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Pascua Dominical. Eucaristía en Casa y la Parroquia.

La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz explicada por Benedicto XV. El Papa explicó en 2006, unos días después de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, qué sentido tiene que los cristianos celebren una fiesta en torno al lugar que sirvió de patíbulo para Cristo.

La resistencia a dejarse amar

Jn 3,13-17. En este pasaje, se nos revela un amor que no responde a méritos ni a perfecciones: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”. El gesto central no nace de nuestra capacidad de subir hacia Dios, sino de su decisión de descender hasta nosotros. No viene a premiar a los justos, sino a abrazar a los necesitados, a quienes se saben perdidos y no pueden salvarse solos. Esta es la paradoja: el amor más grande no se exige, se ofrece. No se conquista, se recibe.

Además, el texto aclara que la intención de Dios no es condenar, sino salvar. Muchas veces cargamos con la imagen de un Dios que vigila para castigar, cuando en realidad su deseo es liberarnos de aquello que nos destruye por dentro. Creer es, en el fondo, permitir que esa salvación nos alcance, abrirle la puerta al amor que insiste incluso cuando nos sentimos indignos. El verdadero obstáculo no es nuestra fragilidad. Es la resistencia a dejarnos amar allí donde más lo necesitamos.

En la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, confiemos en esa Cruz-farmacia que nos da la salud.

Dibu: Patxi Fano. Texto: Fernando Cordero ss.cc.

Vivir en armonía con la vida que nos rodea – Exaltación de la Santa Cruz, Ciclo C

Vivir en armonía con la vida que nos rodea – Exaltación de la Santa Cruz, Ciclo C. Jn 3,13-17. Amar el mundo es aprender a mirar despacio: reconocer a quien pasa desapercibido, acercarnos a la herida sin exaltarla, y tender la mano que sostiene. La solidaridad no es un gesto grandioso, es hacer sitio: en la mesa, en la calle, en la memoria. Cuando compartimos, lo pequeño se vuelve suficiente y lo frágil encuentra abrigo. Que nuestra vida sea un sí a la tierra que nos alimenta y a las personas que viven al borde. Porque el amor no condena: cuida, levanta y acompaña. Hagamos comunidad.

Fuente: Editorial Verbo Divino (EVD).

¡Misericordia, Señor! Domingo XXIV, ciclo C

Fuente: José Cristo Rey García Paredes.