizá porque no saben ni amarse a sí mismos.
Cuando esperes lo inevitable, busca un sitio apartado en el que puedas mirar a la cara a tus miedos. Puedes ir acompañado pero no esperes que vivan tus tragedias con la misma intensidad que tú.
Cuando la traición te ronde no seas tú quien juzgue el acto. Que ya cada uno recibirá su juicio en función de su corazón y no de sus arrebatos.
Cuando llegue el dolor… Cuando llegue el dolor que sea tu fe la que te calme. Que sepas que nada aquí es eterno y que todo tiene un motivo que rara vez comprendemos.
Antes de cerrar los ojos, perdona. No te duermas con rencor dentro. Porque solo quien se libera perdonando encuentra la paz.
Y cuando se haga de noche. Ya sea la noche más oscura. Recuerda que entrará de nuevo la LUZ por la ventana. Esa que te cegará de tan pura, de tan limpia, de tan blanca… Esa que te recordará que hay VIDA. Que hay VIDA Y ESPERANZA.
Arantxa Toledo Mira