Ha fallecido la más emblemática cantante de ópera española, y una mujer de gran fe.
A mí me gusta servir a la música.
Acaba de fallecer Montserrat Caballé, un icono del bel canto español y una mujer que no dudaba en expresar públicamente su fe y amor a la Virgen María. Durante su dilatada carrera operística interpretó muchas obras de música sacra. Vale la pena volver a escuchar el extraordinario Padrenuestro con que deleitó a Benedicto XVI durante el Encuentro Mundial de las Familias 2006 en Valencia (España), compuesto por Jose María Cano, uno de los miembros del mítico grupo pop Mecano.
La famosa soprano española ha cantado como nadie el Ave María. Era una mujer de fe fuerte y de profundo amor a la Virgen. “Cantando La Vierge o Marie-Magdeleine, de Jules Massenet, o algún otro oratorio simbólico… es casi como si experimentases el dolor profundo de la Madre de Dios”.
Fuente: Aleteia.
Es la cantante lírica española más internacional y longeva, clave en la supervivencia de la ópera en España en los años 60 y 70.
Montserrat Caballé, la soprano con oxígeno infinito a la que nada le daba miedo.
De procedencia humilde, fue una estrella internacional durante casi medio siglo. «Asumía riesgos sin parar», desde la ópera a un dúo con Freddie Mercury.
Fuente: El Español.
Su canción para Barcelona 92 con Freddie Mercury la convirtió en un icono más allá del bel canto. También presentamos dos reportajes que publicó RTVE:
Doña Montserrat Caballé, soprano, Premio Bravo de Música 2013.
«Mi relación personal con Cristo es muy íntima. Por eso, rezo en silencio.»
Doña Montserrat Caballé es una de las artistas españolas más respetadas y admiradas dentro y fuera de nuestro país, y es considerada por la crítica musical como una de las mejores sopranos del mundo. A sus 80 años, ha actuado en los más afamados teatros y auditorios de los cinco continentes, ante millones de personas e incluso ante los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sin embargo, y aunque bien podría haber caído en la altivez y en la soberbia que han sufrido otras ilustres divas del bel canto, la soprano catalana se ha caracterizado siempre por su naturalidad y su sencillez, nada impostada. Quizá porque nació en el seno de una familia humilde; o porque sus padres le inculcaron la fe en Dios que ella vive íntimamente y que ha querido transmitir a sus dos hijos; o porque a través de la música se ha acercado muchísimas veces al Creador, y ante Él, «no hay sitio para adulaciones». Ahora, la Conferencia Episcopal Española le ha concedido el Premio Bravo de Música 2013, y aunque no podrá recoger el galardón en persona, a causa de un pequeño percance doméstico, ya ha mostrado su agradecimiento a la organización
La Conferencia Episcopal Española le ha otorgado el Premio Bravo, «por su servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos». ¿De qué forma ha intentado vivir esos valores evangélicos en su trabajo, en su familia y con sus amistades?
Con el amor y la fuerza que me da la fe en Dios, y, por tanto, la fe hacia todo ser humano.
El mundo del espectáculo es, en ocasiones, un ambiente hostil para vivir la fe. ¿Le ha resultado difícil expresar su fe, a lo largo de su trayectoria?
La fe se lleva dentro. Así que, viviéndola así, no es difícil mantenerla ante cualquier situación o adversidad.
Usted ha sido aclamada, reconocida y admirada tanto por el público como por la crítica, y en todo el mundo. ¿Cómo se lucha contra la tentación de la vanidad, cómo se logra ser humilde, cuando el mundo adula y alaba (incluso, y sobre todo, cuando esa alabanza se hace con buena intención y con toda justicia)?
El saber que has cumplido con tu misión, el saber que has servido con la verdad al genio Creador, que en este caso se presenta a través del genio creador del compositor, te llena el espíritu de tanta felicidad que, en realidad, no deja sitio para alabanzas ni para adulaciones.
Usted ha cantado delante de Juan Pablo II, en 1982, y delante de Benedicto XVI, en 2006. ¿Le gustaría cantar delante del Papa Francisco, ahora que se habla de un posible viaje del Santo Padre a España, con motivo del centenario de santa Teresa?
En aquellas dos ocasiones, delante de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, sentí una emoción muy grande al cantar. Así que, lógicamente, si pudiera, también me gustaría poder cantar para el Papa Francisco.
¿Son la música y el arte un camino para acercarse a Dios?
Quizá. Pero es que yo creo que el hecho de estar al lado de Dios no necesita caminos.
Usted siempre ha defendido la importancia de la familia. Sin embargo, su trabajo le ha obligado a trabajar muchas horas y a viajar mucho. ¿Cómo ha podido cuidar su matrimonio y ocuparse de la educación de su hija, con esa circunstancia tan complicada?
La influencia y el ejemplo de mis padres en mi vida y en mi fe ha sido total. Por eso, yo también he intentado combinar los viajes profesionales con mi vida familiar, sin descuidarla.
Decía san Agustín que «el que canta, ora dos veces». ¿Ha llegado a rezar, a entrar en presencia de Dios, al cantar alguna composición, bien durante los ensayos, bien durante una actuación?
Sí, sobre todo con el oratorio La Vierge, de Jules Massenet. Ésa es la pieza que más me emociona y conmueve, la que más me ayuda a sentir a Dios.
Y además de cantando, ¿cómo reza Montserrat Caballé?
Mi relación personal con Cristo es muy íntima. Por eso, rezo en silencio.
Algunas personas critican a la Iglesia tachándola de oscurantista u opresora. Sin embargo, pocas aportaciones artísticas a lo largo de la Historia pueden compararse a la que ha llevado a cabo la Iglesia, desde la música sacra a innumerables obras de todas las disciplinas artísticas. Como artista, ¿cómo valora el legado cultural del cristianismo?
Bueno, yo considero que el legado cultural más importante y relevante del cristianismo es, ante todo, la fe. El arte que nace de la fe es el mayor arte que existe, y también es el mejor para que la Iglesia siga conduciendo a sus rebaños al encuentro de Dios.
Fuente: Alfa y Omega. José Antonio Méndez.