Jóvenes

Sínodo. Nuevos retos de la Iglesia: más protagonismo para los jóvenes.

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«Escuchar en profundidad, al estilo de Jesús, la voz de los jóvenes y otorgarles un mayor protagonismo en la Iglesia».

Son algunas de las propuestas presentadas en la 5° Congregación General en el Sínodo de los Obispos, que se realiza en el Vaticano.

«Es necesario saber qué Iglesia piensan y quieren los jóvenes; así como asumir actitudes preventivas dando signos de credibilidad, sin los cuales no cambiarán las cosas», es una de las declaraciones reflejadas en el resumen de la 5° Congregación General en relación a los Círculos Menores sobre la primera parte del Instrumentum laboris; en el marco del Sínodo de los Obispos dedicado a los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento vocacional.

Teniendo en cuenta la compleja realidad social que atraviesan los distintos países del mundo, resulta evidente que la mayoría de los jóvenes tiene presencia en el mundo digital. Sin embargo, aunque hay interés por lo religioso y espiritual, ese interés no llega a la Iglesia Católica. En este contexto se perciben tres propuestas centrales que han sido presentadas por los participantes:

– La importancia de escuchar en libertad, de manera empática, sin prejuicios, al estilo de Jesús.

– Los abusos, además de dañar a la Iglesia, van en contra del ser discípulos de Jesús.

– Urge dar protagonismo a los jóvenes, para transformen las estructuras sociales y eclesiales.

Más protagonismo de los jóvenes en la Iglesia

Con respecto a la última prepuesta surge la cuestión sobre qué espacios hay que abrir para que los jóvenes tengan un mayor protagonismo en la Iglesia, fundamentado en el hecho de que «son el sismógrafo de la sociedad».

Teniendo en cuenta el actual aumento de la esperanza de vida, conviene más usar características sociológicas que cronológicas para catalogar la juventud.

Existe una responsabilidad social de cara a ellos, que debe centrarse en la transmisión de la fe, así como reconocer la importancia de la credibilidad del testimonio cristiano de cara a las «futuras generaciones», reflexionando sobre si verdaderamente, seremos capaces, como lo fue primera Iglesia; «de salir a anunciar a Jesús».

Y todo ello, sin olvidar que muchos jóvenes son víctimas de la violencia en las pandillas, el narcotráfico, y la migración forzada como única alternativa de «un horizonte oscuro sin oportunidades».

Los peligros de la «cultura de la pantalla»

Asimismo, los debates de los Círculos Menores se enfocaron en el tema de la cultura digital, cada vez más potente en sociedades que avanzan a ritmos vertiginosos marcados por la modernización tecnológica, que ahora está presente en la vida de los jóvenes, «llenándola de luz, pero también de sombras», como lo es el incremento de la sensación de soledad, el riesgo de una actitud compulsiva hacia la «cultura de la pantalla», una «demencia digital» que implica la incapacidad de concentrarse y comprender textos complejos; así como una «migración virtual» que transporta a los jóvenes a un mundo propio, a veces resultado de la invención; dificultándoles de manera concreta la capacidad natural de sociabilizar, una característica fundamental de los seres humanos.

En este contexto, la presencia de la Iglesia en la Red es esencial para acompañar a los niños, enseñándoles que Internet debe usarse, «sin dejarse usar», es decir; disfrutar de las ventajas que nos ofrece la comunicación online, sin dejarnos manipular por las máquinas y su lenguaje virtual.

Igualmente, no hay que olvidar a los muchos jóvenes «que viven desconectados», que desconocen el funcionamiento de las Redes Sociales y que a menudo viven en zonas rurales sin tener siquiera acceso a la electricidad; ya que «también ellos son fundamentales para la Iglesia».

Abusos: una herida que debe ser abordada con decisión

Otro tema examinado por la Asamblea Sinodal fue el del abuso: una herida abierta en el corazón de la Iglesia, que destruye su credibilidad y que debe ser abordada en profundidad, recuperando la confianza de los fieles, «uno por uno», y sin olvidar lo que la Iglesia ya ha hecho para combatir y prevenir este crimen con el fin de evitar nuevas deficiencias catastróficas.

Además será esencial -afirman las comisiones sinodales – ayudar a los supervivientes de los abusos a «encontrar el camino del perdón y de la reconciliación».

En este sentido, se subraya la necesidad de establecer una mejor articulación de cara a la cuestión de la sexualidad, que debe ser abordada con claridad y humanidad, «sin descuidar el lenguaje teológico».

Luchar por los derechos de los migrantes a nivel internacional

La migración es otro de los temas que despierta mayor interés e inquietud en la juventud del mundo, ya que forma parte de la realidad de tantos chicos y chicas que se ven obligados a abandonar sus tierras para salvar la propia vida y lograr, con suerte; construir un futuro mejor.

Y es también un punto de unión que vincula a los jóvenes con la Iglesia, despertando en ellos el compromiso en el campo de la justicia y la política.

Por esta razón, es necesario aplicar una pastoral adecuada al sector y la implicación conjunta de las Conferencias Episcopales directamente afectadas por este fenómeno; ya que de él brotan también lacras sociales como el racismo, la xenofobia, la discriminación, la trata de personas y la explotación humana en tantos aspectos como el sexual y el laboral.

«Debemos defender la causa de los migrantes a nivel internacional» -concluye el Aula Sinodal- creando canales de legalidad y seguridad: «es importante promover oportunidades en los países de origen y en los países de acogida. No debemos olvidar a las personas desplazadas, a los migrantes internos de las naciones individuales, ni a aquellos que son perseguidos y martirizados en muchas partes del mundo».

Política y valores: un binomio indisoluble

Y en este sentido, es fundamental abrir espacios para la formación social y política de los jóvenes para que puedan comprometerse en la construcción del bien común evitando populismos y radicalismos: «Hay muchos jóvenes con deseo de Dios, que aportan a la vida eclesial y que necesitan alimentarse mediante la participación en procesos y no sólo en eventos esporádicos sin un compromiso duradero».

Es esencial que el pensamiento político de las futuras generaciones vaya «indisolublemente acompañado», por una formación en valores éticos y deontológicos que ayuden a la elaboración de políticas honestas y fuertes capaces de «vencer el gran mal» del sistema económico y social de todos los tiempos: la corrupción.

Una educación sólida, respetuosa e integral

Por otra parte, se habló también de la formación y la educación, «que deben ser sólidas, interdisciplinarias e integrales».

“ Hay muchos jóvenes con deseo de Dios, que aportan a la vida eclesial y que necesitan alimentarse mediante la participación en procesos y no sólo en eventos esporádicos sin un compromiso duradero. ”

Recordando la importancia de las escuelas y universidades católicas -que deben ser valoradas, y no explotadas, ya que pueden formar a los jóvenes en la fe y en la vida cristianas-, se reitera que la enseñanza es una de las principales tareas de la Iglesia y que a menudo, ante fenómenos como el fundamentalismo y la intolerancia; la mejor respuesta es precisamente la promoción de una educación en el respeto y el diálogo, tanto interreligioso como ecuménico.

Transmitir la Fe en familia

La cuestión de la formación pasa también por el desafío de una adecuada pastoral familiar, que ayude a la transmisión de la fe entre las diferentes generaciones.

Hoy, en efecto -expresa el Sínodo-, la familia atraviesa una fase de crisis, debido a su deconstrucción y al debilitamiento de la figura paterna. 

“ Es esencial que el pensamiento político de las futuras generaciones vaya indisolublemente acompañado, por una formación en valores éticos y deontológicos que ayuden a la elaboración de políticas honestas y fuertes capaces de vencer el gran mal del sistema económico y social de todos los tiempos: la corrupción. ”

Los adultos, en general demasiado individualistas, no ayudan a la percepción de la Buena Nueva entre los jóvenes, ni a la transmisión de la fe; no porque les falte interés sino porque, muchas veces, no han sido preparados para ello. En cambio, es responsabilidad de cada creyente acompañar a los jóvenes a un encuentro personal con Jesús, porque ellos se construyen a sí mismos a partir de lo que reciben en la familia.

Por eso, la Iglesia, «familia de familias», debe ofrecer a los jóvenes una verdadera experiencia familiar, en la que se sientan acogidos, amados, cuidados y acompañados en su crecimiento, en su desarrollo integral y en la realización de sus sueños y esperanzas.

Propuesta de mensaje para los jóvenes

Y adaptándose a los nuevos códigos de comunicación digital, tan bien conocidos y manejados por los jóvenes, varios grupos de coloquios han propuesto que se envíe un mensaje desde el Sínodo a los jóvenes, que tenga un «estilo narrativo adecuado para llevarles la esperanza cristiana con palabras proféticas que hablen de la mirada de Dios sobre la juventud».

“ Por eso, la Iglesia, familia de familias, debe ofrecer a los jóvenes una verdadera experiencia familiar, en la que se sientan acogidos, amados, cuidados y acompañados en su crecimiento, en su desarrollo integral y en la realización de sus sueños y esperanzas ”

En esta perspectiva, también se sugiere el uso de las Redes Sociales para difundirlo, de manera que los chicos y chicas no sólo tengan acceso a un texto escrito, sino también a vídeos e imágenes.

Fuente: Vatican newsSofía Lobos- Ciudad del Vaticano.

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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