Itinerarios formativos.
Itinerario 1: Primer anuncio. Xavier Morláns.
«En el primer anuncio nos jugamos la esencia del cristianismo».
El itinerario «Primer Anuncio» del Congreso de Laicos «Pueblo de Dios en Salida» ha comenzado con la ponencia de Xavier Morlans, profesor de la facultad de Teología de Cataluña. Morlans ha explicado que el primer anuncio (PA) designa una realización específica de la sacramentalidad o eficacia de la Palabra de Dios«como generador encuentro con Jesús y realimentador de esa vida». Un encuentro al que el mismo San Pablo se refirió cuando en su Carta a los cristianos de Roma dice «que no se avergüenza del evangelio que es fuerza para que se salve todo el que cree porque en el se manifiesta la fuerza de Dios a través de una fé en continuo crecimiento».
«Kerigma es el nombre en griego que recibe en los sinópticos, que significa pregón o proclamación, que aunque no ha tenido éxito histórico, en su uso encaja en el sentido que el Papa Francisco hace del término en su Evangelii Gaudium y en todo su magisterio». «Primer anuncio y Anuncio son términos sinónimos que Francisco utiliza y deja claro que se refieren al corazón del Evangelio o la Palabra o el mensaje cristiano».
Morlans ha profundizado entre la diferencia del PA con otras formas de catequesis o del discurso teológico «se trata de una propuesta breve y concentrada, ofrecida al hilo de la vida y en un contexto de amistad y de diálogo, una palabra que invita a realizar lo que dice: “Cristo vive, déjate encontrar por El, déjate salvar por El”». Esta llamada tiene la capacidad de poner as la persona y a la comunidad en Su presencia «aquí y ahora», no sólo para imitar a Jesús como ejemplo del pasado sino «dejando que el Espíritu Santo cree un vínculo afectivo-cognitivo con El». Es así una respuesta actualizada a la llamada siempre nueva de Dios, por lo que el cristianismo más que una aplicación directa e inmediata de principios doctrinales o reglas morales, «es un discernimiento constante de la voluntad de Dios».
El profesor ha querido insistir en que el El PA es inseparablemente un contenido, «Jesús te ama, dio su vida para salvarte y ahora está vivo a tu lado cada dia para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte» y se puede añadir que «espera tu respuesta». Es acontecimiento (proponer dicho contenido a alguien), y es forma (intención de llevar el corazón del Evangelio al corazón del interlocutor). «Además tiene una dimensión social indudable porque ahí está la vida comunitaria y el compromiso con los otros. Tiene una inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad».
En su ponencia en la sala plenaria, donde había más de 500 congresistas, Morlans ha destacado cuatro líneas de actuación:
1. Puerta de entrada más normal para acceder a la experiencia cristiana
2. Fundamento permanentemente activador de toda la vida cristiana, el “leitmotiv” de la fe como vida en/con Cristo.
3. El Criterio para discernir y establecer la jerarquía de las verdades dogmáticas, catequéticas y morales.
4. La forma de vivir y proponer la vida cristiana.
Además, ha dado las claves para reintroducir el PA en la pastoral ordinaria católica son necesarias varias conversiones:
- «Conversión intelectual»: no toda acción es necesariamente consecuencia de un pensamiento. Francisco dice que la realidad es más importante que la idea pasa por encima de tanta discusión filosófica del s. XX en sentido contrario. El inicio y la maduración de la vida cristiana dependerían de la claridad de unas ideas previas.
- «Conversión teologal». El PA tiene su máxima realización y eficacia en el sacramento pero a la vez tiene una realización germinalmente eficaz fuera de la liturgia, en la vida cotidiana.
- «Conversión pastora». Hay que superar el «se evangeliza más con hechos que con palabras» y sustituirla por «se empieza a evangelizar con hechos y cuando llega el momento con la Palabra».
Para concluir, ha elevado el redescubrimiento del laicado como principal protagonista del PA en los ambientes cotidianos. «El laico como sacerdote, profeta y pastor» y el PA «como parte del ejercicio del profetismo laical». Francisco, ha dicho, «insiste en redescubrir el laicado como comunicador del Anuncio cristiano, no solo en su papel de transformador de la realidad con su compromiso operativo y con su ejemplo de vida». No olvidemos, ha finalizado, que «el laicado es hoy la mayor red evangelizadora en el día a día».
Itinerario 2: Acompañamiento. Un servicio de la Iglesia. Cova Orejas.
Covadonga Orejas, religiosa Vedruna del equipo Ruaj, ha animado a que «la incorporación de laicos, religiosos y seglares, varones y mujeres, en el acompañamiento, visibilice de forma real el reconocimiento de este ministerio». Lo ha asegurado durante la conferencia inicial del itinerario de acompañamiento, uno de las cuatro líneas sobre las que se desarrolla el Congreso de Laicos. El equipo Ruaj es un proyecto vedruna que pretende «abrir espacios para la comunicación y el encuentro».
En su charla, Orejas ha defendido que «la Iglesia necesita de la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario». De todos los elementos que pueden encontrarse en el acompañamiento, ha destacado tres: llegar al crecimiento pleno, anunciar a Jesús, y alentar la Vida, así, con mayúsculas.
Sobre el acompañar en el crecimiento, Orejas ha comunicado que «significa, entre otras cosas, que las personas se desarrollen en lo posible, que tomen decisiones lúcidas acordes con la vocación de cada uno».
La religiosa experta en acompañamiento ha calificado de «indispensable» la recuperación del acompañamiento espiritual en la conclusión de su charla. «No solo para los creyentes que buscamos vivir la vida a la luz de la fe, sino también para el conjunto de la Iglesia y de nuestro mundo», ha añadido.
Los acentos del acompañamiento según el contexto
Orejas ha destacado también cuáles pueden ser las claves de las diferentes líneas de acompañamiento: para la iniciación cristiana, el discernimiento vocacional y la increencia, aseguró que «vivir en clave de misión es la propuesta». Ha añadido una invitación a «formar comunidades cristianas que acogen y acompañan, que tienen como prioridad atender a los últimos».
En relación al acompañamiento para familias, jóvenes y escuela, Orejas ha destacado que «hace falta favorecer procesos en los que, aquellos a quienes acompañamos en el crecimiento, encuentren nuestra mediación, lo que hemos llamado pan, palabra y proyecto».
Otro conjunto de líneas es el de las situaciones de sufrimiento, precariedad y vulnerabilidad. Sobre el acompañamiento en estas realidades, Covadonga Orejas ha dicho que «la clave para acompañar y no abandonar en estas situaciones es hacer con otros, tender la mano y contar con, no hacer por». Una actitud que «nos pide despojo, aprender una gestión de emociones que no se improvisa».
Se ha detenido en el arte, la ciencia y la pedagogía, otras tres líneas que se trabajan en este congreso. «Repensar el acompañamiento mismo, en los contextos de hoy, requiere revisar lo que supone vivirlo en cada ámbito», ha afirmado.
Itinerario 3: Procesos formativos. «La formación de los laicos para ser Iglesia en salida». Gabino Uríbarri sj.
El itinerario de procesos formativos, en el Congreso de Laicos Pueblo de Dios en salida, contó con la ponencia del profesor Gabino Uríbarri SJ, de la Universidad Pontificia Comillas y miembro de la Comisión Teológica Internacional. Tras recorrer las afirmaciones que realiza el Instrumentum Laboris sobre esta cuestión, recordó que «todos necesitamos formación para ser Iglesia en salida» y que «esta formación ha de ser personalizada, según las circunstancias personales y el campo de misión». Entre las pistas que ofreció para ayudar a un discernimiento que personalice el tipo de formación necesario, destacó: el silencio, la oración, la lectura, revisión de vida y contraste, discernimiento, la formación permanente, eclesiál, profética y personal.
Gabino Uríbarri recuerda que en los procesos formativos es necesario el silencio, la oración y la revisión de vida.
Silencio
«Necesitamos silencio. Todos. Sin silencio no hay profundidad. No hay encuentro con uno mismo. No hay encuentro con Dios. En una sociedad de la prisa, de la aceleración, del estrés, de la angustia, del bombardeo continuo, el silencio es fundamental. ¿Tengo espacios regulares y suficientes de silencio?».
Oración
«Sin oración, sin relación con Dios, la fe se vuelve mortecina, no se renueva, se refresca, sino que se apaga. La oración incluye el silencio, pero no es solo silencio. En la oración cristiana la frecuentación de la Palabra de Dios, de diferentes formas, lectio divina, liturgia de las horas, contemplación, meditación, habrá de ocupar un espacio significativo. Junto con la Palabra de Dios los sacramentos, celebraciones eclesiales de la fiesta de la fe».
Lectura
«Las lecturas amplían y enriquecen mi mundo. Me ponen en contacto con grandes creyentes, que me animan y sirven de estímulo. Me proporcionan conocimientos que me ayudan a creer mejor, más consciente, más profundamente. Me ayudan a entender mejor la Escritura, los diversos artículos del credo o de la doctrina cristiana, la postura de la Iglesia en temas morales. Sin lectura, un programa de formación está cojo. Hemos de leer los principales documentos del papa y del magisterio; acerca de los temas candentes de nuestro tiempo; acerca de nuestra fe. Me impresionó mucho la tesis de un teólogo pastoral alemán con mucha experiencia. Decía, «contra tibieza, lectura espiritual». Sin leer no vamos a evangelizar la cultura».
Revisión de vida y contraste
«La formación es una empresa personal, desde luego, pero también comunitaria. La mirada desde fuera me contrasta, interpela, completa y complementa lo que yo veo. Por eso, los procesos de revisión de vida, de contraste en dirección espiritual o del modo que sean ayudan no solo a descubrir engaños, carencias, deficiencias y perezas. También espolean y son acicate, enriquecen y amplían el horizonte».
Discernimiento
«La clave está en el discernimiento, que orienta mi vida como misión. No se trata de saber más por prurito, sin que eso sea de por sí negativo. La curiosidad intelectual, en general, y sobre nuestra fe, en particular, es un elemento positivo. Sino de qué formación necesito para ser apóstol, para anunciar a Jesucristo, para vivir mi fe de modo maduro, para transformar según el evangelio la realidad en la que vivo. Hemos de estar atentos a generar una sana ecología de crecimiento en la fe y en su dimensión misionera, evitando los dos grandes peligros que nos acechan: un activismo desenfrenado, que amenaza con quemarnos y que solamente transmitamos angustia y estrés; un cristianismo de grupo cerrado y cálido, de «comunidades estufa», que no interacciona con el entorno y no transmite la fe».
Permanente
«Puede haber periodos más intensos de formación, al hacer un curso o prepararme para una misión concreta. Sin embargo, en nuestra sociedad del conocimiento la formación ha de ser permanente. También como cristianos que somos una misión hemos de vivir la formación como un proceso continuo de crecimiento en la fe: en la coherencia con la misma, en su puesta en práctica para la transformación de la realidad, en el conocimiento sapiencial de la misma».
Eclesial
«La formación me hará crecer en sentido de pertenencia, en comunión eclesial. Me pondrá en camino de ser más Iglesia. En este sentido se puede denominar sinodal. La palabra «sínodo» viene de syn: con; y odos: camino. Sínodo entonces significa caminar juntos, escucharnos unos a otros, apoyarnos unos a otros, avanzar juntos. Lo contrario del espíritu sinodal es el francotirador. La misión es individual y comunitaria simultáneamente. La formación nos ha de preparar para realizar tanto la dimensión personal como la comunitaria de la misión de ser Iglesia en salida».
Profética
«La formación ayudará a transformar, mediante signos proféticos, la realidad según el evangelio. No se trata de saber más, sino de ser más y mejores cristianos. Lo cual implica la transformación de la realidad. Esta no se dará sin la conjunción de vida y misión».
Personal
«Finalmente, la formación ha de ser personal, pues su sentido estriba en potenciar mi vida cristiana, mi vocación como cristiano, como bautizado, maduro, adulto, responsable, que anuncia a Jesucristo, como el Señor de su vida, como el tesoro que le colma de alegría».
Fuente: Ecclesia.
Itinerario 4: Presencia en la vida pública: Profetas 3.0. Sanar personas, cuidar vínculos, tender puentes. Agustín Domingo Moratalla.
Agustín Domingo Moratalla: «Nuestra responsabilidad eclesial nos debe impulsar a trabajar codo a codo, laicos y clérigos»
El cuatro itinerario del Congreso de Laicos es el de la presencia en la vida pública, con una reflexión del catedrático de Filosofía Moral y Política Agustín Domingo Moratalla. Para el profesor de la Universidad de Valencia «no vivimos tiempos para el desánimo, la soledad y la resignación ante diagnósticos o lecturas catastrofistas». Ante las 500 personas del itinerario, recordó que «necesitamos un laicado “mayor de edad” que lidera los nuevos tiempos de la nueva Iglesia de una manera coordinada, organizada y profética, dispuesto a ser sal, luz y fermento cultural».
Invitando a legitimar nuestra voz «sin complejos», no solo en el mundo en la vida en general (cultura), sino en las instituciones de la vida pública (sociedad civil) y la vida política (estado), Domingo Moratalla explicó los cuatro frentes que aparecen como desafíos:
a. Comprometernos con la verdad y la libertad en la sociedad de la comunicación,
b. Sanar personas para generar vida en abundancia,
c. Cuidar vínculos para reinventar la familia, el vecindario y la justicia cordial,
d.- Tender puentes para construir espacios de comunicación integral