La buena música es atemporal.
Su contacto con la música llegó tarde, pero su carrera como músico ha sido meteórica. El tenor granadino ha pisado los principales teatros de ópera del mundo, desde el Teatro Real al Metropolitan de Nueva York, pero decidió cambiar el rumbo de su carrera para acercar la música clásica a una audiencia más amplia. “El problema es que no hemos sabido cómo llegar al público contemporáneo, los auditorios están muy envejecidos”, se lamenta Zapata.
Este inusual tenor se ha renovado como director de orquesta y monologuista en espectáculos sinfónicos irreverentes en los que une el humor, con la música clásica y contemporánea. Cree en lo que hace y llena auditorios en base a un concepto sencillo: “La buena música es atemporal y no responde a clichés o catalogaciones estilísticas, simplemente es buena música”. ‘Tango mano a mano’, ‘Concierto para Zapata y Orquesta’ o ‘From Bach to Radiohead’, son algunos de los títulos de sus espectáculos. Montajes que tienen la música clásica como protagonista, pero desde un planteamiento poco habitual, liberada de los corsés y los tópicos que, según él, a menudo la envuelven.
Fuente: Aprendemosjuntos.elpais.
La música y su increíble poder de hacernos sentir más cerca de Dios
¿Quién podría imaginar una vida sin música? Ese arte nos rodea constantemente y su influencia en nuestras vidas tiene alcances inimaginables. La música está presente en diversos momentos y bajo distintas formas. Nos encontramos con ella en el auto, en el bus, en el celular, en la oficina, en el computador, en las tiendas, en las fiestas, en las celebraciones, en las Iglesias, en los conciertos, en la televisión, en las redes, en las calles, etc.
Se podría decir que para la mayoría de las personas la música es indispensable y vital. Por lo mismo, podemos cultivar una relación con ella y permitirle transformar los momentos cotidianos de nuestras vidas llenándolos de sentido y de color, y acompañar nuestros momentos más especiales.
Como dice el tenor José Manuel Zapata en el video de la serie «Aprendemos juntos» del BBVA, que te presentamos a continuación, la música, considerada desde sus manifestaciones sonoras más elementales, nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. Los sonidos llegan a nuestra vida desde muy temprano y, sean naturales o artísticos, se vinculan con experiencias personales convirtiéndose luego en un camino privilegiado para los recuerdos más significativos.
Eco del misterio divino
Este video nos lleva a reflexionar en torno a la música y, en consecuencia, a la belleza. Los sonidos, como forma pura, cuando se presentan de manera armónica y melodiosa, irrumpen en el tiempo y el espacio generando una manifestación de belleza, que es eterna. Se podría decir que, cada vez que suena una música verdaderamente bella, se oye el eco del misterio divino.
Para desarrollar estas afirmaciones en términos cristianos podemos pensar que, como nos dice la Revelación, si Dios crea todo por medio de su Palabra, participando su ser, que es Amor, entonces, siguiendo la analogía, podríamos decir, como lo insinuaron Tolkien y Lewis en sus obras literarias, que todo el mundo es fruto de un canto y música hecha realidad. Y esa música está estrechamente vinculada, como si de maneras de nombrar lo mismo se tratara, con la belleza y el amor.
Cultivar una relación con la música
Como señala Zapata, podemos notar lo importante que es para la persona humana cultivar una relación con la música desde sus primeras etapas de formación y a lo largo de toda la vida. ¡Cuánto humaniza la buena música! ¡Cuánto bien hace a las personas entrar en contacto con lo más bueno, bello y verdadero de ellas mismas, del mundo y de la vida en general!
Pero, si hacemos el ejercicio de hablar sobre la vida en términos musicales, no solo sería importante lo dicho, correspondiente a una dimensión de escucha, sino también otra dimensión complementaria de canto. El tenor que expone en el video, señala que la voz es lo más potente, pues junta en sí el sonido y la palabra, algo que ningún instrumento puede hacer. Si poseemos esa capacidad, ¡cuántas composiciones hermosas podemos ir creando con nuestras palabras cotidianas! Y no solo las palabras, sino todas las acciones de una existencia contemplada a través de un prisma poético, es decir, creativo y estético.
Como conclusión de la reflexión, si sintonizamos con la música que es fuente de la realidad, la Palabra creadora, entonces podemos afinarnos y nuestra vida puede convertirse en una canción para los demás y para Dios.
Fuente: catholic-link.com