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Actualidad y desafíos de la Iglesia en España. Luis Argüello, presidente de CEE.

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Disminución de natalidad y matrimonios en España.

Diócesis de Coria-Cáceres. 9 de enero de 2025. Seminario Diocesano. «Actualidad y retos de la Iglesia española», conferencia de D. Luis Argüello dirigida a religiosos, laicos y todos aquellos interesados en conocer más sobre los desafíos actuales de la Iglesia española. Ofrecer una reflexión sobre la situación eclesial y los principales desafíos pastorales, sociales y espirituales que enfrenta la Iglesia en el contexto actual.

¿Cómo podemos evangelizar en España a los ciudadanos?

Esa es la pregunta que se ha realizado Monseñor Luis Argüello en la conferencia que ha impartido en el Seminario Mayor Diocesano de Cáceres sobre los desafíos de la Iglesia en España.

«La Iglesia española se plantea esta reflexión acogiéndose a una experiencia sinodal. En nuestros ciudadanos hay mucha más búsqueda de la que parece. Una de las claves del camino sinodal es la escucha, a través de una propuesta espiritual. Cada persona debe tener un diálogo para los procesos formativos, forma laical o presencia misionera en la vida pública, dando testimonio de Fe a aquellas personas que no conocen a Cristo», indicó Monseñor Luis Argüello.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha querido profundizar sobre la importancia de las instituciones para que «la sociedad perviva en el tiempo y sostenga un régimen democrático», pero apunta a que necesitamos «cristianos confesantes«.

«El individualismo es un virus muy fuerte»

En cuanto a la baja natalidad y la disminución de los matrimonios en España, Argüello ha destacado la razón por la que han disminuido en España: «El individualismo es un virus muy fuerte. Ahora los jóvenes españoles no quieren tener hijos y no quieren comprometerse en el matrimonio. La Iglesia es la propuesta del matrimonio como relación y como familia. La relación nos constituye, nos desarrolla.

El objetivo personal de cada cristiano es «llevar una vida de cristianos anónimos, incorporando el cristianismo a nuestra vida diaria en nuestras relaciones personales, en nuestro trabajo, con nuestra familia y amigos, no solo en la Iglesia. Debemos peregrinar. Peregrinar no a cualquier sitio, sino al Cielo«, puntualizó el presidente de la Conferencia Episcopal Española.

El arzobispo de Valladolid hizo hincapié en la propuesta de la doctrina social de la Iglesia, donde seplantea una idea de la persona, posteriormente a familia, pasando por el trabajo, después a la vida política y culmina con las relaciones internacionales y con una Casa Común».

Fuente: cope.es

«En España ya no se puede dar por supuesta ni la transmisión de la fe ni la iniciación cristiana»

Monseñor Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, se caracteriza por no rehuir el debate y por hablar con claridad meridiana sobre la situación social de España y la necesidad de que la Iglesia dé una respuesta clara ante la crisis que vive la sociedad occidental. Y así lo deja de manifiesto nuevamente en una entrevista que publica la diócesis de Coria-Cáceres, donde acudió Luis Argüello a impartir una conferencia sobre los desafíos de la Iglesia en España.

-La Iglesia tiene muchos retos por delante…

-Sí, por una parte, la Iglesia debe ser fiel a su misión originaria de anunciar el Evangelio y hacerlo desde el testimonio del amor que este conlleva. Esta fidelidad debe vivirse en la novedad de cada momento. En España enfrentamos desafíos enormes como la crisis demográfica y una sociedad secularizada, pero seguimos llamados a anunciar el Evangelio con esperanza.

-¿Cómo afecta la crisis demográfica a la misión de la Iglesia?

-La baja natalidad influye en la comprensión de la vida y de la transmisión de la fe. Durante siglos, esta transmisión fue natural en las familias y en un contexto rural y mayoritariamente católico, con una relación muy singular entre sociedad, Estado, Reino, Corona e Iglesia. Ahora, esa conexión se ha quebrado, y la Iglesia debe proponer de nuevo la fe desde una relación renovada con la sociedad, apelando al matrimonio, la familia y la vocación como pilares fundamentales. Ya no se puede decir que por haber nacido en España sin más se es católico, no se puede dar la conversión por supuesta, ni la transmisión de la fe, ni la iniciación cristiana. Ahí está nuestros grandes desafíos: la Iglesia es familia de familias, pero para ser familia de familias se precisa que estén.

-La Iglesia Española está muy involucrada en temas sociales, como el apoyo a los migrantes o el desastre natural en Valencia. ¿Qué importancia tiene esta labor?

-El Papa Francisco insiste en que el anuncio del Kerigma, de lo esencial del Evangelio, precisa una dimensión social. La Iglesia necesita encarnar su mensaje, reflejando su dimensión social tanto en la vida comunitaria como en el amor concreto hacia quienes enfrentan carencias específicas en su existencia. Este compromiso sigue siendo un testimonio reconocido y valorado, especialmente en los misioneros, en las misiones fuera del país, aunque menos en las realizadas dentro de nuestras propias comunidades. A menudo se espera que la Iglesia se limite al ámbito de la sacristía, aunque la acción social de la Iglesia sí tiene buena prensa, ya sea a través de Cáritas y otras organizaciones como Manos Unidas, que demuestran su implicación en las pobrezas cercanas y en las más distantes respectivamente.

-En 2025 celebraremos el Año Jubilar de la Encarnación. ¿Qué mensaje trae este evento?

-El Jubileo nos recuerda la esencia de la encarnación de Cristo: Dios hecho hombre. Lo celebramos cada año, pero momentos como este nos ayudan a volver a las fuentes de nuestra fe. El corazón humano precisa de los hitos: todos celebramos nuestro cumpleaños y también de vez en cuando hacemos celebraciones especiales. Creo que el corazón humano por una parte es olvidadizo y por otra necesita volver a las fuentes de su Amor.

-¿En España peregrinamos por el desierto o existen signos de esperanza?

-Sin duda hay signos de esperanza siempre. La peregrinación que realiza un creyente se efectúa sabiendo que Jesucristo ya ha resucitado y que siempre va delante de nosotros o en medio o detrás. Aunque atravesamos un ‘viento contrario’, como dice el Evangelio de este 9 de enero, pero él se presenta y les anima. Hay signos reales de esperanza: jóvenes inquietos que buscan en el Evangelio, movimientos eclesiales que revitalizan la fe, convocatorias de oración, y un deseo renovado de experimentar el perdón y la misericordia de Dios. Estas realidades, aunque minoritarias, están abriéndose paso.

-¿Cómo se construyen puentes con otras entidades para transmitir el mensaje del Evangelio?

El corazón humano, aunque herido, está bien hecho y está diseñado para el amor y la entrega. Por eso encontramos puntos de encuentro con quienes desde fuera de la iglesia o a medio camino entre la iglesia y fuera, también buscan construir humanidad, practicar la hospitalidad, la fraternidad, de querer acoger y cuidar de los más débiles. No me cabe duda de que desde ahí hay puntos de escucha mutua, de diálogo y de testimonio que los cristianos vivimos.

-Hemos vivido un Sínodo ¿la Iglesia necesita renovarse constantemente?

Cada año la iglesia nos propone el tiempo de cuaresma como de conversión y nos propone en Pascua a los presbíteros renovar sus promesas sacerdotales y a todos los bautizados renovar las promesas del bautismo. Sí, la Iglesia siempre está en reforma. Esta renovación comienza con el corazón de cada uno, que debe asemejarse cada vez más al corazón de Cristo. No en vano el Papa Francisco acaba de escribir una carta sobre el corazón de Jesús.

Es evidente que en el mundo de hoy existen acentos marcados en varias áreas: la autonomía personal, el protagonismo de la mujer y el deseo de una colaboración colectiva en los asuntos comunes. El Papa Francisco ha llamado a la Iglesia a responder fielmente a lo que el Señor nos pide.

El Sínodo no ha sido solo un evento celebrado en Roma durante dos meses de octubre consecutivos; sino un impulso para adoptar una forma de vivir como Iglesia: un pueblo que camina unido, practicando una corresponsabilidad diferenciada, dice el propio sínodo, para impulsar una comunión misionera.

Esto, en esencia, es profundamente tradicional, pues el Evangelio nos llama a ser uno «para que el mundo crea». Ante el desafío misionero y evangelizador, Jesús nos recuerda que el testimonio de comunión es fundamental. Pero esta comunión no equivale a uniformidad, ya que nuestro modelo es la Trinidad, que celebra la unidad y la diferencia: un solo Dios en tres personas distintas.

Sin embargo, lograr esto requiere esfuerzo, especialmente frente a ciertas inercias, como el protagonismo excesivo de los clérigos y la pasividad de los laicos en la participación en los asuntos de la Iglesia y en el discernimiento para la toma de decisiones. Este desafío pide un aprendizaje constante y un compromiso de caminar juntos en los próximos años.

-¿Cómo afronta la Iglesia Española este cambio de época?

-Primero, debemos reconocer esta gran transformación. El cambio de época desborda los pequeños tiempos, incluso los que abarcan la vida de cada uno. Por eso es esencial situarnos en este contexto más amplio y hacerlo con humildad, conscientes de que estamos llamados a colaborar en un proceso que trasciende nuestra propia existencia.

Además, creo que se trata de impulsar el discernimiento, como mencioné antes, y poner énfasis en cuestiones clave. Entre ellas, el anuncio y la transmisión de la fe, la iniciación cristiana, y la promoción de espacios reales, de comunidades concretas, visibles.

También es crucial fomentar la colaboración entre los distintos ministerios y vocaciones en la Iglesia, así como entre las Iglesias particulares o diócesis. Hoy en día, los asuntos llegan a través de las redes, y lo que ocurre lejos se hace inmediato y presente. Por eso estamos llamados a vivir también una comunión entre las Iglesias.

El propio Sínodo nos ha instado a fortalecer las provincias eclesiásticas como un cauce eficaz para promover la comunión, no solo entre los obispos, sino también entre las diversas iglesias. Este es el camino que deseamos seguir.

Fuente: religionenlibertad.com

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Sacerdote católico y agustino (OSA). Pedagogo, educador, evangelizador digital. Aljaraque (Huelva) España. Educación: Universidad Pontificia Comillas.
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